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En resumen, lo esencial

No puede dejar de admirar el trabajo del ámbar y comprar un poco, dado que el ámbar báltico es uno de los más preciosos del mundo. Es mejor evitar comprarlo en Estonia, donde se extrae muy poco.

Los mejores recuerdos para traer de Estonia son objetos de madera (enebro y abedul), salvamanteles, cerámica, jarras de cerveza e incluso memorias USB con diseños tradicionales. Los objetos de recuerdo de la isla de Saaremaa están hechos de piedra dolomita o madera de enebro, ¡sin olvidar el vodka, la cerveza o el Tallinn Vana!

Lituania es un país donde la música forma parte del folclore local. Prueba de ello son los numerosos festivales que se organizan a lo largo del año dedicados exclusivamente a la música, y al jazz en particular. Comprar discos para alargar el viaje es también una forma de animar a los artistas locales. La ropa y los accesorios de lino también son muy populares.

El oficio

Con sus raíces en el folclore, la artesanía lituana es extremadamente diversa. El ámbar es omnipresente: pulido o sin pulir, montado en joyas, engastado en oro o plata, esculpido, en pinturas, en perlas... Numerosas tiendas venden innumerables piezas de joyería de ámbar de los más variados colores. La artesanía lituana no se limita al ámbar: la cerámica, la talla de madera, la marroquinería, la cestería, el bordado y el tejido de lino son especialidades. La madera tallada y los tótems, las vidrieras, la cerámica artística y las grotescas esculturas de terracota son típicos de Lituania.

Lituania es conocida por sus tejidos de lino. En Vilna se pueden encontrar hermosas prendas y encantadores conjuntos de lino a precios atractivos. En Vilna, diríjase a la boutique Balta Balta. Esta marca reúne a un colectivo de seis diseñadores lituanos que sitúan la naturaleza y sus virtudes en el centro de su enfoque. Los beneficios de la naturaleza se aprovechan y potencian en beneficio de las personas y su entorno, ya sea para la ropa o el hogar. Ya sea para la ropa, los accesorios, la ropa de casa o la decoración del hogar, todos los tintes utilizados son tintes naturales derivados de plantas y procesados con un saber hacer experto. Es un proceso largo y hábil, que implica recoger las plantas en el momento adecuado para obtener los tonos deseados. Los colores naturales se desarrollan pacientemente mediante cocción y sales metálicas, y son mucho más duraderos que los tintes artificiales. En fibras naturales como la lana, en lugar de desteñirse, adquieren incluso tonos más ricos con el tiempo, como la pátina de la madera. Además de los colores, Balta Balta sólo utiliza materias primas (lino, lana, seda o fibras de ortiga) respetuosas con el medio ambiente y la sostenibilidad. En decoración, encontrarás una amplia gama de cojines, mantas, ropa de hogar, cortinas y hamacas. En cuanto a la ropa, hay prendas únicas de gran calidad, como jerseys y sudaderas, vestidos y camisetas sencillas o cálidas de lana merina. Entre los accesorios, hermosos chales y bufandas de lana, lino, seda y lana merina. Y para los más pequeños, magníficos ositos de peluche y sus conjuntos, que te harán volver a sentir como un niño. Además: para pequeñas compras y regalos, Balta Balta ofrece los productos de sus amigos: cosméticos a base de miel (cremas, bálsamo labial), velas de cera de abeja, libros y postales de edición limitada impresos con magníficas ilustraciones, infusiones de bienestar elaboradas con plantas lituanas, etc.

El arte popular también es muy rico, sobre todo en forma de tallas de madera, que encontrará en forma de objetos de recuerdo en puestos callejeros o tótems (que simbolizan divinidades paganas) en el campo.

Laartesanía letona tuvo su apogeo en el siglo XIX con la cerámica de Dranda, y su alfarería sigue siendo famosa hoy en día. Al igual que el tejido y el bordado, la forja también es una tradición letona. La madera y sus derivados se utilizan mucho en el arte popular (muebles, vajilla, decoración, etc.). Las joyas y los bordados que representan los símbolos de la antigua religión animista (el sol, el árbol de Ausra, la cruz del trueno, etc.) son recuerdos llenos de profundos significados vinculados a la identidad cultural letona.

Elarte popular estonio, que floreció en el siglo XIX, es muy rico. También son populares la cerámica, la cristalería y los artículos de cuero. El casco antiguo de Tallin alberga numerosas tiendas de artesanía local. También se ofrecen antigüedades, fotografías antiguas y la música meditativa del gran compositor Arvo Pärt y las grabaciones de canciones finougrias de Veljo Tormis.

Gastronomía y alcohol

La bebida alcohólica más popular en cualquier país es el vodka. La cerveza también tiene muchos fans.

Lituania produce el 90% de la cerveza que consume. No podrá resistirse a Svyturis (pruebe Baltijos, con su fuerte carácter), Utenos o Kalnapilis. No olvide probar el bálsamo local: Žalios Devynerios. Para los golosos, es imprescindible el Šakotis, un pastel asado que recuerda a un árbol de Navidad.

En Let onia, las principales bebidas son la cerveza(alus) y el vodka. Pruebe la bebida nacional de Letonia, el licor negro local: Bálsamo de Riga (Black Balsam o Rīga Melnais Balzams). Si le gusta el pescado, vaya a la sección de conservas a por una lata de espadín ahumado, un pescado pequeño parecido a las sardinas que va bien con tostadas o ensalada de patatas.

En Estonia, a los amantes de las emociones fuertes les encantará el Vana Tallinn, un licor elaborado con ron y especias como la canela y la vainilla. Su receta es secreta desde 1960. Una botella de Vana Tallin es uno de los souvenirs locales que se traen del país. A los amantes de la cerveza les encantarán las de la fábrica Pohjala. El chocolate tiene una fuerte tradición en Estonia, y las cajas de bombones Kalev son siempre una delicia. A menos que le tienten las creaciones de chocolateros artesanos como Anneli Viik.

En Letonia, no se pierda la repostería de Laima. La legendaria marca de confitería nació cuando el fabricante alemán Theodore Rigert fundó la primera fábrica de azúcar en Rīga y le dio su nombre. La empresa recién creada se convirtió rápidamente en uno de los líderes del sector en los países bálticos y Rusia. En 1925, la empresa pasó a llamarse Laima. Desde entonces, la marca Laima se ha convertido en un delicioso sinónimo de dulces, pasteles, chocolate y gofres.