Cuestiones medioambientales

Los mayores problemas medioambientales de Nicaragua en la actualidad son la deforestación, la contaminación agrícola, la minería, la contaminación del agua, la contaminación del suelo y la erosión. Nicaragua es un país con una rica biodiversidad y paisajes impresionantes. Actualmente se enfrenta a una serie de problemas medioambientales que amenazan su viabilidad a largo plazo.

Uno de los próximos grandes proyectos de infraestructuras en el horizonte es un canal de comunicaciones Caribe-Pacífico. Un proyecto de canal interoceánico, para el que se aprobó un presupuesto de 40.000 millones de dólares en 2013, ha quedado en suspenso porque China, que concibió el proyecto por razones geopolíticas y que se había comprometido a financiar gran parte de las obras del canal, restableció relaciones diplomáticas con Panamá en junio de 2018 y, por tanto, ya no ve sentido al proyecto. Nicaragua no tiene ni los recursos financieros ni técnicos para continuar por su cuenta y es probable que abandone este proyecto excesivo.

La deforestación es un problema crítico, que conduce a una pérdida devastadora de los bosques y su biodiversidad asociada. La tala indiscriminada para la expansión agrícola, la extracción de madera y el desarrollo urbano desenfrenado han provocado la pérdida de hábitats naturales y la degradación del suelo. Esto tiene un impacto directo sobre la flora y la fauna autóctonas, además de regular el ciclo del agua y reducir el efecto invernadero. La reforestación y la aplicación de prácticas sostenibles son esenciales para contrarrestar este problema y preservar los valiosos recursos naturales.

La agricultura intensiva y el uso excesivo de productos agroquímicos en Nicaragua han provocado graves problemas de contaminación. Los pesticidas y fertilizantes químicos utilizados en los cultivos se filtran en el suelo y contaminan las aguas subterráneas, afectando a la calidad del agua potable y a la salud humana. Además, los sedimentos y nutrientes arrastrados por la lluvia pueden acabar en ríos y lagos, causando daños irreparables a los ecosistemas acuáticos.

La contaminación del agua es un grave problema que afecta tanto a las zonas urbanas como a las rurales. El vertido de aguas residuales sin tratar en las masas de agua, la falta de sistemas de tratamiento adecuados y la contaminación procedente de las actividades agrícolas e industriales son las principales causas de este problema.

Laerosión del suelo, agravada por la deforestación y las malas prácticas de gestión del suelo, provoca la pérdida de suelo fértil y el aterramiento de las masas de agua. La erosión del suelo reduce su capacidad para retener agua, afecta a la estabilidad de los cultivos y contribuye a la degradación de los ecosistemas.

Cuestiones democráticas y políticas

Seis años después del inicio de la protesta social de abril de 2018 en Nicaragua exigiendo el fin de la dictadura y el retorno a la democracia y la justicia, el régimen de Daniel Ortega intensifica la represión.

El autoritarismo es la tónica dominante en el país y no hay opciones de cambio a corto plazo. El Estado policial domina el aparato represivo y dispone de los recursos económicos para mantener su control. El régimen de Ortega está consolidando un sistema autoritario y totalitario. Las consecuencias para la sociedad nicaragüense son dramáticas. Entre los efectos más significativos están el atraso económico, la migración juvenil, una crisis humanitaria interna y una cultura de miedo, violencia e indiferencia. Desde los sucesos de 2018, al menos 600.000 nicaragüenses han huido del país, principalmente a Estados Unidos y Costa Rica. La mayoría de estos migrantes son perseguidos políticos, periodistas y ciudadanos que se han exiliado por amenazas de muerte, encarcelamientos, campañas de desprestigio e intimidación.

Además, el crimen organizado ha echado raíces y el equilibrio ecológico está en peligro. La historia política del pueblo nicaragüense ha estado marcada casi exclusivamente por regímenes totalitarios. Desde el siglo XX, Nicaragua no ha tenido más de 20 años de historia plenamente democrática.

El reto de la comunidad internacional es proponer una solución, porque los nicaragüenses no pueden resolver esta crisis por sí solos: el miedo, la represión, la violencia, el exilio y la impunidad no les permiten actuar como contrapeso al régimen, y deben reforzarse las sanciones contra quienes facilitan la represión y la corrupción.

Según el informe presentado en marzo de 2023 por el grupo de expertos de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en Nicaragua, las violaciones de los derechos humanos en el país constituyen crímenes contra la humanidad. De hecho, para muchos expertos en derecho internacional, el trato que reciben los presos políticos puede calificarse de acto de tortura en virtud de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La difícil situación y los retos de la juventud nicaragüense

Migración, exilio, trabajo informal y desempleo han sido durante años algunos de los escenarios que ha tenido que vivir la población de Nicaragua, el segundo país más pobre de América, especialmente sus jóvenes, que ven pocas oportunidades de mejora debido al impacto económico de la pandemia de Covid-19 y a la crisis sociopolítica que arrastra este país centroamericano desde 2018, cuando se encuentra en pleno bono demográfico.

La confrontación con el régimen de Daniel Ortega en 2018, uno de los años más históricos de Nicaragua, ha convertido a los jóvenes, especialmente a los estudiantes, en los principales objetivos de la represión selectiva.

Al menos 45 de las 355 personas asesinadas en protestas ese año eran estudiantes secundarios y universitarios, según el registro y documentación de casos de violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).