La familia salvadoreña

El tamaño de la familia, la planificación familiar, el cuidado de los niños, los propios niños y los roles familiares han experimentado una serie de cambios en las últimas décadas. Estos cambios han tenido un impacto directo en el desarrollo de toda la sociedad salvadoreña y de las partes que la componen.

Por ejemplo, la industrialización de las ciudades salvadoreñas, junto con el alto coste de la vida, los problemas sociales, el desempleo, los bajos salarios y el cambio de valores, han transformado la organización y la estructura de la familia.

Hoy, hombres y mujeres posponen el matrimonio hasta conseguir estabilidad laboral, una mejor situación económica y realización y satisfacción personal.

La edad media del matrimonio es más elevada, al igual que la reflexión sobre las implicaciones de un compromiso para toda la vida.

Hoy en día, es más difícil satisfacer las necesidades de una familia numerosa que en el pasado. En consecuencia, las parejas optan por tener menos hijos para asegurarse, en la medida de lo posible, un mejor nivel de vida. Este fenómeno se da sobre todo en las zonas urbanas y en las grandes ciudades. Hace unos años, al salvadoreño medio le gustaba tener varios hijos: 4, 5 o más. Hoy, como en muchos otros países, esto ha cambiado y la norma es tener 1 ó 2 hijos porque el coste de la vida es alto y hay que poder cubrir todas las necesidades de la familia.

El modelo de familia tradicional (padre, madre e hijos) sigue vigente en la sociedad salvadoreña, pero se han producido cambios significativos. Prueba de ello es el creciente número de familias monoparentales, hogares unipersonales y parejas sin hijos, que en conjunto representan un tercio de todas las familias.

una sociedad conservadora

Si le preguntas a un salvadoreño: "¿qué tal?" - ¿cómo están las cosas? - responderán "bien, gracias a Dios". Casi todos los saludos incluyen una referencia a lo divino. Este país tradicionalmente católico ha experimentado en las últimas décadas un considerable aumento de las conversiones a las diversas corrientes del protestantismo, pero también está creciendo mucho el número de no creyentes.

Sin embargo, la sociedad salvadoreña sigue siendo más religiosa en la doctrina que en la práctica ritual, sobre todo en el caso de los católicos.

A pesar de las diferencias que pueden encontrarse entre católicos y protestantes, dominan ampliamente los valores conservadores, ya sea en el ámbito de la penalización del aborto o de las uniones entre personas del mismo sexo. El país tiene una de las leyes más punitivas del mundo en materia de aborto, que es ilegal. Las mujeres pueden ser condenadas a fuertes penas de prisión y se anima al personal médico a denunciar a cualquier mujer que acuda al hospital si sospechan que ha abortado.

A pesar de la retórica oficial del gobierno sobre los actuales niveles de seguridad de El Salvador, un supuesto "país seguro", el aumento de la violencia sexual, psicológica y patrimonial contra las mujeres demuestra que, en realidad, el país ya no es seguro para ellas.

El salvadoreño de hoy

Para entender un país hay que conocer sus tradiciones, su cultura y los rasgos de carácter de su gente, porque forjan las estructuras de la sociedad y nos ayudan a comprender su pasado y su presente.

Los salvadoreños son conocidos por su laboriosidad, alegría y amabilidad.

Al salvadoreño medio le gusta trabajar y ganarse la vida honradamente. En muchos casos, trabajan y estudian por la noche para superarse o conseguir un trabajo mejor.

Roque Dalton es quizá el poeta que mejor ha definido la personalidad salvadoreña. En sus palabras: "Los salvadoreños tienen la capacidad de hacerlo todo, lo saben todo, pero al final no hacen nada".

Afortunadamente, esta descripción no es representativa de todos los salvadoreños, pero sí describe el estado de ánimo y el rasgo de carácter de la sociedad salvadoreña.

La descripción de este salvadoreño, por desgracia, es la más cercana a la realidad. Es una persona que no tiene disciplina y no hace ningún esfuerzo por mejorar su condición personal. Y aunque quiere vivir en un mundo ordenado, hace pocos esfuerzos por adaptarse.

Dalton pinta a un salvadoreño que se acostumbra a vivir con lo que tiene. Un salvadoreño con una frivolidad refinada, pero con grandes sentimientos patrióticos. Llora cuando oye el himno nacional, se pinta la cara de azul y blanco cuando apoya al equipo de fútbol, bebe cerveza salvadoreña porque está orgulloso de ser salvadoreño. Insulta cada vez que habla. Vaya donde vaya, sigue echando de menos El Salvador.

Los salvadoreños saben reírse de sus problemas, incluida la muerte. También son muy expresivos y les encanta reír y hacer bromas.

Por desgracia, a menudo no se toman en serio los problemas, tienen grandes expectativas pero no hacen mucho por obtener resultados.

Los salvadoreños son gente muy amable y acogedora. Les gusta charlar y hacerse "amigos" de los turistas que visitan el país. También son muy respetuosos y siempre intentan que te sientas como en casa.

Otra característica de los salvadoreños es su pasión por la música y el baile. Si tiene la oportunidad de asistir a una fiesta salvadoreña, no dude en bailar y disfrutar al ritmo de la música. Los salvadoreños son muy buenos bailarines en general.

Otro aspecto interesante de los salvadoreños es su amor por la comida. Comen a todas horas y están muy orgullosos de su cocina, les encanta compartir sus recetas y enseñar a los turistas a cocinar algunos de sus platos típicos.

Como autora de este texto, diría que para mí los salvadoreños son como adolescentes con todas las cualidades y defectos de la adolescencia.