La población en cifras
En El Salvador, la tasa de natalidad era de 16,03 ‰ en 2021, el número medio de hijos por mujer era de 1,8 y la esperanza de vida de 70,75 años.
La tasa de alfabetización es del 90% de la población y del 98,50% entre los jóvenes menores de 20 años.
La diáspora salvadoreña está formada por cerca de 1,6 millones de emigrantes, lo que representa el 25,5% de la población del país, si sólo se tienen en cuenta los salvadoreños legales, pero hay más de tres millones de salvadoreños en Estados Unidos, la mayoría de ellos ilegales. Canadá, Italia, Suecia, Australia y España también cuentan con importantes comunidades salvadoreñas. Gran parte de las divisas que entran en El Salvador se deben a las remesas que los emigrantes envían a sus familias. Representan más del 17% del PIB.
Según Barómetro de las Américas, el 32% de los salvadoreños quiere emigrar en los próximos tres años. El fenómeno es aún más frecuente entre los jóvenes. La principal motivación de la emigración es económica, pero los expertos creen que no se puede descartar la violencia estatal y la persecución.
El Salvador cuenta con 43.000 inmigrantes, que representan el 0,68% de la población del país. La inmigración a El Salvador procede principalmente de Honduras (28%), Guatemala (22%) y Nicaragua (19%).
Las poblaciones autóctonas de El Salvador
La población indígena de El Salvador representa menos del 1% de la población del país, es decir, entre 60.000 y 15.000 personas. La cultura de los pueblos indígenas de El Salvador se enfrenta a una situación de supervivencia, ya que los valores y normas culturales a menudo se consideran meros aspectos folclóricos, sin que se valoren o mantengan como parte de la riqueza de la sociedad salvadoreña.
Entre los diversos pueblos indígenas de El Salvador se encuentran :
Los Cacaoperas. Los cacaoperas se distinguen por su propia lengua materna, hoy extinta. Esta lengua pertenecía a la familia lingüística misumalpa. Llegaron a El Salvador entre los siglosV y VII d.C. y se asentaron en el este del país. Desgraciadamente, su lengua desapareció en 1974, con la muerte del último cuspeño que hablaba el dialecto. Sin embargo, los yacimientos arqueológicos permiten comprender mejor su modo de vida y sus costumbres.
Los lencas. Considerada una de las civilizaciones más importantes de El Salvador, los lencas hablan una lengua perteneciente al grupo lenca. Florecieron en el periodo preclásico, entre el 2500 a.C. y el 200 d.C., organizados como un imperio dividido en señoríos. El yacimiento arqueológico de Quelepa se considera actualmente el principal asentamiento lenca.
Los pipiles. Llegados a El Salvador a mediados del siglo X tras una migración masiva de indígenas náhuatl procedentes de México, los pipiles construyeron sus asentamientos en Izalco, en la Sierra Apaneca y en la Costa del Bálsamo. Formaron una etnia organizada política y socialmente, conservando sus costumbres, entre ellas la lengua náhuatl, que algunos pipiles aún hablan. El yacimiento arqueológico de Cihuatán es testigo de su antigua herencia.
El pueblo xinca. El pueblo xinka, el más pequeño de los pueblos indígenas de El Salvador, es conocido por su lengua propia, que no pertenece a ningún grupo lingüístico. Aunque tienen una pequeña presencia en El Salvador, la historia hace referencia a su resistencia durante la conquista de Pedro de Alvarado. En la actualidad, la lengua xinca es hablada por unas 200 personas, principalmente en Guatemala.
Los chorotegas. Menos presentes y numerosos entre los pueblos indígenas de El Salvador, los chorotegas llegaron al país a finales del siglo VI, se asentaron en el este y hablaban chorotega, emparentado con el náhuatl. Su número disminuyó, lo que provocó la pérdida de su dialecto y de muchas de sus costumbres.
Los mayas chortís. Repartidos entre los municipios de Tejutla, Citalá y Nueva Concepción, los mayas chortís comparten ciertas costumbres con los pipiles. Aunque el dialecto chortí es conocido por los miembros de su etnia, generalmente no se habla en público y se considera una lengua doméstica.
Los mayas poqomanes o poqomam. Repartidos entre Guatemala y El Salvador, los mayas poqomanes o poqomam hablan poqomam. Antes de la llegada de los españoles, eran prósperos y construían vastos asentamientos de caña de azúcar, adobe y paja. Sin embargo, tras la invasión pipil, se vieron obligados a abandonar sus tierras con el paso del tiempo. Su economía se basaba en la producción de artesanía, alfarería, arcilla y agricultura, entre otras cosas. Estos pueblos indígenas de El Salvador, aunque se enfrentan a desafíos, han contribuido significativamente a la historia y la diversidad cultural del país.