24 The Eye Film Institute. © posteriori- shutterstock.com .jpg

Historia del cine holandés

La historia del cine en los Países Bajos comenzó el 15 de julio de 1896 con la primera proyección del cinematógrafo, organizada por el feriante Christiaan Slieker en Leeuwarden. Aunque la historia ha olvidado de qué trataba esta primera película, se sabe que también fue Slieker quien, unos meses después, proyectó la primera película de ficción holandesa dirigida por un tal M.H. Laddé. Gestoorde hengelaar o El pescador trastornado (1896) es una comedia con dos conocidos actores de teatro. Desgraciadamente, la película se considera perdida a día de hoy, pero si es usted un nostálgico del cine mudo, puede descubrir gratuitamente en Internet los rastros del primer largometraje holandés, De Levende Ladder, o La Escalera Viviente, de Maurits Binger y Louis H. Chrispijn (1913). Esta película perdida, que cuenta la historia de un amor prohibido entre un payaso y una joven de pueblo, también puede verse hoy en una reconstrucción en inglés, restaurada en el Eye Film Institute. No fue hasta los años 30 cuando surgieron las primeras grandes figuras holandesas del séptimo arte, y más concretamente del cine documental. El más conocido es sin duda Joris Ivens. Un director que, en la época de los documentales del belga Henri Storck o del alemán Walter Ruttmann, proponía también un cine urbano y comprometido, celebrando el progreso y cuestionando al mismo tiempo los cambios sociales provocados por la era industrial. Con cortometrajes como De Brug (1912), Regen (1929) y Misère au Borinage

(1933), codirigido con Henri Storck, Joris Ivens se convirtió en uno de los grandes defensores del cine como arma de rebeldía y lucha. Sus películas gozaron de gran popularidad y siguieron teniendo una carrera internacional hasta los años 80, antes de recibir un León de Oro por su obra en 1988 en Venecia.

Al mismo tiempo, Paul Verhoeven, frustrado por la creciente censura y a pesar del éxito de sus películas Turks Fruit (1973), Spetters (1980) y De Vierde Man (1983), decidió emigrar a Estados Unidos. Allí encontró el éxito internacional con RoboCop (1987), Total Recall (1990) y, por supuesto, Instinto básico (1992) con Sharon Stone en el papel principal. Entre los éxitos más recientes del que posiblemente sea el cineasta holandés más seguido del mundo se encuentran Elle (2016), con Isabelle Huppert, y la recién estrenada Benedetta

(2021), con Virginie Efira y Lambert Wilson, que causó sensación en el Festival de Cannes. Junto a esta gran figura, otros artistas también han dejado su huella en la historia del cine nacional. Dos directores y una directora han ganado el Oscar a la mejor película extranjera: Fons Rademakers por De Aanslag o El asalto en 1986, Marleen Gorris por Antonia y sus hijas en 1996 y Mike Van Diem por Karakter en 1998. Más recientemente, el cineasta de animación Michael Dudok de Wit fue el primer holandés en ganar un César y luego un Oscar al mejor cortometraje de animación por sus películas El monje y el pez (1996) y Padre e hija (2000). Su largometraje La tortuga roja (2016) fue coproducido con los estudios de animación japoneses Ghibli, dando como resultado una película muy poética y hermosa. Por último, no olvidemos a Anton Corbijn, quien, tras fotografiar a las estrellas de rock británicas para el periódico New Musical Express, ha dirigido numerosos vídeos musicales para Depeche Mode, entre otros. Es más conocido por su largometraje de 2007 Control, una película biográfica del cantante de Joy Division, que se presentó en Cannes ese mismo año.

Algunos momentos de Hollywood en los Países Bajos

Ámsterdam ha encantado a productores y turistas por igual en las últimas décadas. Desde Sean Connery a Brad Pitt, pasando por Scarlett Johansson o George Clooney, todos ellos han hecho escala en la ciudad para rodar algunas escenas memorables. Sean Connery interpretó a James Bond en Los diamantes son para siempre (1971). En la película, se le ve en los alrededores del Magere Brug, a lo largo del canal Amstel, antes de dirigirse al 36 Reguliersgracht, la casa que sirve de fachada al piso de Tiffany Case, una de las chicas Bond recurrentes en la saga. Para meterse en la piel de Brad Pitt, George Clooney y todo el reparto de Ocean's Twelve (2004), diríjase al Pulitzer Amsterdam en el Prinsengracht o al Kattenkabinet, y a lo largo del Herengracht. Si sale de la capital, la estación de tren de Haarlem y el ayuntamiento de La Haya también se utilizaron como platós de cine. En la década de 2010, fue el éxito mundial de Nuestras Estrellas Contrarias (2014), con Ansel Elgort y Shailene Woodley, lo que hizo que miles de turistas volvieran a Ámsterdam, hasta el punto de que hoy en día siguen existiendo tours. El banco en el que se encuentran los dos amantes en el Leidsegracht 4 llegó a ser robado, pero ya ha sido sustituido por una réplica. También puede dar un paseo bajo los arcos del Rijksmuseum o -para los mayores fans de esta conmovedora historia- tomar una habitación en el Sandton Hotel De Filosoof para sumergirse en esta conmovedora película. El Rijksmuseum también aparece en las secciones de Ámsterdam de la menos sutil El guardaespaldas del sicario (2017), que reúne a Samuel L. Jackson con Ryan Reynolds, una visita obligada para los aficionados al género. Por último, dirígete al norte y tómate tu tiempo para saborear la calma del Ijsselmeer, escenario de muchas películas, la última de ellas Dunkerque (2017), de Christopher Nolan, que rueda allí algunas de las escenas más bellas, entre atardeceres y aviones esperanzados.

Lugares y tiempos del cine en los Países Bajos

Tanto si busca grandes complejos en los que se proyectan los últimos éxitos de taquilla como pequeños y encantadores cines de barrio, los Países Bajos están llenos de cines sorprendentes, algunos de ellos cargados de historia. En Ámsterdam, el Pathé Tuchinski, construido en 1921 con una fachada Art Decó, es sin duda el cine más bonito de los Países Bajos, que puede visitarse durante o antes de las proyecciones, con visitas guiadas que recorren la historia del edificio. En cuanto a los festivales, acuda a Rotterdam para asistir al IFFR, uno de los mayores eventos de Europa, que premia a sus Tigres cada año entre enero y febrero. Y para los que hablan vondel, el Festival de Cine Holandés se celebra anualmente en Utrecht. Concede los Becerros de Oro, el equivalente a los Césares holandeses, a una producción que, aunque esté destinada principalmente a un mercado local, es sin embargo muy interesante.