PF026310.jpg

¿Por qué el origen volcánico?

El archipiélago de las Azores está situado en la Cordillera del Atlántico Medio. Esta última, en medio del océano, es una de las zonas sísmicas y volcánicas más activas de la Tierra. Cuando esta cáscara se agrieta, la tierra tiembla y los suelos se agitan. Las 9 islas están cerca de la unión de varias placas tectónicas importantes (la Placa Norteamericana, la Placa Euroasiática y la Placa Africana), lo que explica la dinámica volcánica. También es lo que se conoce como el punto caliente de las Azores, está en el origen de la creación del archipiélago. Los volcanes de las Azores siguen activos y aunque su vigor parezca latente, es hermoso y muy presente. En 1957, un volcán entró en erupción de la nada en Faial, ¡destruyendo una aldea! El último terremoto en la isla fue en 1998 y la última erupción submarina sacudió el volcán Serreta frente a Terceira en 1999-2000.

Caleidoscopios de paisajes volcánicos

Hoy en día, esta actividad volcánica es la causa de la diversidad de paisajes que encontrará en las 9 islas del archipiélago. Desde el corazón de la tierra hasta el litoral, las huellas de este tumultuoso pasado están siempre presentes. Las coladas de lava han llegado a veces hasta el mar, dando paso a playas de arena negra y roca desnuda que se asoman al inmenso océano. Un paisaje apocalíptico pero mágico. En el interior, la tierra está viva y palpitante con fumarolas, palpitante con géiseres y burbujeante con piscinas de barro. Las aguas termales son la bendición de esta tierra de volcanes, y las coladas de lava han esculpido fantásticas cavernas. En Pico, por ejemplo, un inmenso túnel de magma con una entrada colapsada permite a los visitantes descender al corazón del flujo. También en la isla de Terceira, Algar do Carvão es una cueva que se adentra en el corazón de la chimenea de un antiguo volcán. En Flores, magníficas cascadas se precipitan desde las calderas al corazón de la selva. Los panoramas son infinitos, cada uno más bello que el anterior.

El archipiélago según Nemésio

Este escritor portugués, nacido en la isla de Terceira, ilustró perfectamente las Azores y su naturaleza volcánica: "La vida de las Azores no se remonta espiritualmente a la colonización de las islas; se proyecta más allá en un pasado telúrico, que los geólogos convertirán en tiempo, si ese es su deseo. Como hombres, estamos históricamente ligados a la gente de la que venimos, y estamos enraizados en el entorno de colinas y valles de lava cuyas entrañas exhalan una emanación que nos penetra. Para nosotros, la geografía tiene el mismo significado que la historia, y no es sin razón que nuestros registros escritos registran el cincuenta por ciento de los terremotos y maremotos. Como las sirenas, nuestra naturaleza es doble: carne y piedra. Nuestros huesos se hunden en las profundidades del mar". Y es en todas partes, en todas las islas, en cada rincón, que este ambiente toma su manto de lava y polvo de azufre, su personalidad explosiva y ardiente. Vamos a hacer un corto (no exhaustivo) itinerario de lugares que no hay que perderse, ¡volcánicamente hablando!

En Pico, el punto más alto

En Pico, el pico del volcán destaca sobre el cielo azul y se refleja en el lago que hace las veces de espejo. Alrededor, tonos verdes y vacas Ponta do Pico es el punto más alto de Portugal, con 2.351 metros. Su perfecto cono volcánico invita a acercarse. Le espera una subida preciosa, y el panorama es impresionante en un día despejado. Durante el ascenso, se dará cuenta de lo rústicos que son los campos de lava, que los lugareños llaman "tierra de galletas" por su aspecto irregular y crujiente. Las casas de los acantilados están construidas con piedra volcánica y atestiguan el ingenio de los lugareños para utilizar lo que les rodea, sello distintivo de su isla. Los suelos volcánicos son ideales para el cultivo de la vid: la producción de Verdelho de Pico se ha intensificado en los últimos años, demostrando una vez más que los caprichos de la naturaleza azoriana también son una fuerza a tener en cuenta si se saben aprovechar.

En São Miguel, las fumarolas del lago Furnas y del lago Sete Cidades

La isla de São Miguel ofrece varios lugares que vale la pena visitar. En primer lugar, está el Lago de las Furnas y su atmósfera fantasmagórica. El suelo humea por todas partes, el agua sale a borbotones y el olor a azufre ataca las fosas nasales Veintidós manantiales naturales con fines medicinales. Tómese un tiempo para descansar y nadar en una de estas piscinas calientes y sulfurosas. En el lado oeste de la isla, está Sete Cidades y sus majestuosas calderas. Estos son los signos del colapso del corazón de un volcán. Cuando la parte superior del volcán colapsa, el cráter se abre en una vasta brecha llamada caldera. En las Azores, se llenan de agua de colores sobrenaturales y crean lagos impresionantes. Sete Cidades es uno de los puntos turísticos más destacados de São Miguel y ofrece una vista profunda de dos calderas gemelas llenas de agua turquesa. Por último, en el centro de la isla, no te pierdas los lagos del cráter Fogo.

Faial, Flores y Corvo no se quedan fuera

Cada isla es testigo de su carácter volcánico a su manera. En las Azores centrales, en Faial, el volcán Capelinhos se creó ¡en 1957! Es decir, hace poco más de 64 años. Todo sigue siendo posible: el país evoluciona constantemente, sus parajes cambian sin cesar. El volcán Capelinhos y su horizonte de desierto de cenizas son impresionantes. En las Azores occidentales, los lagos de los cráteres se asemejan a paisajes de Auvernia o Escocia y son perfectos para practicar senderismo. En Flores, el Morro Alto, el punto más alto de la isla, es un lugar majestuoso donde reina la naturaleza y el panorama le dejará sin aliento. En Corvo, el imponente cráter del Caldeirão es el principal atractivo de esta pequeña porción de tierra. Con cerca de 300 metros de profundidad y más de 3.400 metros de circunferencia, esta maravilla natural alberga dos soberbios lagos. No se pierda ninguna isla, cada una con sus sorpresas, colores y maravillas.