Un país próspero que afronta retos sociales y políticos
Se dice que la economía del país es una de las más dinámicas de la Unión Europea, con un crecimiento constante del PIB que alcanzará el 4,5% en 2022 y el 0,2% en 2023 (fuente: Country Economy), y una tasa de desempleo en descenso, con un máximo del 3% en 2024 (fuente: Country Economy). En la actualidad, Polonia es un centro neurálgico de la industria manufacturera, los servicios financieros y las tecnologías de la información. Gracias a sus consolidadas relaciones internacionales, el país acoge ahora inversiones extranjeras para desarrollar nuevas empresas en los sectores de las energías renovables, la biotecnología y la innovación. A pesar del fuerte crecimiento económico del país, persisten las desigualdades sociales y regionales. Las diferencias salariales y de nivel de vida entre las zonas urbanas y rurales son considerables. En las ciudades y pueblos remotos, la tasa de desempleo es más alta que en las grandes ciudades. Es más, los salarios pueden ser de dos a tres veces más bajos. La calidad de vida de los residentes rurales se ve directamente afectada por la falta de dinamismo y atractivo de su zona. El aislamiento es mayor y también se deja sentir la debilidad de las infraestructuras y los servicios públicos.
El aumento de la inmigración hace que el país sea más cosmopolita, pero tiende a reforzar las desigualdades en todo el territorio. Los jóvenes, polacos o inmigrantes, son más abiertos y prefieren vivir en grandes ciudades. Están mejor conectados, mejor equipados y son más diversos. El país, que ahora participa en el programa Erasmus gracias a su pertenencia a la Unión Europea, se está convirtiendo en un destino atractivo para los estudiantes extranjeros. El dinamismo de las comunidades universitarias, la amplia oferta de programas, la riqueza cultural del país y el coste de la vida, mucho más bajo que en otros países europeos, son ventajas a la hora de elegir Polonia como destino de un intercambio universitario.
A pesar de esta transformación de la sociedad, actualmente existen tensiones entre los partidarios conservadores (tradicionalmente residentes en zonas rurales) y los partidarios liberales/progresistas (principalmente residentes en zonas urbanas). La elección del partido PiS (Ley y Justicia) en 2015, seguida de su reelección en 2020, ha reforzado la discordia entre estos dos sectores de la población. PiS, un partido nacionalista clave, ha sido duramente criticado por la Unión Europea por su comportamiento hacia los inmigrantes y las minorías sexuales. Como consecuencia, las relaciones de Polonia con Francia, Alemania y otros países europeos están a veces plagadas de fricciones. Sin embargo, todos sabemos lo esencial que es mantener unas relaciones diplomáticas cordiales con este país, que es un actor importante en cuestiones de seguridad y energía. El objetivo actual de Polonia es garantizar la continuidad de su desarrollo económico, europeo e internacional, abordando al mismo tiempo los retos políticos y sociales dentro de sus fronteras.
El lugar de las minorías sexuales y las mujeres en el país
El partido conservador (PiS), anteriormente en el poder, tenía opiniones muy firmes sobre cuestiones de género y orientación sexual. El tema era controvertido en Polonia, con políticas muy criticadas por las organizaciones de derechos humanos. En 2019, los representantes electos afines al PiS lanzaron la iniciativa "Zonas libres de ideología LGBT", destinada a autorizar la exclusión de las personas LGBTQIA+ de determinados negocios o servicios privados en varias ciudades. La iniciativa encontró una fuerte oposición, y la Unión Europea y diversos organismos condenaron la discriminación del país. Bajo la presión de la UE, la mayoría de estas zonas fueron declaradas ilegales por los tribunales polacos. Durante la campaña de reelección de 2020, el presidente Andrzej Duda pronunció discursos contra la comunidad LGBTQIA+, afirmando que "las ideologías LGBT son más peligrosas que el comunismo". A pesar de este clima, la comunidad LGBTQIA+ polaca ha seguido movilizándose para hacer oír sus derechos, organizando manifestaciones, a menudo bajo supervisión y vigilancia para evitar ataques homófobos.
También se avanzó en materia de derechos de la mujer, sobre todo en relación con la educación y el empleo. La proporción de mujeres trabajadoras en Polonia ha aumentado desde 2017, ocupando a menudo puestos de responsabilidad. Sin embargo, persisten las desigualdades salariales y las mujeres siguen topándose con un techo de cristal. En 2020, el gobierno polaco expresó su intención de retirar su ratificación del Convenio de Estambul, un acuerdo destinado a combatir la violencia doméstica y promover la igualdad de género, por considerar que violaba los valores familiares tradicionales y promovía la ideología de género.
La Coalición Cívica (KO), ahora en el poder, está llevando a cabo una política totalmente nueva, tratando de promover la inclusión y la igualdad. En concreto, el partido ha pedido una mayor protección contra la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, presionando a favor de las uniones civiles para parejas del mismo sexo y oponiéndose a las "zonas libres de ideología LGBT". KO también está comprometido con la cuestión del aborto y las leyes actuales que lo regulan (consideradas demasiado restrictivas por el partido), así como con la lucha contra la violencia doméstica, sexual y discriminatoria.
El espinoso tema del aborto
La cuestión del aborto en Polonia es un buen ejemplo de los pasos atrás que se han dado en los últimos años. En octubre de 2020, el Tribunal Constitucional prohibió el aborto en caso de "malformación fetal grave e irreversible", a pesar de que este motivo representaba la mayoría de los abortos legales. El riesgo de discapacidad era la principal justificación para que las mujeres polacas recurrieran al aborto en un país en el que el gobierno no concede ninguna prestación por hijos discapacitados.
Esta decisión provocó numerosas manifestaciones en toda Polonia y una fuerte oposición de las asociaciones de mujeres, la comunidad internacional y varios países europeos. Entre enero de 2021 y enero de 2022, más de 1.000 mujeres polacas presentaron recursos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Actualmente, este acceso restrictivo al aborto empuja a las mujeres a recurrir a procedimientos clandestinos, a menudo peligrosos y costosos, o a viajar ilegalmente a países vecinos donde la legislación es más permisiva.
Paradójicamente, algunas clínicas privadas de Polonia ofrecen abortos médicos o quirúrgicos sin estar realmente preocupadas, a pesar de las posibles fuertes sanciones. Actualmente, el aborto en Polonia sólo es legal en dos casos: en caso de violación o incesto, o cuando la vida o la salud de la madre corren peligro. Sin embargo, incluso en estos casos legales, algunos médicos se niegan a practicar abortos.
El nuevo partido centrista proeuropeo en el poder desde 2023 (KO) pretende revertir estas políticas restrictivas y promover un enfoque más integrador. KO apoya el acceso libre y seguro al aborto y hace campaña a favor de reformas que garanticen los derechos de la mujer, incluida la reintroducción del aborto para casos de malformación fetal grave. El partido también aboga por aumentar las prestaciones y ayudas a las familias con hijos discapacitados, y por programas integrales de educación sexual para informar y proteger mejor a los jóvenes. KO aspira a hacer de Polonia un país donde se respeten y protejan plenamente los derechos de la mujer.
El lugar de las minorías étnicas
Aunque Polonia es un país étnicamente homogéneo, las minorías están muy arraigadas. Ucranianos (especialmente en el contexto geopolítico actual), bielorrusos, tártaros, alemanes, romaníes, lituanos y rusos conviven en Polonia desde hace varias décadas. Algunas de estas minorías han sido -y pueden seguir siendo- víctimas de discriminación y prejuicios. Su integración económica y social es un reto importante para Polonia. Desde el final del comunismo en 1989, el país ha tomado medidas para garantizar a estas minorías la representación política y el acceso a los derechos lingüísticos. Sin embargo, con el partido conservador PiS en el gobierno de 2015 a 2023, la retórica nacionalista del gobierno sólo ha servido para aumentar la xenofobia en todo el país.
El nuevo partido gobernante, Coalición Cívica (KO), adopta ahora un enfoque diferente respecto a las minorías étnicas, al tiempo que intenta preservar la identidad y los valores nacionales del país. El partido insiste en la necesidad de reforzar la integración de las minorías, preservando al mismo tiempo la cultura polaca. Para lograrlo, se prevén medidas para promover la educación y el empleo de las minorías, al tiempo que se fomenta el respeto mutuo y el entendimiento intercultural.
Además, el nuevo gobierno afirma su compromiso de combatir todas las formas de discriminación y prejuicios contra las minorías étnicas. Se prevén iniciativas concretas para garantizar la igualdad de acceso a los derechos políticos, lingüísticos y sociales para todos los ciudadanos, independientemente de su origen étnico.
Sin embargo, a pesar de estas intenciones declaradas, el planteamiento del MD también está suscitando debates y críticas en la sociedad polaca. Algunos dudan del compromiso real del gobierno para promover una verdadera inclusión de las minorías, temiendo que sus políticas fomenten aún más la polarización étnica y social del país.