Son las leyendas del pasado y el mítico nombre de Samarcanda los que han guiado a la mayoría de los visitantes a Uzbekistán. El carácter único del país se debe en gran parte a su turbulenta historia, que ha hecho de Asia Central una encrucijada de civilizaciones. Del imperio de Alejandro al de los zares, pasando por Gengis Kan y Tamerlán, el "Turán" ha visto nacer, enfrentarse, cohabitar y morir a los mayores imperios sobre los que ha brillado el sol. A lo largo de los siglos, la Ruta de la Seda aseguró, hasta la llegada de las grandes rutas marítimas, los vínculos comerciales y culturales entre China y Europa. De su pasado militar, económico, religioso y arquitectónico, Uzbekistán ha conservado miles de huellas, testimonios y costumbres. La magia de este pasado hechiza al viajero moderno, que se encuentra ante un mito tanto más misterioso y seductor cuanto que ha permanecido inaccesible durante mucho tiempo.

Los fascinantes monumentos de la Ruta de la Seda

La primera razón para viajar a Uzbekistán es, sin duda, descubrir el país. Las historias de los grandes viajeros, en primer lugar Marco Polo, las grandes caravanas del desierto, la ruta que unía China con Occidente... Tantos temas de ensueño y maravilla que Uzbekistán, gracias a su patrimonio arquitectónico y arqueológico, permite conocer de cerca.

Las dinastías samánida, karajánida y timúrida nos han legado monumentos formidables, como el incomparable Reghistán y la gigantesca mezquita de Bibi Khanum en Samarcanda, el complejo de Poy Kalian y su impresionante minarete en Bujará, o la pequeña ciudad de Khiva, ejemplo único de arquitectura oriental inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los sitios históricos son aún más numerosos: las ciudadelas del desierto en Khorezm y Karakalpakstan, la colina de Afrosyab en Samarcanda, los restos de templos budistas en el sur, alrededor de Termez, los petroglifos del desierto... Apenas hay un pueblo que no ofrezca una mezquita, una madrasa, un mausoleo o las murallas de una antigua ciudadela por descubrir.

Tashkent, una capital mítica

Tashkent, la capital situada en las estribaciones occidentales del Tian Shan, es el centro económico, científico y cultural más importante de Asia Central. También es una parada esencial en la Ruta de la Seda. Durante una visita a la ciudad, podrá pasear por la plaza de Tamerlán para admirar la estatua ecuestre del gran conquistador y la arquitectura del Palacio de Congresos. También hay que visitar el Museo Internacional de la Paz y la Solidaridad y el Bazar Chorsu. Muchos viajeros no consideran Tashkent una ciudad imprescindible en la ruta hacia los oasis de Khiva, Bujara y Samarcanda. Sin embargo, la capital posee numerosos tesoros que merecen una visita y que deberían convencer a cada vez más viajeros curiosos, dispuestos a experimentar una imagen diferente del país.

Samarcanda, la majestuosa ciudad del imperio del emir Timur

Ciudad legendaria de la Ruta de la Seda, una de las más bellas que han existido bajo el sol, capital de uno de los mayores imperios de la historia, Samarcanda no puede dejar indiferente a nadie. La ciudad timúrida, tan antigua como Roma o Babilonia, es un mundo aparte y, si a lo largo de los grandes bulevares excavados por los soviéticos y más recientemente por los uzbekos, el timbre de los teléfonos móviles y la música pop nos devuelven al siglo XXI, los imponentes monumentos heredados del reinado de Tamerlán (1336-1405) nos sumergen en una época completamente distinta.

Samarcanda ha conservado muchos de sus tesoros arquitectónicos, como la mezquita de Bibi Khanum, la mayor de Asia Central, la monumental plaza de Reghistan, el mausoleo del emir Gur y el complejo de la necrópolis de Shah-i-Zinda, por citar sólo algunos. Por supuesto, todos estos monumentos han sufrido mucha destrucción y degradación a lo largo de los siglos, pero aun así han llegado hasta nosotros. Es este milagro el que conmueve especialmente al visitante de Samarcanda.

Bujará, la "Noble"

Bujara-i-Sharif, la Noble Bujara, fue un famoso centro del mundo islámico. Bujará fue también la cuna del jeque Bakhaouddin Nakchbandi, principal figura del misticismo sufí del Islam y de su filosofía. Más de 350 mezquitas y 100 centros de enseñanza islámica atestiguan la importancia religiosa de la ciudad.

Todo viajero a Uzbekistán debe hacer escala en Bujará, cuyo nombre evoca también todos los esplendores de Oriente. La ciudad posee tantos tesoros que tres días no bastan para descubrirla. Y las infraestructuras turísticas se desarrollan rápidamente, lo que facilitará su estancia y le hará desear quedarse más tiempo. Sin embargo, no debe olvidar los alrededores de Bujará, que ofrecen la oportunidad de realizar excursiones de un día o medio día. Puede visitar las ruinas de Varakhsha o el mausoleo de Naqchband, uno de los lugares sagrados islámicos más importantes. El Museo Avicena de Afshana recorre la vida del padre de la medicina moderna. Más que Samarcanda, Bujará suele ser considerada por quienes han viajado a Uzbekistán como la ciudad más agradable de visitar, ya que la concentración de lugares (además de su esplendor) ofrece paseos maravillosos.

Khiva, la ciudad misteriosa

Khiva, con más de 2.500 años de antigüedad, es un espectáculo único. Las ostentosas renovaciones le han dado un aspecto de plató de cine, tanto más irreal cuanto que la ciudad interior fue vaciada de sus habitantes por los soviéticos. Hoy, Khiva tiene 40.000 habitantes, pero sólo 1.500 familias han recuperado sus hogares dentro de la primera muralla desde la independencia. Arquitectónicamente, es un auténtico viaje en el tiempo, aunque la mayoría de los monumentos no sean más antiguos que Nueva York. Hasta el siglo XVII, Khiva carecía de poder económico, político o militar. Pero ésa es precisamente su particularidad, haber quedado congelada en el tiempo sin sufrir grandes cambios. Visitaremos la deslumbrante Medersa de Mohammed Rahim Khan, el palacio de Tosh Hovli y el complejo funerario de Pakhlavan Mahmud.

Información útil

¿Cuándo visitarla? Hay dos periodos recomendados: de mediados de marzo a mediados de junio y de finales de agosto a principios de noviembre. La temporada turística baja, durante la canícula estival, ofrece agradables estancias en la montaña. En pleno invierno, las condiciones de las carreteras son a veces difíciles debido al hielo. En raras ocasiones, incluso durante el Ramadán, muchas tiendas y restaurantes permanecen abiertos durante el día.

Cómo llegar. Hay muchos vuelos entre París y Tashkent a una media de 520-620 euros con Uzbekistan Airways (vuelo directo), Aeroflot o Turkish Airlines, con escala en Estambul o Moscú. Cuente más o menos con el mismo precio entre las distintas compañías, un poco más caro pero más práctico con Uzbekistan Airways.

El especialista. Para preparar su viaje lo mejor posible.

Karavan Travel está dirigida por los tres hermanos Sanakulov, originarios de Samarcanda. Son francófonos y están especializados en viajes a medida (para grupos o viajeros en solitario). Con una gran experiencia como guías-lectores, fundaron en 2008 esta agencia a escala humana y proponen viajes cerca de los lugareños, para descubrir tradiciones, culturas y gastronomía.

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