Pintura sagrada

En Bután, los thangkas y los frescos murales son las principales formas de expresión de la pintura sagrada. El Museo Nacional de Bután exhibe antiguos thangkas junto a su colección de relicarios.

Introducidos en el siglo XII, los thangkas se pintan sobre lienzos revestidos tensados sobre bastidores de madera. Una vez preparado y lijado el lienzo, el artista dibuja un patrón de formas geométricas para utilizarlo como referencia. La mezcla de pigmentos naturales, agua y cola aporta transparencia y profundidad a los colores aplicados. Se necesitan años de práctica para producir un thangka, y los cánones iconográficos son muy precisos. Cuatro elementos determinan la calidad de un thangka: la iconografía, la delicadeza de los detalles en plata y oro, las expresiones faciales y la estética. Estas pinturas representan el arte de la sabiduría y la compasión y se utilizan como ayuda para la visualización en la meditación. Las técnicas utilizadas para crear los murales más antiguos siguen siendo un secreto. Los murales más antiguos del país se conservan en el dzong de Simtokha.

Arte contemporáneo

El arte tradicional de Bután se ha transmitido de generación en generación. En el pasado, las mujeres butanesas se dedicaban exclusivamente a tejer. Mientras, los laicos, ocupados con sus labores agrícolas, tenían poco tiempo para dedicarse a las artes tradicionales. Pero desde 1990 y la apertura al turismo, las cosas han cambiado. La tejeduría ha despegado y se ha convertido en una profesión por derecho propio. Los artistas cuentan para ello con el apoyo de la creación de una etiqueta.

Fundada por iniciativa de Azjha Karma, la asociación Voluntary Artist Studio (VAST) ha abierto una brecha en un país donde reinaba el arte religioso. Su objetivo es fomentar la aparición del arte butanés contemporáneo y promoverlo entre las nuevas generaciones.
Desde entonces, han surgido otras galerías. La Vajrayana Art Gallery, en Paro, expone obras audaces que combinan formas y colores contemporáneos con temas ancestrales.

Escultura

Cada monasterio, cada templo, posee soberbias estatuas de metal en efigie de múltiples divinidades. A veces enormes, están realizadas con aleaciones metálicas utilizando dos técnicas, siendo la de la cera perdida la preferida. Para los temas de gran tamaño, los artistas utilizan la técnica del metal repoussé. Las láminas de metal se martillean y repujan antes de remacharlas. La pizarra también se utilizaba como soporte para este arte. Los bajorrelieves muestran divinidades grabadas con gran delicadeza. Las estatuas de arcilla son sin duda las más extendidas, por lo que los escultores butaneses destacan en esta técnica. A veces mezclada con papel de arroz para darle una estructura más compacta, la arcilla modelada se ahueca y se rellena con reliquias, mantras y oraciones. En el Museo del Patrimonio Real de Trongsa, las estatuas de los cuatro reyes guardianes vigilan la Torre Norte. Si desea saber más sobre el budismo, el ala norte ofrece valiosas explicaciones.