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Parques nacionales y áreas protegidas

Situado en el océano Índico, el archipiélago está formado por 155 islas tropicales de coral y granito. La biodiversidad es a la vez excepcional y frágil, tanto en especies como en entornos: arrecifes de coral, manglares y bosques. El país ha creado varias zonas protegidas, como reservas marinas, parques nacionales y reservas especiales. Desde 2020, el 30% de la superficie marina del archipiélago está protegida. Esta última medida está vinculada al acuerdo "deuda por naturaleza" puesto en marcha tras la crisis financiera de 2008. En otras palabras, el pago de la deuda del país se sustituye en parte por acciones para proteger el océano y mitigar el cambio climático.

Seychelles cuenta con varios parques nacionales terrestres y marinos:

Parque Nacional de Morne Seychellois, en la isla de Mahé: aquí se puede descubrir toda la biodiversidad de la isla, con ecosistemas de manglares, bosques tropicales y montañas. El parque ocupa el 20% de la superficie de la isla. El Morne Seychellois es el punto más alto de las Seychelles, con 906 m, y constituye una excursión magnífica.

Parque Nacional de Praslin: es el segundo parque nacional más grande de las Seychelles y alberga el Valle de Mai, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ofrece a los visitantes una maravillosa introducción a la biodiversidad de la isla de Praslin, con su flora y fauna endémicas. Los senderistas querrán recorrer el magnífico sendero "Glacis Noir" para disfrutar de una vista panorámica.

Parque Nacional de Silhouette: protege el 93% de la isla de Silhouette, que no sólo es una isla hotelera, sino también la mayor isla de granito de las Seychelles. Alberga bosques tropicales y zonas de conservación de aves. También cuenta con un parque nacional marino.

Parque Nacional Marino de Curieuse: situado en la isla de Curieuse, este parque protege la biodiversidad de la isla y sus fondos marinos. Entre las especies endémicas destacan el coco de mar y las tortugas gigantes que vienen aquí a desovar. La isla es ideal para practicar senderismo y submarinismo.

Parque Nacional Marino de Sainte-Anne: situado frente a la isla de Mahé, es el primer parque marino del océano Índico, creado en 1973. Los paisajes y la biodiversidad son excepcionales. Los visitantes pueden descubrir estos tesoros en excursiones en barco o buceando.

Parque Nacional Marino de la Bahía de Ternay: sólo accesible en barco, este parque protege los frágiles ecosistemas de los arrecifes de coral y toda una gama de flora y fauna marinas. También es posible avistar ballenas y tortugas.

Parque Nacional Marino de Port Launay : situado en la isla de Mahé, este parque es famoso por sus avistamientos de tiburones ballena. Se puede recorrer a pie, para descubrir playas y manglares, pero también buceando por la riqueza de sus fondos marinos y arrecifes de coral.

Parque Nacional Marino de la Isla del Coco: situada frente a la costa de La Digue, la Isla del Coco protege todo un ecosistema coralino. De fácil acceso en barco y compañías turísticas, es un lugar popular para practicar snorkel.

Reserva Especial de la Isla Cousin: gestionada por Nature Seychelles, el acceso está regulado. El objetivo de la reserva es proteger las aves y sus hábitats, en particular la curruca de las Seychelles, el gygis blanco y el noddi marianne.

El país también cuenta con dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Aldabra, el atolón elevado más grande del mundo y hogar de las tortugas gigantes de Seychelles, y el Valle de Mai. Situado en la isla de Praslin, alberga un bosque de palmeras endémicas, entre ellas la famosa cocofesse, que produce la semilla vegetal más grande del mundo.

Actividades humanas que debilitan el medio ambiente

La economía del país está vinculada esencialmente al turismo y la pesca. Pero estas actividades dependen de la salud medioambiental de las islas. Aunque el país ha optado por limitar la construcción de hoteles (moratoria en 2015), Seychelles acoge sin embargo a un número creciente de visitantes (más de 330.000 de aquí a 2022), lo que no deja de tener repercusiones en el medio ambiente y los recursos naturales. El turismo genera un consumo excesivo de recursos (agua, energía), la necesidad de importar productos (el 90% de los bienes son importados) y produce residuos. El país ha puesto en marcha campañas de sensibilización dirigidas a los turistas, y algunas islas han dado pasos hacia la autosuficiencia alimentaria y energética y el desarrollo de energías renovables (solar). A menudo se trata de iniciativas emprendidas en los "hoteles insulares", donde las iniciativas virtuosas no deben, sin embargo, eclipsar la huella de carbono de la construcción de lujo y de la industria turística del archipiélago. En efecto, la huella de carbono del turismo en las Seychelles aumenta rápidamente si tenemos en cuenta el transporte de personas (principalmente en avión desde Europa, y enlaces motorizados para desplazarse de isla a isla), el transporte de productos importados, el envío de residuos, a veces reciclados hasta Europa, y el consumo de electricidad. Las actividades humanas en la isla, incluida la agricultura, también repercuten en el medio natural, contribuyendo a la erosión del suelo y a la contaminación del agua.

Calentamiento global: la gran amenaza

El archipiélago de las Seychelles ya sufre los efectos del cambio climático: sequía persistente, inundaciones, aumento de la erosión y decoloración de los corales. Cualesquiera que sean las hipótesis de aumento de la temperatura (+2°C o más), amenazan a las islas de coral con la sumersión y a las de granito con la desaparición de sus costas. A nivel local, se están tomando medidas para adaptarse al cambio climático y mitigarlo: viveros de coral, desarrollo de energías renovables, sensibilización de los niños en la escuela, etc. Las soluciones locales al cambio climático deben plantearse también a escala mundial, con una acción fuerte y concertada. Los visitantes de las Seychelles podrán cuestionarse el impacto ecológico de su viaje y, más ampliamente, de su vida cotidiana.