2024

CUEVAS DE BATEA

Santuarios y lugares de peregrinación a visitar
4.4/5
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Las cuevas de Batu son el yacimiento hindú más importante de Malasia y, de hecho, del mundo fuera de la India. Este grupo de cuevas enclavadas en un acantilado de piedra caliza, un lugar natural y religioso a la vez, se convirtió en templo hace más de 100 años. Comprende una cueva principal y tres más pequeñas. Destino de peregrinación para la comunidad hindú de Malasia, pero también para devotos de la India y Singapur, este templo está dedicado al Señor Murugan, dios de la guerra e hijo de Shiva y Parvati. Para llegar a la gruta de la catedral, situada a 100 metros sobre el nivel del mar, hay que subir 272 escalones aparentemente interminables. Tal vez para animar el ambiente, los escalones se han pintado con colores brillantes. Los macacos ladrones que saborean los cacahuetes ofrecidos por los escaladores le saludarán por el camino, pero tenga cuidado con sus pertenencias. No se deje las gafas, la cámara de fotos o el móvil por ahí. Al llegar al lugar, le recibirá la imponente estatua dorada de Murugan, de 42 metros de altura. Se alza orgullosa a la derecha de la escalinata. Dentro de la cueva, el fervor es máximo. El humo del incienso ondea, las estatuas de dioses del panteón indio montan guardia, la música tradicional repiquetea contra las paredes de roca y los fieles realizan su puja (oraciones) a los pies de su ídolo. Dos haces de luz natural proyectan sus rayos sobre el escenario, acentuando la atmósfera de fervor y extrañeza que flota aquí.

El fervor alcanza su punto álgido durante el festival Thaipusam, que se celebra en enero o febrero. Se trata de uno de los festivales hindúes más impresionantes. Más de un millón de hindúes se embarcan en una procesión de 24 horas desde el templo Sri Mahamariamman, en el barrio chino de Kuala Lumpur, hasta las cuevas de Batu. Los peregrinos siguen la carroza de plata que transporta a Murugan y a sus dos acólitos, Valli y Teivayanni, en un increíble y emotivo homenaje a Murugan. Ofrendas, gritos, bhajan (cantos), danzas místicas y mortificaciones componen este impactante retablo. Los devotos más fervientes entran en un trance que termina con unas escarificaciones bastante violentas. Se perforan diversas partes del cuerpo con agujas, assegais o lanzas. Los más devotos llevan kavadi, estructuras de madera sujetas a la espalda con ganchos como signos extremos de devoción.

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 Batu Caves