Lo esencial de la cocina omaní

En general, la base de la cocina omaní es el arroz, como en la mayoría de los países vecinos. Cocinado de distintas formas según la región, sigue siendo el alimento básico, que los omaníes acompañan con carne (pollo, cordero, cabra) o pescado, principalmente sardinas o caballa real. Estos platos suelen prepararse en salsa y condimentarse con especias como cardamomo, curry, azafrán y canela. Es una cocina bastante rica, pero mucho menos picante que otras cocinas de Oriente Próximo.

La sopa es un componente importante, que se toma tanto en el almuerzo como en la cena, al igual que el pan plano(rukhal), que se sirve en el desayuno con miel y yogur(laban), y solo en otras comidas.

Para degustar la cocina local, hay que visitar el sultanato durante el Ramadán, cuando se preparan los platos nacionales más típicos. Un ejemplo es la shuwa, una receta de carne de cordero (a veces cabra o camello) cocinada en una hoja de dátil o plátano durante varios días. O el machboos (llamado kebsa en Arabia Saudí) es un plato a base de cordero o pollo y arroz cocido a fuego lento con frutos secos y especias. También está el mishkak, una brocheta de carne picante, muy parecida al shish kebab turco. También hayharees, una especie de gachas de trigo y carne que se sirven a los más pobres durante el Ramadán. El marisco se prepara de forma sencilla, como el mashuai, una receta de caballa a la barbacoa. La baquorah es una especie de croqueta de verduras hecha con harina de garbanzos.

Influencias extranjeras

Como en el resto del Golfo Pérsico, el Sultanato de Omán tiene una elevada proporción de no residentes en su población -un 30% para ser exactos-, la mayoría de los cuales proceden de Oriente Próximo y Asia. Así que no es de extrañar descubrir, por ejemplo, la enorme popularidad de la cocina libanesa. Por ejemplo, el shawarma, un pan de pita relleno de carne asada y verduras en salsa de yogur. También se cocinan con regularidad los falafels, croquetas de pasta de garbanzos o judías. También puede sentarse ante un plato de mezzés, las famosas tapas árabes compuestas por multitud de entrantes fríos o calientes, servidos en pequeñas porciones para picar: houmous (puré de garbanzos aromatizado con pasta de sésamo), moutabal (caviar de berenjena), tabulé (ensalada de trigo triturado, tomate, cebolla, perejil y menta), etc. También son habituales las keftas (albóndigas picantes). La cocina iraní también se encuentra en el sultanato y consiste generalmente en una base de arroz bastante especiado, servido con pollo, cordero, verduras, diversos frutos secos, etc., acompañado de verduras crudas y pan plano. Los numerosos trabajadores del sur de Asia han hecho muy popular entre los omaníes la cocina india y pakistaní, y algunas especialidades se han convertido en platos cotidianos.

En Omán, y sobre todo en los grandes almacenes de la capital, encontrará una amplia oferta de cocina internacional -china, italiana, americana, japonesa y francesa- para quienes busquen cambiar de sabor.

Dulces y café

El postre nacional es el halwa, un tipo de turrón elaborado con agua de rosas, azúcar, semillas de sésamo y especias. El más famoso se produce en Nizwa y atrae a clientes fieles de todo el sultanato y los países vecinos. Los omaníes también sienten debilidad por el umm ali, un tipo de pudin hecho con pan, leche, nueces y pasas, de origen egipcio. El halawet Ahmad se presenta en forma de pequeñas bolas de masa de fideos aromatizadas con coco y leche condensada azucarada, y espolvoreadas con pistachos triturados. En Omán hay muchas pastelerías orientales, donde se venden dulces de los cuatro rincones de Oriente Próximo.

El café árabe o kahwa es LA bebida nacional. Siempre aromatizado con un toque de especias (normalmente cardamomo o azafrán), el kahwa se sirve negro y sin azúcar, con unos dátiles para reducir su amargor. Es la bebida que los omaníes ofrecen sistemáticamente a sus invitados en señal de respeto y bienvenida, y esta oferta siempre va acompañada de un ritual que debe respetarse. En general, la cortesía local dicta que se tomen tres -pequeñas- tazas de café. Se agita ligeramente la taza cuando no se quiere más. El té, herencia anglo-india, ocupa un lugar bastante importante en la cultura árabe, por lo que se bebe con regularidad en Omán.

Bebidas frescas y alcohol

Los zumos de fruta fresca son habituales en todo el sultanato, ¡y a precios muy bajos! Se sirven en todas partes y están hechos de mango (la fruta más elegida por los viajeros), piña, fresas, plátanos, manzanas, kiwis, etc. El zumo de limón y menta es otra bebida muy popular entre locales y visitantes. Muy refrescante, sus dos ingredientes básicos son el limón y la menta fresca, con mucho hielo picado.

Cada año, en fechas que varían según el calendario de la Hégira, cientos de millones de musulmanes celebran el Ramadán durante unos 30 días. Profundamente solemne, este periodo de templanza es también tiempo de abundancia, y las mesas omaníes están tan llenas como siempre para que invitados y familias puedan darse un festín al anochecer. Hay que tener en cuenta que durante el Ramadán no se sirve alcohol, ni siquiera en los hoteles y bares con licencia, y está prohibido transportar alcohol salvo a casa o al hotel.

En Omán, el Islam prohíbe todo consumo de alcohol a los musulmanes. Por tanto, no hay producción local de cerveza o vino. Sin embargo, el sultanato tolera la venta de todas las bebidas alcohólicas (vino, cerveza, aperitivos, licores) a los titulares de una licencia (que puede solicitar a su embajada) en "botellerías" especializadas, a menudo a precios muy elevados. También es posible consumir alcohol en casi todos los hoteles, en muchos restaurantes de la capital y en algunos clubes privados.