Los primeros restos

Las pinturas rupestres que se descubren regularmente en las cuevas del país son un testimonio del pasado indígena de Cuba. Los yacimientos arqueológicos también revelan piedras pulidas ornamentadas, cerámicas, objetos rituales, ídolos y figuras talladas en materiales naturales como la piedra y la madera. La región de Baracoa reúne varios de los principales sitios de la isla. Fundado en 2003 en la colina de El Paraíso, el Museo Arqueológico Paraíso invita a los visitantes a conocer la vida del pueblo taíno a través de un centenar de objetos. La Sociedad Arqueológica de Baracoa, que lucha ferozmente por conservar los restos de la isla, cuenta con una rica sala de exposiciones. Dirigido por entusiastas que realizan visitas guiadas, el lugar alberga tesoros heredados de los primeros habitantes de la isla.

Surgimiento del arte cubano

Los colonos españoles y los esclavos traídos de África aportaron a lo largo de los siglos diversas tendencias estéticas. Hicieron falta siglos de aportaciones externas y mestizaje para ver la afirmación de un auténtico arte cubano. Varias personalidades cubanas se han abierto camino y han impuesto su talento, abriendo Cuba a las tendencias internacionales.

El primer pintor cubano conocido, José Nicolás de Escalera, nació en La Habana en 1734. Autodidacta, perfeccionó sus habilidades copiando obras, principalmente religiosas. Algunas de sus creaciones, como La Santísima Trinidad, pueden verse en el Museo nacional de Bellas Artes. Pintó los murales de la iglesia de Santa María del Rosario, construida en 1760. En su Santo Domingo y la Noble Familia de Casa Bayona

, aparece por primera vez en la pintura cubana un esclavo negro. A partir del siglo XVI, la conquista española y la evangelización del territorio cambiaron la situación. El estilo barroco pasó a primer plano. Hasta el siglo XIX, el arte pictórico se inspiró esencialmente en el mundo católico. Con la fundación de la Academia de San Alejandro en 1818 por el pintor francés Vermay, escuela que sigue formando artistas, se toman nuevos rumbos. Hasta la década de 1880, los paisajistas dominaban. Esteban Chartrand y Valentín Sanz Carta (1849-1898) son ejemplos perfectos de este género. Juana Borrero (1877-1896), a pesar de su prematura muerte a los 19 años, practicó tanto la poesía como la pintura. Algunos de sus retratos se exponen en el Museo Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, en general, el academicismo bondadoso se impuso. Los temas más populares eran los paisajes rurales, la religión, las escenas históricas y los retratos.

Giro moderno

Una oleada de pintores formados en San Alejandro mostró su deseo de trastocar los códigos. Algunos de ellos viajaron a Europa, especialmente a Francia, donde asimilaron los planteamientos vanguardistas en curso. En 1927, una exposición en La Revista de Avance destacó los nuevos talentos. El escultor Juan José Sicre (1898-1974), Eduardo Abela (1889-1965), Víctor Manuel, Antonio Gattorno (1904-1980) y Carlos Enríquez (1900-1957) son nombres vinculados al modernismo cubano.

La primera exposición de Arte Moderno de 1937 confirmó los avances logrados. Los artistas se inspiraron en los surrealistas, los fauvistas y los cubistas, al tiempo que asociaron elementos afrocubanos característicos. Ya en los años 40 se hablaba de una escuela en La Habana. Mariano Rodríguez (1912-1990), René Portocarrero (1912-1985), que describió en su obra la belleza de su país natal adoptando un estilo artístico figurativo, y Amelia Pélaez (1896-1968), que se inspiró en los movimientos artísticos mexicanos (Diego Rivera y Frida Kahlo) a través de frescos de tono decididamente social, se inscribieron en esta tendencia.

Pintora y ceramista, Amelia Pélaez ingresó en la Academia de San Alejandro. Influida por el clasicismo institucional y por su maestro, el pintor cubano Leopoldo Romañach (1862-1951), expuso por primera vez en La Habana en 1924 antes de ir a Nueva York y a Europa. De regreso a Cuba en 1934, Amelia Pélaez se dedicó al arte el resto de su vida, con una desviación hacia la pintura mural y la cerámica a partir de la década de 1950.

Artista precoz, René Portocarrero (1912-1985), comenzó a pintar a los 14 años. Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, pero muy pronto se opuso a los cánones imperantes y abandonó la institución. Sus viajes a Haití, Europa y Estados Unidos le abrieron nuevas perspectivas. Su obra se centra principalmente en el arte mural y la cerámica. Sus obras se exponen en prestigiosos museos de arte moderno de todo el mundo, y naturalmente en La Habana.

Wilfredo Lam o el alma de Cuba

Wifredo Óscar de la Concepción Lam y Castilla, conocido como Wifredo Lam, nació en Sagua La Grande (1902-1982). Pintor cubano de origen afrochino, Lam desarrolló un estilo único que rápidamente le dio fama. Su enfoque basado en el mestizaje le acercó al poeta martiniqués Aimé Césaire. En sus cuadros, combina el modernismo occidental con los símbolos africanos y antillanos para presentar un lenguaje singular. Lam pasó muchos años exiliado en Francia y España, donde se relacionó con Picasso, Breton y los surrealistas, y más tarde con el grupo CoBrA.

El regreso de Wilfredo Lam a Cuba marcó uno de los principales puntos de inflexión en la pintura cubana. A partir de entonces, se basó en gran medida en los temas de la santería. Alejo Carpentier, deslumbrado por su obra, la describió como una combinación del "caos del hombre americano y del hombre moderno en general". El Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam de La Habana, centro neurálgico de la escena cultural, le rinde homenaje perpetuando su espíritu de apertura al mundo. Además de la colección permanente, el centro acoge la creación internacional y ahora alberga la Bienal de La Habana.

Revolución y censura

Tras la revolución cubana de 1959, el gobierno aplicó una política favorable a la cultura y a todas sus formas de expresión. La Escuela Nacional de Artes Plásticas de La Habana es un semillero de talentos. Se crearon escuelas de arte en todo el país y en 1976 se creó el ISA (Instituto Superior de Arte). Pero la década de los 70 estuvo marcada por un mayor control político sobre el mundo del arte. Muchos creadores se exiliaron. El líder del arte pop cubano, Raúl Martínez, permaneció en Cuba y dirigió su atención a las figuras revolucionarias omnipresentes en la isla. Otras corrientes sortearon las limitaciones institucionales apostando por el arte primitivo, la abstracción y la recuperación del folclore afrocubano. Mencionemos también a Manuel Mendive o Flavio Garciandía. Medio figurativas, medio surrealistas, las obras del primero enriquecieron las mejores colecciones cubanas y extranjeras, y recurrieron abundantemente a la herencia cultural africana.

En los años 80, surgieron varias corrientes alternativas. Puré y Artecalle son los más representativos. Al exponer sus obras en la calle, los artistas trataban de evitar la censura. Bajo la represión policial, la mayoría de ellos emigró al extranjero (Miami, México, Madrid, París o Londres). El fotógrafo José Manuel Fors, nacido en 1956, reintrodujo el tema de la naturaleza en el arte cubano a través de motivos como la hierba, los árboles y la tierra.

En los años 90 surgió el arte del espectáculo, del que Carlos Garaicoa sigue siendo el representante más emblemático. Nacido en 1967, las creaciones de este artista, que también es fotógrafo, reflejan su visión de la vida social y política. Empezó en medio de una depresión económica, pero multiplicó los modos de expresión para hacerse oír. Así se ganó el reconocimiento internacional.

Cuando las paredes hablan

La crisis económica y las privaciones del período especial reconfiguraron la creación artística local. En La Habana, Salvador Gonzàlez Escalona inició en 1992 una notable obra en el Callejón de Hamel. Sus enormes y extravagantes murales muestran la riqueza de la cultura afrocubana y la santería y son ahora un centro de atracción artística. Hoy en día, los muros ya no están dedicados a la propaganda, pero la censura permanece. Las autoridades ponen límites al arte urbano, y es mejor mantenerse alejado de los temas políticos. Varios artistas callejeros no se dejan intimidar. El Sexto, un manifestante popular, fue encarcelado en varias ocasiones antes de exiliarse en Estados Unidos tras poner la etiqueta "Se fue" al día siguiente de la muerte de Fidel Castro. Fabian aka 2+2=5 hace que su alter ego Supermalo, una figura encapuchada, hable por sus compatriotas. Entre los más activos, MYL esparce personajes ultrafemeninos o calaveras por la capital. Por el contrario, Yulier P ha dejado de pintar murales y en su lugar pinta sobre azulejos que esparce por toda la ciudad. A pesar del aumento de la vigilancia en las zonas turísticas, los artistas internacionales están colocando obras. Podemos así admirar obras de Rone, Noe Two o JR que han venido varias veces, en particular para la Bienal de 2019.

Escenario actual

Desde principios de la década de 2000, las artes visuales cubanas se han diversificado en cuanto a técnica y temática, aunque predomina la identidad cubana. Nancy Reyes pinta sobre vidrieras y se inspira en el sincretismo afrocubano. Alfredo Fernández Duany utiliza el grafiti para evocar situaciones cotidianas en Cuba.

En general, los artistas cubanos contemporáneos se caracterizan por su originalidad. El trabajo de Rolando Vásquez, por ejemplo, es realmente sorprendente y exitoso. Se inspira en las ceremonias de una de las religiones afrocubanas, el Palo Monte, para dibujar a ciegas, con una vela, formas producidas por el humo en pequeños platos. Originalmente, los dibujos así obtenidos serían la expresión de un mensaje de los dioses afrocubanos, o de los antepasados, destinado a la persona que venía a consultar al sacerdote de Palo Monte...

Otra artista interesante y conocida internacionalmente es la pintora Niurka Rodríguez Inurrieta. Está considerada como una de las mejores grabadoras cubanas jóvenes de su generación. Ya ha representado a Cuba en unas cuarenta exposiciones en todo el mundo, incluyendo Japón, España y Francia.

Aunque Cuba no tiene una gran reputación en el campo de la escultura, las galerías de arte contemporáneo están en auge y varias de ellas exponen esculturas, como puede verse en la "Ratonera de las Artes", o más oficialmente la Fábrica de Arte Cubano. Esta FAC surgió en 2014 por iniciativa del artista cubano X Alfonso. Ubicado en una antigua fábrica de aceite en el barrio del Vedado, este enorme espacio cultural, artístico y festivo es una dirección imprescindible. Verdadero corazón palpitante de la vida habanera, ¡le recomendamos que reserve unas horas de su estancia aquí!