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Música folclórica

Como muestra el hermoso panorama del folclore argentino en el documental Zonda, folclore argentino del director español Carlos Saura (estrenado en 2015), la música folclórica nunca ha perdido su popularidad en el país. Y hoy, como antaño, se puede asistir fácilmente a conciertos de música folk en las peñas -casas de baile típicas- que son legión en el territorio. Inspirada en gran medida en la cultura indígena, la música folclórica varía enormemente de una región a otra. En el noroeste, entre los muchos ritmos de baile, el más conocido es la chacarera, una especie de respuesta rural al tango. Pero también se pueden escuchar los muy parecidos gato,escondido, remedio oarunguita. En Tucumán se baila la suave y sensual zamba, considerada de facto la danza nacional. La ciudad de Salta vibra al ritmo de la baguala, lánguida y melancólica, a veces apodada "el blues argentino". Jujuy es boliviana y toca la cueca, una mezcla de danzas españolas, así como el muy alegre carnavalito, el huayno, el yaraví, el triste o el bailecito. La música de la región utiliza habitualmente algunos instrumentos típicos como el charango (pequeña guitarra de Bolivia) y el bombo legüero (tambor). A veces se añade el piano, la quena (flauta andina) o el violín. En la Rioja se baila la chaya y la vidalita riojana. En la región de Cuyo, las influencias chilenas se dejan sentir en géneros tan famosos como la tonada, la cueca -distinta a la del Norte- oel val s(el vals, como lo llaman aquí). En Mesopotamia (Noreste) se encuentra una de las músicas folclóricas más famosas del país: el chamamé, empapado de influencias guaraníes y donde el acordeón es el rey (¡escuche al gran Raúl Barboza para convencerse!). También están el schotis (con influencias europeas), el rasguidodoble, el valseado y la galopa de Paraguay. En la provincia de Entre Ríos se escucha la chamarrita (con influencias uruguayas), y en la provincia de Córdoba existen otras versiones de chacarera y zamba, además de la jota cordobesa o el bailecito cordobés. En la Patagonia se intenta preservar un patrimonio indígena que las autoridades gubernamentales del país han hecho todo lo posible por suprimir: el loncomeo, la cordillerana, el chorrillero y el kaani. Uno de los instrumentos locales es el kultrún (percusión), una caja cónica que se golpea con un palo. Por último, en Buenos Aires, hay música folclórica donde el canto es más introspectivo, más sentencioso. Aquí se escuchan los famosos ritmos de la milonga, la huella, la cifra, elestilo o el triunf. La música bonaerense también hace gran hincapié en el canto improvisado, o repentista.

Muchos de los mayores representantes de la música folclórica argentina se han convertido en leyendas, como el mítico cantante-compositor-guitarrista Atahualpa Yupanquí, Ariel Ramírez (autor de las famosas Misa Criolla y Alfonsina y el mar), el grupo Los Chalchaleros, el cantante Jorge Cafrune, autor de grandes himnos, el imponente Tomás Lipán y la famosa cantante Mercedes Sosa, fallecida a finales de 2009, un nombre enorme de la nueva canción.

En cualquier parte del país, siempre hay una oportunidad para escuchar música folclórica en Argentina. Las peñas, las casas de baile, están incluso dedicadas a ellos. En Buenos Aires, en el barrio de Palermo, está la Peña del Colorado, el lugar al que hay que ir en la ciudad para escuchar grupos folclóricos. Hay conciertos todas las noches, con una fuerte inclinación por las chacareras, las zambas y otros géneros del noroeste. En Rosario, está El Aserradero, la mejor peña de la ciudad, y en San Miguel de Tucumán, El Alto de La Lechuza, una peña folclórica muy antigua (1939) donde se puede tocar la guitarra, cantar, bailar y comer empanadas con un buen vino. Por otro lado, en Cosquín, cada enero desde 1961, se celebra el mayor festival de música folclórica del país, e incluso de Sudamérica: el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Nueve días -o más bien "nueve lunas"- en los que conoceremos a los más grandes artistas del género. Los Cantores Del Alba, Mercedes Sosa, Los Chalchaleros o Gustavo Cuchi Leguizamón (entre otros) han actuado allí.

Tango

"El tango es un pensamiento triste que se baila". Así describía el género el famoso letrista Enrique Santos Discépolo, y la imagen no podía ser más acertada. Un pensamiento triste que es al mismo tiempo una música magnífica, un tesoro nacional y (por supuesto) una atracción turística que Buenos Aires ofrece mil oportunidades para admirar y bailar. Para ello, basta con acudir a una de las famosas (y numerosas) milongas de la capital, una especie de salón de baile popular que reúne a todas las generaciones. Entre los mejores, El Beso Club y su gran pista con capacidad para casi 200 bailarines es toda una institución. Al igual que La Viruta, toda una referencia con un buen restaurante y muy buenos grupos. La Catedral, más joven y menos recargada, es una enorme sala decorada con baratijas instalada en una antigua fábrica en desuso de la década de 1880. Un lugar alternativo donde los jóvenes vienen a bailar tango en zapatillas. Y no olvidemos El Boliche De Roberto, un antiguo bar de tango, uno de los más auténticos de la ciudad (el mismísimo Carlos Gardel solía frecuentarlo), que también se libra de la locura turística.

Para ver un espectáculo de tango, San Telmo concentra los grandes clubes de tango, pero son muy turísticos y, por tanto, caros en su mayoría. Y si hay mucha oferta en la ciudad, de un teatro a otro, el nivel puede variar enormemente. Entre los valores seguros, en San Telmo, el Bar Sur tiene un ambiente atemporal y bastante íntimo, hacia el Abasto, laEsquina Carlos Gardel, una dirección muy conocida en el mundo del tango, se destaca por su ambiente muy elegante y finalmente El Viejo Almacén, también en San Telmo, ofrece servicios de alta calidad por un precio, por desgracia, muy alto.

También cabe destacar que cada 11 de diciembre, Argentina conmemora su baile emblemático, el tango, durante el Día Nacional del Tango Buenos Aires, fecha elegida en referencia al cumpleaños de la gloria nacional, Carlos Gardel.

Música clásica

A menudo se olvida, pero Argentina ha producido algunos de los más grandes nombres de la música clásica. De hecho, algunos de los nombres más importantes. Como Martha Argerich, considerada sencillamente la mejor pianista viva y conocida en todo el mundo por sus interpretaciones gráciles e intensas de Chopin y Liszt o Rachmaninov, Ravel y Chaikovski. Una artista de otro planeta que no debería eclipsar por completo el talento de algunos de sus colegas, como los pianistas Miguel Ángel Estrella y Aquiles Delle Vigne, o los compositores más contemporáneos Gerardo Gandini, Juan María Solare y Nelson Goerner. También hay que mencionar a Alberto Ginastera, que fue uno de los compositores más importantes de América Latina por sus conciertos, piezas orquestales, ballets y tres óperas, entre ellas Bomarzo, censurada por la dictadura hasta 1972.

Por último, es imposible no mencionar al gran director Daniel Barenboim, que ha dirigido las orquestas de París, Londres, Chicago y Berlín y ha adquirido una enorme fama internacional gracias a su carismático liderazgo. Por supuesto, ha sido invitado en varias ocasiones a dirigir la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, fundada en 1946 y alojada en el magnífico Teatro Colón. Además, los amantes de la música clásica que visiten la Patagonia estarán de enhorabuena con el Festival Internacional de Ushuaia, una cita ineludible que reúne a músicos de todo el mundo durante 15 días a mediados de octubre. El festival de música clásica más meridional del mundo

Cumbia

Aunque no es en absoluto una tradición local, la cumbia es uno de los estilos musicales más populares de Argentina. Ya sea servida al natural o mezclada con reggaetón, tecno o rock, puede escucharse en taxis, tiendas, esquinas o en cualquier fiesta. Originaria de Colombia, la cumbia nació de la fusión de la cultura negra (por el ritmo) y la india (por la melodía) y tiene una firma rítmica reconocible entre miles de personas. En Colombia, el estilo se popularizó por primera vez en los años sesenta con los éxitos de grupos colombianos como Los Wawancó y el Cuarteto Imperial. Desde entonces, la cumbia se ha mantenido como el género popular por excelencia, sabiendo adaptarse a los tiempos y a las tendencias. Uno de los últimos cambios importantes se produjo a principios de la década de 2000, cuando se convirtió en cumbia villera (que se traduce como "cumbia de los barrios bajos"), más agresiva -pero aún muy alegre melódicamente- y con letras sobre la vida en la calle, las drogas, la delincuencia, etc. Más recientemente, el género ha encontrado otro nuevo aliento en los clubes de Buenos Aires al mezclarse con la electrónica -convirtiéndose en nueva cumbia- de la mano de Zizek Club y ZZK Records.

En Buenos Aires, lo mejor de esta nueva ola de cumbia se puede escuchar en el Niceto Club, lo más puntero en cuanto a vida nocturna moderna y alocada. En las provincias, el Boho Bar de Tucumán suele pinchar todo tipo de cumbia, al igual queAmnesia, la sala de fiestas de Salta.

La danza

No, Argentina no es sólo bailar el tango. El país cuenta con un rico abanico de danzas folclóricas, entre las que destaca la Chacarera, baile tradicional del noroeste argentino originario de Santiago del Estero y que también se encuentra en el sur de Brasil, Bolivia y Uruguay. Basado en el ritmo del vals, suele bailarse en fila, frente a frente, con la mujer girando la falda y el hombre golpeando el suelo con el tacón de la bota, el "Zapateado". En la región correntina de Mesopotamia, existe el Chamamé, también conocido como Polkita Correntina o Habanera-Polka, una sorprendente mezcla de polka y música indígena guaraní. Un baile alegre y muy popular, como elEscondido, que se practica en el norte de Argentina y en el que las parejas juegan al gato y al ratón (sí, sí) con música criolla. Un auténtico ballet giratorio. El malambo, por su parte, es una danza virtuosa de los gauchos que tiene su origen en la pampa andina central. Es la única danza folclórica argentina que no se baila en pareja. Expresión de habilidad y virilidad, originalmente estaba reservada a los "hombres libres". También es digna de mención la Zamba, una danza que se baila en pareja con dos pañuelos, los pañuelos, agitados de forma galante por las manos derechas de los dos miembros de la pareja. Derivado de la zamacueca peruana, se caracteriza por un juego de seducción en el que la mujer repele inicialmente los avances del pretendiente antes de sucumbir a ellos.

Y aunque en Argentina no sólo bailamos tango... ¡lo bailamos mucho! El tango como baile codificado apareció hacia 1910. Al principio lo practicaban parejas masculinas en las aceras, pero en 1916 se prohibió por obstaculizar el tráfico. No está claro cómo el tango cruzó el Atlántico a principios del siglo XX, pero una cosa es cierta: hizo furor en París durante la Belle Époque (a pesar de que el Vaticano lo condenó en 1914). Así, al adquirir sus títulos de nobleza en los salones parisinos, el tango pudo entrar en los salones de la buena sociedad porteña. A partir de entonces, el género no dejó de cosechar el éxito que le caracteriza. Si se puede bailar y admirar en las milongas de la capital, mencionemos también los hermosos eventos, el Tango Buenos Aires Festival y Mundial y su centenar de espectáculos y conciertos (además de una legión de talleres de baile para todos los niveles) y el CITA (Congreso Internacional de Tango Argentino), una semana de ensueño para todos los amantes del tango que incluye un increíble número de talleres para perfeccionarse.