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Los inicios

Bulgaria deslumbrará a los aficionados a la arqueología. Cada gran ciudad tiene su propio museo arqueológico, con restos neolíticos, tracios, helenísticos y romanos. El Museo de Arqueología de Sofía es conocido por albergar la colección más rica de objetos antiguos de los Balcanes. En sus cuatro salas se encuentran tesoros desde la Prehistoria hasta la Edad Media, incluida una réplica del relieve del Caballero de Madara. Esculpido en los acantilados sobre el pueblo de Madara, es la única escultura de este tipo en Europa. Símbolo de la grandeza del primer reino búlgaro, la escena, datada a principios del siglo VIII a.C., muestra a un jinete matando a un león. Las inscripciones en griego antiguo que la acompañan hacen referencia a acontecimientos políticos relacionados con Tracia y Bizancio.

El Museo Arqueológico de Varna conserva cerámicas de Grecia, junto con objetos que se remontan a la época romana. Además de restos tracios, eslavos y búlgaros, este museo posee una colección de arte bizantino que no debe perderse.

Imágenes piadosas

Junto con los frescos, los iconos son las joyas del arte ortodoxo. Estas pinturas coloreadas sobre fondos dorados, heredadas de la tradición bizantina, acompañaban la oración para vincular a los fieles con el mundo celestial. En la Edad Media, estos objetos esenciales del culto ortodoxo cumplían la función de proteger el reino búlgaro, pero también cualquier monasterio o familia que los albergara. Muchas de estas imágenes se conservaban en lugares sagrados, adorados por los peregrinos.

Los iconos búlgaros más antiguos forman parte de una colección excepcional que abarca diez siglos de imaginería, desde finales del siglo IX hasta el siglo XIX. Puede admirarse en el museo de la cripta de la basílica de San Alejandro Nevski, situado bajo la basílica epónima. También se exponen 1500 obras de estudiantes de la Escuela Búlgara de Iconografía.

Renacimiento búlgaro

Culturalmente, el Renacimiento búlgaro trajo consigo la afirmación de la identidad nacional. El movimiento supuso la renovación del sentimiento identitario y se extendió desde mediados del siglo XVIII hasta 1878 (fecha de la creación de la Bulgaria moderna). Los monasterios encarnan la resistencia espiritual de Bulgaria frente al yugo otomano. Junto con los monasterios de Rusia, Serbia, Valaquia y Moldavia, sirvieron de refugio a los revolucionarios, entre ellos el famoso Vasil Levski. Hoy en día, siguen siendo lugares imprescindibles. El más conocido se alza al pie de los bosques, el monasterio de Rila. Reconstruido en 1834 tras un incendio, simboliza la afirmación de la identidad cultural eslava tras siglos de ocupación. Los frescos exteriores de la iglesia de la Natividad de la Virgen María, que ocupan 8800 metros cuadrados, merecen una visita, casi más incluso que el Museo Nacional de Historia. Aquí encontrará una colección única de iconos y tallas de madera, incluida la famosa cruz de madera de Rafael, que fue hábilmente tallada a lo largo de nada menos que doce años y contiene 104 escenas religiosas y 650 figuras.

En el interior de la iglesia principal, una profusión de dorados realza los tonos cálidos de las pinturas murales. Destaca especialmente el iconostasio, tanto por su imponencia como por su maestría. Dos de los temas tratados por Zahari Zograf (1810-1853) son las escenas del Apocalipsis y la caída de Constantinopla. Además de ser representante de la escuela de Samokov, sus frescos adornaron los monasterios de Rila, de Troyan y de Bachkovo. Este artista rompió con los cánones tradicionales al integrar elementos realistas y de esta manera sentó las bases de la pintura laica.

El siglo XX

El Museo Nacional de Bellas Artes de Sofía dedica una sala a los tres grandes maestros de la pintura clásica búlgara, Dechko Uzunov (1899-1986), Iliya Petrov (1903-1975) y Nenko Balkanski (1907-1977). Entre los impresionistas búlgaros, cabe mencionar a Nikola Petrov (1881-1916), Yordan Kyuvliev (1877-1910), Tseno Todorov (1877-1953) y Boris Mitov (1891-1963). Otros artistas que cabe destacar son:

Vladimir Dimitrov (1882-1960). Su apodo del «maestro» ya nos indica su lugar en la jerarquía de los pintores búlgaros. «Quiero que los hombres que pinto en mis cuadros se reconozca inmediatamente que son búlgaros». Originario de la ciudad de Kyustendil, creó varias series de retratos y cuadros inspirados en los campesinos de su región. Las mujeres con cara de virgen, sobre un fondo de árboles frutales, hacen que su estilo sea inmediatamente reconocible.

Zlatyu Boyadjiev (1903-1976) es uno de los pintores búlgaros más famosos. Los retratos y los paisajes de su Bulgaria natal le han valido el título de «pintor auténtico». Aunque está presente en la mayoría de los museos búlgaros, sus obras se agrupan principalmente en la galería de arte Zlatyu Boyadjiev de Plovdiv. Su carrera artística puede dividirse en dos períodos principales, separados por un derrame cerebral en 1951 que le paralizó el lado derecho. Durante el primer período se centró en la vida rural. Sus figuras y panoramas, reproducidos en estilo clásico, reciben una clara influencia del impresionismo. En el segundo período, sus colores nítidos y composiciones complejas le acercaron al expresionismo. Sus obras dramáticas, marcadas por la singularidad, están repletas de figuras insólitas.

Bechkov y Christo

La galería de arte Iliya Bechkov lleva el nombre del pintor búlgaro nacido en 1901. La obra de Bechkov reveló su complejidad en una exposición de sus caricaturas organizada por su ciudad natal, Pleven. Sus dibujos ofrecen una visión del mundo de los burdeles y de la pequeña burguesía de su época. En 1934, tras el golpe de Estado, sus mordaces caricaturas fueron censuradas, lo que le llevó a representar los impulsos más viles de sus contemporáneos. La galería también conserva más de 6000 obras de arte, entre ellas pinturas, bocetos, esculturas e iconos. La mayor colección de obras de Bechkov se complementa con 1700 lienzos y acuarelas de pintores búlgaros y europeos, divididos en cuatro secciones: antiguos maestros (Rembrandt y un estudio de las mujeres argelinas de Delacroix), pintura búlgara contemporánea, pintores locales y pintura al aire libre.

Christo Vladimirov Javacheff, conocido como Christo, nació en Bulgaria en 1935. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sofía antes de huir del régimen comunista en 1958. Cuando llegó a París, frecuentó a los nuevos realistas, cuyo arte se basaba en las acciones-espectáculo, y conoció a su pareja y colaboradora Jeanne-Claude. Esto marcó el inicio de una carrera conjunta en la que la pareja realizó algunas instalaciones artísticas de relevancia, como envolver el Pont-Neuf (1985) y el Reichstag (1995). Nacionalizado estadounidense, Christo tenía previsto envolver el Arco del Triunfo de París cuando falleció.

La mirada de dos fotógrafos

Afincados en el extranjero, estos dos fotógrafos volvieron a su tierra natal en busca de inspiración. Mariyan Atanasov se divirtió convirtiendo los edificios de Sofía en un Tetris gigante. Ahora que vive en Texas, se ha dedicado a expresar su nueva mirada sobre su ciudad natal en la serie titulada Urban Tetris (Tetris Urbano). Fotografió grandes complejos de alquiler en Sofía y luego despojó las imágenes de todos los elementos externos para quedarse solo con la pura construcción. De ahí va recortando piezas que desplaza para jugar con la geometría. Colocadas sobre un fondo azul cielo, parecen flotar de la misma manera que en el famoso videojuego.

Nacido en el centro de Bulgaria, Vladimir Vasilev se comprometió a retratar a sus compatriotas en toda su diversidad. Su serie documental titulada T(h)races (combinación entre tracios y trazos) nació cuando su país ingresó en la Unión Europea. En aquel momento vivía en Francia, pero decidió viajar a su patria para conocer mejor a la gente. Inició un viaje por carretera que le permitió «leer las huellas de la Edad Media que no pueden inscribirse en el presente de un mundo europeo que se ha convertido en lo que es porque ha querido borrar la diferencia entre el ayer y el mañana». Su obra ha sido galardonada con varios premios.

El departamento de fotografía y arte contemporáneo de la Sofia City Art Gallery se enriquece constantemente con donaciones de artistas como Boryana Rossa, Pravdolyub Ivanov, Lachezar Boyadzhiev, Sasho Stoitsov, Milko Pavlov, Nina Kovacheva y Valentin Stefanov, Nadezhda Oleg Lyahova, Nedko Solakov y Christo.

La actualidad

Bulgaria inauguró su primer museo de arte contemporáneo en 2011. El Arsenal toma su nombre del antiguo arsenal situado en el centro de Sofía. En dicho museo pueden visitarse exposiciones temporales de artistas internacionales, así como su colección permanente de obras de artistas búlgaros, pero también litografías de Christo, Marc Chagall, Salvador Dalí y Pablo Picasso.

Sofía es una capital en auge, y en los últimos años se ha adornado con murales y grafitis. Aunque el arte callejero no está oficialmente permitido, el Ayuntamiento va cediendo terreno poco a poco. Ya ha prestado espacios urbanos a los artistas callejeros Bozko y Massimo. Poco a poco, el espacio público se va llenando de obras de arte para el regocijo de los vecinos, que aprecian ver animadas algunas huellas del pasado. Los muros de la ciudad también se utilizan como medio de expresión para la protesta política. Para Stanislav Belovsky, el espacio público es sin duda la mejor manera de dirigirse al mayor número de personas. Nacido en 1965, solo trabaja en lugares abandonados o degradados. Sus obras estarcidas sobre dirigentes políticos invitan a la reflexión a los transeúntes.

Plovdiv se ganó a pulso el título de capital europea de la cultura en 2019. La ciudad no se contentó con promocionar su patrimonio, sino que desplegó la alfombra roja al arte callejero a través de diversos eventos. En 2019, fragmentos del Muro de Berlín pintados por artistas de renombre se expusieron alrededor del antiguo teatro romano. También en el sur del país, el pequeño pueblo de Staro Jelezare acoge el Street Art Village Festival. Los habitantes del pueblo están encantados de ver sus retratos y murales firmados por artistas callejeros internacionales. La fama del festival ha traspasado ya las fronteras de Europa.