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La familia, una institución importante

La familia ocupa un lugar más importante en la sociedad búlgara que en Europa Occidental. Tradicionalmente es bastante numerosa y varias generaciones de la misma familia suelen vivir bajo un mismo techo, a menudo por razones económicas, pero también por motivos patrimoniales. Es bastante frecuente en la sociedad tradicional búlgara que los terrenos propiedad de una misma familia se utilicen para trabajar y convivir. Los abuelos cuidan regularmente de los nietos mientras los padres trabajan. El padrino y la madrina también desempeñan un papel importante. Como en España, son designados por los padres en el momento del bautismo y su función es cuidar y aconsejar al niño.

Antes, los búlgaros se casaban a los veinte años y los matrimonios concertados eran habituales hasta los años 1960, sobre todo en los pueblos. Hoy en día, las parejas jóvenes son cada vez más independientes y convivir sin pasar por el matrimonio ya no es una excepción.

En la actualidad, aunque la fuerza de los lazos familiares tiende a disminuir, persiste el respeto por los mayores, la solidaridad y el espíritu de familia. Sobre todo porque los acontecimientos familiares (nacimientos, bautizos, bodas, fallecimientos, etc.) son momentos importantes que se comparten en comunidad. En el caso de los recién nacidos, no se visita a la joven madre antes de los cuarenta días para que no sufra mal de ojo. Entonces invita a sus amigas y familiares femeninas a compartir una hogaza redonda de pan por la salud del recién nacido. El pan no se corta, sino que se parte y se pone un trozo en un armario, por ejemplo, para que el bebé crezca. La miel siempre está presente en la mesa para endulzarle la vida al bebé.

Otra costumbre divertida es el proshtapulnik. En cuanto el bebé da sus primeros pasos, se invita a los amigos a ver cuál será su futuro trabajo. Sobre una mesita, se colocan diferentes objetos: bolígrafo, martillo, cincel, libro, destornillador, dinero... y se deja que el pequeño, que aún camina inestablemente, elija un objeto. La idea es que esta elección estará relacionada con su futura profesión.

La boda es, naturalmente, un gran momento y se celebra de diferentes maneras según las regiones. Se finge que la novia ha subido de precio o que ha sido secuestrada. Los hombres celebran una despedida de soltero la noche anterior mientras que las jóvenes pasan la velada con sus amigas. Los banquetes de boda pueden durar a veces varios días, pero en las ciudades, las ceremonias se simplifican. Hay una tendencia creciente a casarse por la iglesia, donde la belleza del rito sigue siendo impresionante. Los testigos sostienen elaboradas coronas sobre las cabezas de los recién casados.

En cuanto a los funerales, siguen un ritual muy preciso. El ataúd no se cierra y la ceremonia tiene lugar en la iglesia, pero no siempre. Tras el entierro, la familia y los parientes se reúnen para una comida en la que debe servirse trigo hervido dulce (símbolo del renacimiento), miel y vino. Es posible que en las iglesias le ofrezcan un pequeño plato de papel con trigo, o simplemente un trozo de pastel o un dulce por el descanso del alma del difunto. Acéptelo, es una tradición (panihida). Estos rituales se celebran en el cuadragésimo día (los ortodoxos creen que el alma del difunto permanece en la tierra durante cuarenta días), en el tercer y en el noveno mes, y luego cada año después del fallecimiento.

Aumentar la tasa de natalidad y luchar contra los bajos salarios

La tasa de natalidad en Bulgaria es baja, con una media de 1,56 hijos por mujer. Además, el país sufre una despoblación progresiva. Más de dos millones de jóvenes búlgaros trabajadores se fueron al extranjero en busca de mejores condiciones de vida mientras el país estaba en crisis. Ante este acuciante problema, Bulgaria intenta hacer regresar a los jóvenes con promesas de ayudas sociales o beneficios económicos.

Desde 1956, en la época soviética, la interrupción voluntaria del embarazo está permitida hasta la duodécima semana de gestación y es gratuita para las menores de 16 años y las mayores de 35. Sin embargo, debido a la crisis de natalidad, la Iglesia y el gobierno presionan para que no se aborte.

Aunque el sistema sanitario búlgaro es bastante bueno, sobre todo desde que la Unión Europea proporcionó ayuda para mejorar la infraestructura médica, el país se enfrenta a una escasez de profesionales sanitarios. Esto afecta tanto a Sofía, la capital, como a las provincias. Muchos jóvenes licenciados abandonan Bulgaria en busca de salarios más atractivos en el extranjero. Cada vez hay más reivindicaciones para mejorar la situación.

Una educación que goza de buena reputación

El sistema educativo búlgaro ofrece buenos servicios y de nivel alto. De hecho, la población concede gran importancia a la educación y a su calidad. La tasa de alfabetización del país es excelente, en torno al 98%. La escolarización es obligatoria de los 5 a los 16 años y es gratuita. Cuando son pequeños, los niños suelen quedarse en casa con sus madres durante el primer año de su vida, ya que la baja por maternidad suele ser de un año. Cuando van al colegio, y con cada vez más mujeres trabajando a jornada completa, los abuelos suelen tener que cuidar de los niños durante parte del día, ya que el horario escolar es por la mañana o por la tarde. Así que no se preocupe si ve niños por la calle en horario escolar cuando cree que deberían estar en clase.

El sistema educativo búlgaro es similar al de la mayoría de los países europeos. La educación preescolar es para niños de 3 a 6 años (aunque siguen desarrollándose las guarderías, incluso en grandes ciudades como Sofía). Luego vienen la enseñanza primaria, la secundaria y la superior. Cada ciclo se valida con una evaluación. Las calificaciones se sitúan entre 1 (deficiente) y 6 (excelente). Antes de la enseñanza superior, los búlgaros se presentan a la matura, el equivalente a nuestro examen de selectividad. De media, aprueba el 80% de los estudiantes.

El país cuenta con 51 universidades, tres de las cuales figuran entre las 200 mejores de Europa: la Universidad de Trakya, la Universidad Kliment Ohridski de Sofía y la Universidad Americana de Bulgaria, situada en Blagoevgrad. Esta última cuenta con casi mil estudiantes de muchos países del mundo y ofrece una educación ecléctica y de buena calidad. A partir de los trece años, los jóvenes pueden empezar la formación profesional.

Los búlgaros prefieren enviar a sus hijos a escuelas públicas en vez de privadas. En parte porque la enseñanza privada es cara (entre 1500 y 21000 € al año), pero también porque la enseñanza privada se asocia a la religiosa.

La homosexualidad sigue siendo difícil de aceptar

La homosexualidad es legal en Bulgaria, pero las parejas del mismo sexo no tienen los mismos derechos y protección que las heterosexuales. Además, sigue siendo bastante tabú y está mal vista en este país. El Orgullo Gay se celebra cada año en junio en Sofía en un ambiente tenso. Aunque el evento pretende promover la diversidad y la tolerancia, muchos grupos extremistas no lo ven con buenos ojos. Los hijos de una pareja del mismo sexo no están reconocidos.

El lugar de las mujeres

La legislación búlgara es igualitaria. No es raro que una mujer llegue a ocupar un cargo importante en el sector público; de hecho, el país tuvo una primera ministra interina en el pasado y siete ministras en el actual gobierno. Sin embargo, en realidad, el machismo y el paternalismo siguen presentes en la sociedad y la discriminación salarial es habitual en el sector privado. Contrariamente, en la mayoría de las familias búlgaras la mujer desempeña el papel central. Es ella quien se ocupa de las tareas domésticas, de los niños y de los ancianos, aunque trabaje fuera de casa. La mitad de las mujeres tiene un trabajo fuera de casa, además de ocuparse de las tareas domésticas.

Hasta 1989, bajo el régimen comunista, las mujeres tenían muy pocas oportunidades de vestirse como quisieran. Con la generalización del acceso de las mujeres al trabajo y su emancipación, mostrar la propia feminidad se considera ahora un signo de libertad e independencia. Las mujeres han sido las más afectadas por las transformaciones postsocialistas y su estatus ha cambiado considerablemente.

Por último, como en todas partes, el problema de la violencia contra las mujeres también está presente en Bulgaria. El país ha firmado todos los tratados internacionales relativos a la protección de los derechos, las libertades y la igualdad de la mujer, y en marzo de 2005 se aprobó una ley sobre la violencia doméstica.