El escándalo que marcó las elecciones europeas

Normalmente, en Bulgaria, las elecciones son sinónimo de escándalos políticos. La votación para elegir a los eurodiputados no fue una excepción. El partido del primer ministro Boiko Borísov, el GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo), una agrupación de derechas con afinidades con la extrema derecha, tuvo que enfrentarse al Apartmentgate, o «crisis de los apartamentos». Algunos ministros se habían comprado pisos de lujo en Sofía a precios más que ventajosos (¡600 € el metro cuadrado, en lugar de 2600 €!). Por no hablar de la construcción de un rascacielos en una zona donde la ley lo prohíbe, con la implicación del fiscal, el ministro de Justicia o el jefe de Anticorrupción. Otro escándalo afectó a altos funcionarios que malversaron fondos europeos para construir «casas de huéspedes» que nunca estuvieron destinadas a ese fin. A raíz de estos diversos casos, varios ministros y funcionarios dimitieron, lo que atenuó el malestar popular. El electorado mostró su descontento dejando de acudir a las urnas o votando a otros partidos. Pero aun así el GERB obtuvo 6 de los 17 escaños.

La crisis de los residuos y del agua

En octubre de 2019, el puerto de Varna recibió 127 contenedores procedentes de Italia. Todos ellos estaban llenos de residuos. Hasta ahí todo era correcto, ya que la libre circulación de mercancías dentro del espacio europeo lo permite. Sin embargo, los residuos que contenían no eran los mismos que se indicaban en los comprobantes aduaneros: en lugar de solo plástico y caucho, también había metal, vidrio y madera, lo que los convertía en ilegales. ¿Por qué? Porque los residuos iban a parar a vertederos ilegales o lugares de almacenamiento repartidos por todo el país. El gobierno debe vigilar que las centrales térmicas (principalmente la central de Bobov Dol, a 70 km al sur de Sofía, y la de Sliven) no utilicen estos residuos como combustible, en lugar de carbón, ya que emiten unas partículas finas que afectan a la salud de los habitantes. En el primer trimestre de 2020, Bulgaria tuvo que mandar de vuelta una veintena de contenedores a Salerno, cerca de Nápoles.

Aunque la situación de estos contenedores se resolvió, si circula por Bulgaria continuará viendo bolsas de plástico de múltiples colores, restos de botellas de plástico y otros residuos junto a las carreteras.

En Sofía, los traperos desempeñan un papel importante en la separación de residuos. Se trata de habitantes desfavorecidos que rebuscan en la basura materiales reciclables (papel, vidrio, etc.) y los venden a los centros de clasificación, garantizando así la mitad del reciclaje que se lleva a cabo en la capital. Sin embargo, el Ayuntamiento ha decidido trasladar los centros de clasificación, lo que supone un obstáculo para esta actividad.

En cuanto al agua, desde finales de 2019, la ciudad de Pernik, que se encuentra a los pies del monte Vitosha, se enfrentó a la escasez de agua a raíz de un drástico descenso del nivel de agua de la presa que la alimenta y del pésimo estado del sistema de tuberías para su distribución. Los habitantes tuvieron que racionar el agua. ¿Bastarían las obras de rehabilitación previstas y una conexión de trece kilómetros a otra presa para solucionar esta escasez?

Los principales recursos económicos

La producción agrícola, que antaño fue un sector de importancia estratégica para Bulgaria, está en franco declive debido a la industrialización. Predominan los cultivos de girasol, maíz, remolacha y algodón. Además, Bulgaria es el primer productor mundial de lavanda, incluso por delante de Francia. Las buenas condiciones climáticas y la fertilidad del suelo no bastan para compensar la crónica falta de inversiones que padece este sector (equipos agrícolas obsoletos, semillas de mala calidad, etc.). Esta situación se debe a la gran fragmentación y al pequeño tamaño de las explotaciones. La estructura fragmentada de la propiedad de la tierra dificulta la eficacia y la rentabilidad económica de la agricultura.

El sector de mayor crecimiento es el de la industria textil, que tiene una fuerte demanda europea. Los puntos fuertes de la industria búlgara de la confección son las viejas tradiciones, una mano de obra cualificada, la buena calidad de los productos fabricados, una buena relación calidad-precio, plazos de entrega cortos y una buena situación geográfica con respecto a los mercados europeos.

El salario mínimo es de 477 € al mes (2024), muy bajo en comparación con otros países europeos. Y aunque la situación económica del país está mejorando, la corrupción sigue siendo endémica, lo que constituye un de los obstáculos principales para el desarrollo de la sociedad búlgara y su plena democratización.

La inversión extranjera

El hecho de que Bulgaria tenga un bajo tipo del impuesto de sociedades (en torno al 10%) y uno de los costes laborales más bajos de Europa atrae al capital extranjero.

España ocupa el decimotercer puesto entre los inversores extranjeros, muy por detrás de los tres principales, Países Bajos, Austria y Grecia. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, en el primer trimestre de 2023, las principales exportaciones españolas a Bulgaria fueron productos químicos, automóviles y carne porcina, mientras que Espala importa principalmente cereales, productos químicos, grasas y aceites vegetales.

Los chinos invierten, además, en yogur búlgaro y en las bacterias para fabricarlo, que se produce en los Ródope. En Momchilgrad, cerca de la frontera griega, entenderá por qué la escritura china se mezcla con la cirílica.

Por último, lo que no dejará de notar en su viaje por el país es la presencia de Lidl e Ikea.

La evolución del turismo

El turismo sigue siendo uno de los principales motores de la economía búlgara. Los turistas más numerosos proceden de los países vecinos, Grecia y Rumanía, seguidos de los rusos, los alemanes, especialmente aficionados a la costa del mar Negro, y los británicos. El sector sigue en expansión, si excluimos los dos años negros ligados a la crisis sanitaria de la COVID-19. El número de turistas se acerca a los diez millones anuales.

El país destaca gracias al turismo termal: la abundancia de sus aguas termales y las de los establecimientos de barro curativo sitúan a Bulgaria entre los primeros destinos de este sector. Otra baza es su orientación hacia el turismo de naturaleza, sostenible y responsable, y, por último, recientemente ha aumentado el turismo médico.

Para hacer frente al desarrollo de los distintos sectores turísticos, Bulgaria está aumentando su capacidad de alojamiento y sus instalaciones. La buena cobertura de Internet del país es una de sus ventajas innegables, que también atrae a los teletrabajadores, cada vez más numerosos desde la crisis sanitaria. La urbanización de la costa del mar Negro y de las estaciones de deportes de invierno han dejado de ser un problema. Por otra parte, la rehabilitación de antiguos pueblos en zonas remotas está en auge.