Manifestation d'enseignants à Zagreb © Marija Ivancic - Shutterstock.Com.jpg
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Vuelve el crecimiento, pero siguen los retos

La necesidad urgente de los sucesivos gobiernos es llevar a cabo reformas estructurales, mejorar la productividad global y comprometerse con sus cuatro planes de programa financiados con fondos europeos (10 700 millones de euros para el período 2014-2020). Principales sectores afectados: medio ambiente, eficiencia energética, competitividad de las PYME e infraestructuras de transporte. Aunque el crecimiento volvió en 2018, en Croacia persisten otras preocupaciones, como la disminución demográfica, el alto desempleo, la baja productividad, la economía informal, la transición ecológica, la carga de la deuda o la dependencia de la economía del sector turístico.

A principios de 2015, HDZ encuentra una nueva oportunidad de vida. El 9 de enero, fue una mujer, Kolinda Grabar-Kitarović, quien se convirtió por primera vez en Presidenta de la República Croata en un momento en que el contexto europeo estaba tenso. En el contexto de una gran crisis migratoria, la transferencia del decimotercer gobierno a la extrema derecha se acelera, sacudiendo su retórica de "valores patrióticos" y de retirada de la identidad.

Seis meses después de la formación de un gobierno radical, con un empresario como Primer Ministro (Tihomir Orešković) y un revisionista ultra-católico de la cultura (Zlatko Hasanbegović), el descontento social está aumentando. Se lanza una moción de desconfianza en el gobierno. Las causas son múltiples: la deriva de la derecha en un contexto de exaltación de los valores tradicionales, la reforma educativa que va mal, las críticas a los medios de comunicación que se sienten alineados, el peligroso revisionismo de la última guerra, las sospechas de conflictos de intereses que afectan de cerca al Viceprimer Ministro Karamarko. Como los diputados en el poder y los socialdemócratas no lograron ponerse de acuerdo para formar una coalición, la disolución del Parlamento se votó el 20 de junio de 2016. Durante las elecciones parlamentarias anticipadas (11 de septiembre), los conservadores del HDZ se mantuvieron en el poder gracias, en particular, a la unión del partido conservador Most, cercano a la Iglesia Católica y guardián de la ortodoxia.

Retorno a la estabilidad política

A la cabeza de este nuevo gobierno de coalición (¡el tercero en dos años!), Andrej Plenković, el jefe del HDZ, ex diplomático y eurodiputado, aporta una cierta estabilidad. El Primer Ministro se ha comprometido a mantener un rumbo centrista, deseando darle la espalda al ala populista y nacionalista de su predecesor.

Plenković nombra siete nuevos ministros, en particular de Educación y Construcción, lo que demuestra una mayor madurez política y un claro deseo de salir de los conflictos internos. Su programa sigue centrándose en la reestructuración e incluso en la privatización de la administración pública y las empresas para reforzar la competitividad. En 2017, la adopción de una reforma fiscal, la reducción del número de empleados en los órganos del Estado, la revisión de las prestaciones sociales de los funcionarios, pero también las reformas del sistema de pensiones, el sistema hospitalario y la gestión de la crisis de la natalidad son cuestiones importantes que interesan directamente a los distintos estratos de la sociedad civil.

A partir de 2018, ¡la recuperación económica está aquí!

Con unas previsiones de crecimiento positivas (en torno al 2,7 % para 2020) y un PIB de 49 800 millones de euros, los observadores económicos confirman los buenos resultados. Se logran gracias al repunte de la demanda interna, pero sobre todo gracias al aumento de las cifras del turismo (del 20% al 25% del PIB). Verdadera fuente de divisas y de inversiones, esta industria única se concentra en la costa adriática, en los archipiélagos, así como en la capital y en las ciudades históricas.

Pero el turismo de masas presenta riesgos a largo plazo, por no hablar de su impacto en el medio ambiente, mientras que otros indicadores económicos son preocupantes. El declive industrial de la cuota de los principales sectores de actividad, el dinamismo de las ventas, la disminución de las transacciones (madera, textiles, transformadores eléctricos, turbinas, piezas de automóviles, barcos, medicamentos), la baja productividad, mientras que las importaciones aumentan, los trastornos en el sector pesquero bajo la responsabilidad de Bruselas, la agricultura en dificultades dentro de la UE.... tantos obstáculos para mantener una economía sana y diversificada, que beneficia a todos. El gobierno quiere ser tranquilizador. Una mejor orientación del empleo, unos beneficios turísticos más equitativos y un probable alivio del impuesto sobre la renta deberían seguir apoyando el consumo de los hogares, a pesar del resurgimiento de las presiones inflacionistas. La inversión pública, especialmente en energía y transporte, debería beneficiarse de una mejor absorción de los fondos estructurales europeos. Éstas seguirán prestando apoyo a la financiación de proyectos (agua, energía, modernización de los servicios públicos, infraestructura portuaria y ferroviaria, consolidación de las PYME y de las PYMES), todos ellos con un presupuesto asignado de 11 000 millones de euros para el período 2014-2020.

Otra prioridad del Gobierno es la lucha contra el desempleo juvenil

De una tasa de alrededor del 16% en mayo de 2015, la tasa de desempleo nacional se redujo al 7,1% (junio de 2019), pero todavía afecta a casi uno de cada tres jóvenes, el 20,9% entre los menores de 25 años (abril de 2019). Como resultado, desde 2013, a medida que la población envejece, los jóvenes están migrando masivamente en busca de un futuro mejor. Este fenómeno se ha acentuado desde que los solicitantes de la salida ya no necesitan un visado para trabajar en Europa. La mayoría de los jóvenes que se quedan en el país quieren trasladarse o reciclarse en el sector terciario, especialmente en los servicios turísticos, dado que el salario medio de los croatas en Zagreb es de 877 euros. En efecto, para luchar contra esta crisis demográfica y esta falta de perspectivas, el partido político de centro-izquierda, que volverá al poder en 2020, deberá adoptar medidas más enérgicas que el aumento de los subsidios familiares o el incremento de las plazas en las guarderías.