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2015-2016, caos en el gobierno

A partir de 2011, los distintos gobiernos adoptaron una estrategia de preadhesión a la UE. Introdujeron reformas estructurales financiadas con fondos europeos (10 700 millones de euros). Los principales sectores afectados fueron las infraestructuras de transporte, la eficiencia energética, la competitividad de las PYME y la transición ecológica.

Al inicio del mandato de Kolinda Grabar-Kitarović (HDZ), a principios de 2015, la política croata se dividió con el telón de fondo de una grave crisis migratoria. El giro hacia la extrema derecha hizo resurgir una retórica conocida (valores tradicionales y patrióticos, leyes antiabortistas, repliegue identitario). Seis meses después de la formación de este decimotercer gobierno radical, con un Primer Ministro ultracatólico (Tihomir Orešković) y un Ministro de Cultura revisionista (Zlatko Hasanbegović), el descontento social iba en aumento. Una moción de censura denunció la deriva de esta derecha dura, que proclamaba la reforma educativa y el control de los medios de comunicación, al tiempo que alimentaba las sospechas de conflictos de intereses en torno a Tomislav Karamarko, el viceprimer ministro. Cuando los diputados en el poder y los del Partido Socialdemócrata (SDP) no llegaron a un acuerdo, el Parlamento se disolvió el 20 de junio de 2016. En las elecciones parlamentarias anticipadas (11 de septiembre de 2016), el HDZ logró mantenerse en el poder, gracias sobre todo al apoyo de un partido conservador, Most, cercano a la Iglesia católica. En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (2019-2020), Zoran Milanović, presidente del SDP y primer ministro entre 2011 y 2016, derrotó al presidente saliente.

Restablecimiento de la estabilidad política

Andrej Plenković ha sido nombrado Primer Ministro de esta nueva coalición. Este antiguo diplomático y eurodiputado aportará cierta estabilidad. Se ha comprometido a mantener un rumbo centrista, de centro-izquierda (SDP-HNS-HSU) y proeuropeo para una "Croacia normal", al tiempo que intenta dar la espalda al ala populista y nacionalista de su predecesor. Siete nuevos ministros, sobre todo en Educación y Construcción, siguen su programa liberal, que sigue centrado en la reestructuración de la administración y las empresas públicas. Algunas serán privatizadas. En 2017, el Gobierno está en todos los frentes: reforma fiscal, reducción del Estado, revisión de las prestaciones sociales de los funcionarios, reformas del sistema de pensiones y del sistema hospitalario, crisis demográfica, derecho al aborto.

El turismo, un auténtico revulsivo económico

Al centrarse en la consolidación fiscal y la estabilidad monetaria, el país pudo incorporarse al Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (MTC II) en 2020. Pero la crisis sanitaria mundial vinculada a Covid-19 y los dos terremotos en el norte del país (en marzo y diciembre de 2020) agravaron la recesión (-8%), ampliando al mismo tiempo el déficit por cuenta corriente. Con el cierre de las fronteras del país, la dependencia de la economía croata del sector turístico (20-25% del PIB) se ha dejado sentir cruelmente. Relativamente poco afectada por la primera oleada del virus, Croacia experimentó una segunda y tercera oleadas más graves, con un total de 1.265.075 casos registrados y 17.652 muertes. A finales de 2021, se levantarán todas las restricciones de viaje y los Ministerios de Turismo y Sanidad crearán conjuntamente una etiqueta de seguridad (Estancia segura en Croacia). Esta comunicación permanente, destinada a los profesionales del sector que aplican las recomendaciones sanitarias, tranquiliza a los viajeros. En noviembre de 2021, Emmanuel Macron viajó a Zagreb para firmar una asociación franco-croata con su homólogo Zoran Milanović, con el objetivo de avanzar hacia una mayor cooperación económica, científica y cultural. Se trataba de la primera visita oficial de un presidente francés a Croacia desde la independencia del país.

Aunque el año 2022 no compensó totalmente el impacto de la pandemia en la economía, la recuperación del turismo ha dado esperanzas de una vuelta a la normalidad. Sin embargo, la invasión de Ucrania por Rusia ha hecho que se revisen a la baja las previsiones de crecimiento. Desde el inicio de la guerra (febrero de 2022), Croacia adoptó el principio de solidaridad de la UE con Ucrania, a diferencia de su vecina, la prorrusa Serbia. Mitigar el impacto de la guerra de Ucrania en el sector agroalimentario es la principal preocupación del Gobierno croata. Se han adoptado varias medidas compensatorias de emergencia para garantizar la seguridad energética y el suministro de alimentos al mercado.

A finales de 2023, con un PIB de unos 69 460 millones de euros, unas previsiones de ralentización del crecimiento y una inflación persistente, Croacia sigue siendo, después de su vecina Eslovenia, la economía más avanzada del sudeste de Europa. El repunte de la demanda interna y, sobre todo, el auge del turismo están impulsando la economía. Auténtico maná de divisas e inversiones extranjeras, los capitales se concentran en la costa adriática, los archipiélagos, la capital y las ciudades históricas.

Paso al euro, espacio Schengen: motivos para la esperanza

Esta monoindustria presenta otros riesgos. A su impacto medioambiental se suma la baja productividad industrial global (madera, textiles, transformadores eléctricos, turbinas, piezas de automóviles, barcos, medicamentos, agroalimentación). Mientras aumentan las importaciones, la agricultura y la pesca dependen del mercado europeo. Para emprender las reformas necesarias para un desarrollo económico sostenible, sobre todo en energía y transportes, la inversión pública croata sigue beneficiándose de los fondos estructurales europeos. Con 6.000 millones de euros de fondos de recuperación, Croacia seguirá siendo en 2023 el mayor beneficiario per cápita de fondos comunitarios.

El acuerdo unánime de los ministros europeos de Interior sobre la entrada de Croacia en el espacio Schengen ha hecho que ya no haya colas de vehículos en las fronteras húngara y eslovena. La libre circulación por este vasto territorio de la UE también debería beneficiar al turismo. A cambio, Croacia debe garantizar un control riguroso de las fronteras exteriores de Europa, donde la presión migratoria sigue siendo elevada (ruta de los Balcanes Occidentales). También debe comprometerse a una mayor cooperación policial en la lucha contra la delincuencia organizada y el terrorismo.

La plena adhesión a la zona euro conlleva un importante cambio monetario, que se supone aportará beneficios económicos y financieros al país, pero también conlleva el riesgo de presiones inflacionistas. Nada más introducirse (enero de 2023) ya se notó una subida de precios. Comerciantes, operadores de telecomunicaciones, bancos, hostelería y todos los servicios turísticos en general aprovecharon la coyuntura para aumentar sus beneficios, un hecho que despierta la nostalgia de muchos croatas. Como recordatorio, la kuna, antigua moneda local, fue abolida y reintroducida en 1994 para garantizar la autonomía monetaria del país, tras su declaración de independencia en 1991.

El desempleo juvenil sigue siendo motivo de preocupación

La tasa de desempleo, cercana al 9% en el momento álgido de la pandemia, ha descendido hasta el 6,8% en 2023. Afecta a más del 20% de los jóvenes menores de 25 años. En consecuencia, mientras la población envejece, los jóvenes croatas, cualificados o no, emigran en masa, sobre todo a Europa. La mayoría de los que se quedan en el país quieren trabajar o reciclarse en el sector terciario, en los servicios turísticos, mientras que la renta mensual bruta por habitante es de 1.162,39 euros, con grandes disparidades entre las regiones. Según las previsiones del Ejecutivo, unas mejores perspectivas de empleo, unas prestaciones turísticas más equitativas y una probable reducción del impuesto sobre la renta deberían apoyar el consumo de los hogares y restablecer la confianza en el futuro.