Atracciones turísticas y monumentos Senegal

Originario de un pueblo cercano a Saint-Louis, Djiby Mbaye es uno de los guías oficiales de la asociación Les Guides Amis du Patrimoine, de la que también es tesorero. Con más de 15 años de experiencia, conoce muy bien la región de Saint-Louis, su cultura, naturaleza e historia, que podrá ayudarle a descubrir a través de varias excursiones. También organiza giras por todo el Senegal y también traslados a diferentes ciudades. Es un guía serio y puntual, con el que es muy agradable hablar.

Ya no es una casa de esclavos, pero sus paredes rojas y las cadenas de sus bodegas han sido mostradas en todos los libros de historia. El exconservador Boubacar Joseph Ndiaye (fallecido en 2009) era una institución. Gracias a él, este edificio construido por los holandeses en el siglo XVII fue renovado con la ayuda de la Unesco en 1990. Gorea es una de las últimas casas de esclavos que quedan, con una capacidad de entre ciento cincuenta y doscientos esclavos, y se ha convertido en un símbolo del horror de la trata, desde la venta de esclavos africanos por los propios africanos hasta la comercialización de millones de seres humanos enviados a las Américas por colonizadores portugueses y después por holandeses y franceses, para despejar las tierras donde los europeos exterminaron anteriormente a los pueblos indígenas. Su país de destino dependía de la necesidad de los compradores: el padre podía ir a Estados Unidos, la madre a Brasil y el niño a las Indias Occidentales. Dejaron Gorea bajo mínimos de personal. Entrando por la izquierda, puede visitar la sala de pesaje: los esclavos que pesaban menos de sesenta kilos eran puestos en espera y alimentados a la fuerza hasta que alcanzaban el peso. Junto a ella, está la sala donde los hombres sanos esperaban su turno y, luego, la sala para niños de ocho a doce años, la de niñas jóvenes y vírgenes y, finalmente, la de mujeres. Bajo las escaleras, se hallan dos mazmorras para los más rebeldes. Al final del pasillo, la «puerta sin retorno» y luego el mar, el último paso antes de las Américas. Lo más perverso es que los esclavos eran libres para escapar por esta puerta y, por lo tanto, hacia el mar... pero ahí los esperaban los tiburones. Arriba, verá unos paneles explicativos sobre el comercio triangular. El nuevo conservador, el señor Coly, podrá responder a sus preguntas si las explicaciones de la visita no son suficientes para saciar su interés.

Aunque algunos historiadores, entre ellos los del IFAN (Instituto Fundamental del África Negra), refutan el papel otorgado a la Casa de los Esclavos, sigue siendo innegable que miles de esclavos pasaron por Gorea. Independientemente de que fuera o no la casa donde se encerraba a los esclavos, es aún un símbolo importante de la trata de esclavos.

Desde septiembre de 2005, este mítico barco vuelve a navegar por el río Senegal entre Saint-Louis y Podor. Dejar la ciudad de pie sobre su puente es una experiencia muy emotiva. Es posible hacer solo una parte de la ruta, por ejemplo, ir al Parque Natural de Djoudj. Si va de camino a Saint-Louis, también puede visitarlo (acceso libre, generalmente en el muelle de Roume, a 200 m del café Bou el-Mogdad). Personal cálido y amable.

La tortuga Sulcata es una especie en peligro de extinción, con solo seiscientos ejemplares que se concentran en la zona del Sahel, entre Senegal y Etiopía. Podrá encontrar diez guías apasionados y extremadamente profesionales que le presentarán a las tortugas y le explicarán todos los pasos desde el huevo hasta su rehabilitación en la naturaleza. Una vez son adultas, las tortugas son liberadas en la reserva de Katané, en el Ferlo. Hoy en día, el pueblo tiene cerca de doscientas treinta tortugas con seis especies diferentes, incluyendo la Centrochelys sulcata y la Kinixys belliana, nativas del África subsahariana. Para los amantes de la botánica, se han creado recientemente senderos con paneles explicativos sobre las diferentes variedades. Es un hermoso proyecto ecológico —presentado en detalle en la página web de la asociación— que realmente merece una visita.

Las fábricas manufactureras o las «tapicerías de Thiès» tenían como objetivo trasladar pinturas originales de artistas senegaleses seleccionados mediante licitación a obras de arte decorativo: tapices, tejidos, cerámicas, mosaicos, colgantes, etc. Hoy en día, solo perdura la tapicería, que ofrece una visita al taller donde se explican las diferentes etapas del proceso: transposición de la tela sobre un cartón, instalación en el telar, tejeduría, etc. Algunas de estas obras están expuestas y a la venta en una sala contigua a la fábrica. El lugar es amplio, lo que permite resaltar los diferentes lienzos, todos muy coloridos, algunos figurativos y otros más abstractos. Las pinturas originales solo pueden ser reproducidas ocho veces como tapices. Todos están a la venta por 600000 FCFA por metro cuadrado. El catálogo está disponible allí mismo y es posible hacer un pedido mediante un pago a cuenta. Thiès sigue siendo una referencia para toda África en términos de tapicería, aunque las Bellas Artes la consideren demasiado conservadora.

La Galería Arte se ha trasladado recientemente a una nueva ubicación junto al BCEAO, el Banco Central de los Estados de África Occidental. Desde la celebración del 350 aniversario de Saint-Louis en diciembre de 2009, la Galería Arte ha abierto otro espacio en la otra gran ciudad del país. Es en estos dos espacios donde Joëlle Le Bussy Fal acoge a los amantes de las cosas bellas, en un lugar donde la creación está en ebullición constante. Se pueden admirar y comprar obras de artistas plásticos (los más grandes pintores africanos y jóvenes talentos), obras de artesanía contemporánea, creaciones llegadas de talleres de ebanistería o de fundiciones de bronce, telas del Congo y de Ghana y collares de perlas de Mopti. Joëlle también es diseñadora; crea muebles originales a partir de las variedades de madera más raras y exóticas, así como objetos decorativos únicos.

Moussa Samb es uno de los cinco guías lebou de Ngor, un pueblo de pescadores en la ciudad de Dakar, al lado de la punta de Almadies, que ha conservado sus pequeñas calles laberínticas y su autenticidad. Aquí todos se conocen —los niños juegan en la calle, las mujeres hablan en la puerta— y el ambiente es realmente excelente. Le aconsejamos que vaya con un guía. No es que sea peligroso, pero es una opción mucho más interesante para descubrir la historia del pueblo, su sagrado árbol baobab de seis siglos de antigüedad, sus pequeñas playas, la plaza central donde los jefes del pueblo se instalan a diario, las cabras y las canoas en la playa, las cooperativas de pescadores que comparten beneficios con la comunidad... ¡toda una vida de apoyo familiar mutuo por descubrir! Moussa también tiene familia lebou en Gorea y estará encantado de llevarle allí para presentarle a su familia. Además, es útil llevar un guía para evitar a los oportunistas del lugar, los cuales persiguen a los turistas.

La ASPT (Agence sénégalaise de la promotion touristique) es el organismo responsable del desarrollo del turismo en Senegal. Promueve los activos turísticos del país, fomenta la inversión en el sector y organiza eventos para atraer visitantes. El objetivo es hacer de Senegal un destino elegido por los viajeros, destacando su riqueza cultural, sus magníficas playas, su variada fauna y su patrimonio histórico. La ASPT trabaja en estrecha colaboración con los agentes del sector turístico para promover el desarrollo económico del país.

Bajo el impulso de una pareja franco-senegalesa, Marie y Paul Bassene, este museo de la cultura tradicional Diola vio la luz en marzo de 2018. A través de objetos antiguos recogidos entre la población local, descubrimos al pueblo Diola y sus tradiciones. El museo consta de cuatro salas de exposición: la construcción de una cabaña impluvium en un entorno verde, objetos de la vida cotidiana, actividades estacionales y ceremonias animistas. Una pareja de avestruces, en su recinto, acompañará majestuosamente su visita.

Situada a 65 km de Dakar y a 15 km de la estación balnearia de Saly, en la carretera de Mbour, la reserva animal de Bandia, con sus 3500 hectáreas de sabana protegida, de las cuales 1500 son visitables, ofrece safaris fotográficos a los turistas. Tenga en cuenta, sin embargo, que esta experiencia es más específica para África Oriental o Meridional que para África Occidental, ya que aquí los grandes depredadores casi han desaparecido de la naturaleza. Pero tiene el mérito de existir en Senegal, gracias a la encomiable y exitosa reincorporación de animales silvestres en un área protegida. En un vehículo privado o a bordo de un todoterreno alquilado allí mismo, con un guía altamente profesional que le explicará la vida de los animales, llegamos a observar una docena de especies de mamíferos salvajes, entre ellos el antílope derbiano, el rinoceronte blanco (poco común), avestruces, jabalíes, jirafas, búfalos, cebras y otros mamíferos, así como cerca de ciento veinte especies de aves. Se necesita paciencia para observar a estos animales en semilibertad, pero el guía hará todo lo posible para ofrecerle una visita memorable. Escoja la mañana o el final del día para la visita cuando las temperaturas no sean demasiado altas. El restaurante, abierto todos los días a la hora de comer y bajo reserva por la noche, es conocido en toda la región por su excelente cocina y cuenta con su propia carnicería. Muchos dakarianos no dudan en venir con sus familias a Bandia para disfrutar de platos refinados, comida asada al fuego de leña, deliciosas pizzas… El paisaje es agradable y tiene vistas a un lago donde hay un centenar de cocodrilos. Los monos más astutos se pasean por ahí y no dudan en robar la comida de los platos. Además, hay wifi gratis.

Si siempre ha soñado con flotar como en el mar Muerto, ¡ahora es el momento de echarse al agua! Prefiera las pequeñas playas privadas para mayor tranquilidad, cerca del restaurante 212 o del Palal, los cuales están muy bien, con la posibilidad de limpiar lo que haga falta porque la sal quema las membranas mucosas. ¡Prohibido echar una gota en los ojos!

Un entorno marítimo excepcional que se extiende a lo largo de 5000 km² donde se unen los brazos de tres ríos. En particular, hay 28 cementerios en forma de túmulos. Entre manglares e islotes, podrá navegar en piragua por estos canales de agua salada, y descubrirá los cúmulos de conchas, algunos de los cuales se extienden cientos de metros. Estas pilas de conchas de mariscos son el resultado de la actividad humana en la región durante los últimos milenios.

Era uno de sus sueños: abrir un lugar en Senegal dedicado a sus más bellas esculturas, donde el público pudiera contemplarlas. Este deseo, aunque póstumo, se ha hecho realidad gracias a sus hijos y a Béatrice Soulé, su agente artística, que han hecho todo lo posible para traer sus obras de vuelta a Senegal y mostrarlas en su esplendor. Abierta con ocasión de la inauguración de la Bienal de Dakar 2018 y luego cerrada por un tiempo para prepararla para la recepción del público general, esta casa tan querida por su esencia —en el preámbulo de su serie imaginaria sobre los egipcios la denominó la Esfinge—, ahora alberga sus obras más representativas. Entre las coloridas paredes, cubiertas con el material de sus creaciones, podemos dejarnos guiar por nuestros deseos, por nuestra intuición, en este laberinto artístico. Desde los noubas hasta los grandes hombres, pasando por los fulani o por los proyectos inacabados, no se puede dejar de admirar sus figuras monumentales. Si tiene la oportunidad, visite su taller, situado en el ático, donde encontraba la inspiración frente al mar; está intacto desde el día de su muerte. Su habitación, en cambio, presenta un lado más íntimo del artista, entre fotos, cartas y recuerdos diversos.

La Alianza franco-senegalesa de Ziguinchor merece una visita solo por su increíble arquitectura. El francés Patrick Dujarric se inspiró en las cabañas con impluvio para diseñar este establecimiento de una belleza desconcertante. Se pueden pasar largos minutos contemplando sus murales de colores brillantes. Además de su calidad arquitectónica, este establecimiento es el único centro cultural de toda la ciudad. Con una biblioteca, un espacio de exposición, un cine al aire libre (proyectado todos los martes por la noche) y un gran escenario que acoge a artistas de todas las disciplinas (teatro, danza, música…), es un espacio esencial en Ziguinchor. Por último, la Alianza también es famosa por su restaurante, situado en un jardín sombreado muy agradable para escapar del calor sofocante y el ruido de la calle. Se pueden degustar platos senegaleses y cocina internacional con una excelente relación calidad-precio. El bar permanece abierto todos los días de 10.00 a 13.00 h, y el restaurante de 13.00 a 15.00 h y de 19.00 a 21.00 h).

El Monumento del Renacimiento Africano es impresionante por su tamaño. Desde Meseta, podemos ver este coloso de cincuenta y dos metros de altura, abrazando a su esposa y sosteniendo a su hijo en un brazo. Simboliza una África con visión de futuro. El monumento es fuente de controversia, tanto por su lado figurativo, que descontenta a los musulmanes conservadores, como sobre todo porque se trata de un proyecto más bien megalómano del expresidente Abdoulaye Wade, que, bajo el símbolo de un continente, creó un monumento con una sala presidencial ultralujosa que, según se estima, costó entre 9000 y 15000 millones de francos CFA en medio de una crisis económica. Además, fue creado por una empresa norcoreana especializada en hormigón más que en arte, e inaugurado en 2010 en medio de la crisis económica, con motivo del 50 aniversario de la independencia de Senegal. Por lo demás, hay que subir 198 escalones para llegar a la explanada antes de tomar un ascensor hasta la decimoquinta planta y admirar una vista impresionante de la ciudad y del mar sin esperar grandes proezas artísticas del propio monumento, a pesar de su alto precio —la cajera le ofrecerá en seguida una tarifa de residente si le ve dudoso—. Salimos sin haber visto nada especialmente interesante, excepto un friso explicativo de la historia africana, un vídeo de la construcción del monumento y las pocas salas dedicadas al arte africano contemporáneo.

Punto de extrema actividad, el puerto de Mbour es el segundo puerto pesquero más grande de Senegal. Es aquí donde podrán ser testigos (alrededor de las 17 h) del regreso de los pescadores, que a veces vuelven del mar después de varios días. En medio de las piraguas de colores, las mujeres pelan y limpian el pescado antes de venderlo en el momento. El olor y la emoción que reina allí son indescriptibles. Más lejos, los transportistas esperan a que las cargas estén preparadas para ser transportadas a las regiones o directamente a Dakar, antes de llegar a los mercados europeos. Los guías locales se le acercarán espontáneamente. La Oficina de Turismo ha estructurado la actividad, se le pedirá una donación por la visita (5000 FCFA para un grupo con una ruta completa con visita al puerto y al mercado de artesanía).

Llegará por un puente a esta pequeña isla plantada de baobabs y hecha de conchas. Hay una cierta paz aquí que conduce a la contemplación. De frente, las tumbas de los católicos se elevan con sus cruces. Al fondo, los mausoleos y tumbas de los musulmanes. Desde la cima de la colina, se puede disfrutar de una hermosa vista de Fadiouth y la laguna.

En el centro de la pequeña isla, se dice que es el más grande de Senegal. Usted habrá notado rápidamente que cada pueblo, cada bosque parece tener el árbol baobab más grande del país. A pesar de esta primera consideración, el baobab sigue siendo impresionante. Tendrá unos ochociento años, y la leyenda dice que nunca perdió sus hojas.

Unas aguas tranquilas, claras y limpias: son lo que le espera en la pequeña playa de Gorea, limitada por el dique del muelle. Es tranquila durante la semana y fuera de temporada, pero se vuelve muy concurrida durante los días festivos y los fines de semana. En caso de grandes aglomeraciones, es preferible la otra playa de la isla, debajo del fuerte de Estrées.