Atracciones turísticas y monumentos Benín

El museo constituye una introducción a la cultura de esta región de Benín y, en particular, a las sociedades guélédé, aunque el interés de la colección es realmente limitado.

También pueden verse instrumentos musicales y accesorios de baile, como los tambores sagrados de Nikki y Porto Novo, cuernos y cítaras, así como instrumentos rituales utilizados para interrogar al Fa, y armas… Las colecciones son muy ricas pero, por falta de espacio, una parte se encuentra fuera de la vista del público; por lo que, no podremos indicarle lo que se expondrá en el momento de su visita.

El templo de Dangbé (Temple des Pythons) está dedicado al culto a la pitón, cuyas decenas de especímenes descansan en uno de sus pequeños recintos. Si quiere tener una pitón alrededor del cuello, el guía estará encantado de complacerle, sólo tendrá que soltar un pequeño billete. De lo contrario, le hablará de Pitón, dios vudú venerado hasta Grand Popo, donde su representación adorna muchos templos. En Ouidah, las familias xweda y fon que practican el culto a la pitón Dangbè (también llamada Dan) se reconocen por las escarificaciones que simbolizan las marcas frontales de la pitón.

Los habitantes del pueblo vienen a abastecerse e incluso a bañarse… Puede visitar la planta de envasado, después de solicitar la autorización a la dirección.

El Pueblo Subterráneo es un museo a cielo abierto que alberga 56 de las 1.600 casas subterráneas de la meseta de Abomey. Estas casas, que datan de entre los años 1711 y 1742, habrían servido de escondite y refugio para los guerreros. El itinerario de visita, un camino trazado en laterita que atraviesa una magnífica vegetación, incluye un recibidor, una sala con una maqueta, el refugio principal, los altares y templos sagrados que muestran la organización interna de la sociedad y la vida religiosa y mística de los primeros ocupantes del lugar, una sala de exposición de los vestigios recuperados durante las excavaciones, un espacio de juegos para niños, el Mèdemian, una casa subterránea compuesta por una habitación principal (salón) y tres habitaciones secundarias (dormitorios), y un jardín de mariposas para resaltar la biodiversidad del lugar…

Cabe señalar que, por razones rituales, es preferible no llevar ropa roja, y se recomienda calzado cerrado.

Encima del palacio, una enorme piedra partida en dos, llamada {1}Okèyité{/1}, domina el valle. Para subir hasta allí y disfrutar de unas vistas excepcionales, hay que ir al barrio Essébré, situado a los pies de la colina. A continuación, después de haber pedido a los lugareños (si es posible) la ayuda de alguien (Gabriel Badjéhoun, por ejemplo, si no se encuentra en el campo), empiece el ascenso por la derecha. Una vez pasadas las casas y, principalmente, a las mujeres que preparan el sésamo, unas escaleras le ayudarán a superar la primera y corta parte del recorrido. Tras rodear, por la derecha, unas piedras superpuestas, iniciará el camino de la entronización de los nuevos reyes, primera parada imprescindible, comentada por un guía. Luego, se enfrentará a un ascenso un poco accidentado para llegar a la meseta, con los tejados de Dassa a su izquierda (y el cementerio de los Príncipes, prohibido a la visita, en la ladera de la colina), y palmeras y tecas a la derecha. Detrás, las tumbas embaldosadas de la familia Idjéhoun-Eyo siguen acogiendo a los muertos de este linaje procedente de Nigeria desde hace cientos de años.