Los mejores restaurantes Montreal

Auténtica institución en el Viejo Montreal, este restaurante ha conservado su caché con un toque moderno. Bajo la dirección del chef Paul Achard, el pescado y el marisco reinan en el menú, y la oferta es amplia. Salmón salvaje escalfado, cigalas a la plancha, calamares fritos y bogavante en diferentes salsas, por nombrar sólo algunos. Y para los que no se sientan inspirados por el océano, también se ofrecen platos caseros de pasta y carne. La carta de vinos y los digestivos harán las delicias de muchos.

No busque el cartel de Garde Manger, no lo encontrará. Sin embargo, este pequeño restaurante es un lugar muy solicitado. Hay que decir que aquí, el buen humor, la convivencia, la música y la buena cocina neorústica se combinan a la perfección. Los cocineros están ocupados, los camareros van y vienen, el camarero prepara las bebidas, se encarga de la cubertería y de la música... El ritmo es frenético, pero disfrutamos mucho. ¿Será el ambiente acogedor y cálido, el vino y los cócteles, o la calidad de la comida? Sin duda, todo ello.

El Levante y el Magreb, con una clara inclinación por el Líbano, son el centro de atención aquí en una cocina perfumada a imagen y semejanza de Oriente Medio. No hay servicio de mesa: ordenas tus comidas en el mostrador, te acomodas y te entregan tus delicias. En el menú: humus y baba ganouj muy sabroso, ensaladas (incluida la famosa ensalada cocida con tomates guisados y pimientos asados), y varios sándwiches de pita (falafel, shawarma de pollo, kefta de carne de vacuno..., también disponible en versión de plato). Muy buenos platos a precios más que asequibles

Ubicado en un antiguo presbiterio del barrio de la Pequeña Borgoña, Candide es la casa del chef John Winter Russell. El concepto es sencillo: un menú de precio fijo cada noche, compuesto por dos entrantes, dos platos principales a elegir y un postre o queso, todo ello variando según la inspiración del momento, la temporada y lo que haya disponible. Buena comida, buena acogida, un local luminoso, una terraza tranquila y encantadora y una cocina abierta para ver trabajar a los cocineros. Una velada gastronómica garantizada.

Situada en un antiguo almacén de las plantas ferroviarias de Angus, la mesa del chef Marc-André Jetté (400 Coups, Chez L'Épicier, Laloux) y del sommelier William Saulnier presenta los productos de Quebec en una fórmula de bistro con acentos mundiales. Puede ser interesante combinar varios platos en una fórmula compartida, para probar la mayor cantidad de delicias posibles. Una lista de vinos finos para acompañarlo todo, así como cervezas caseras (incluyendo Farmhouse Hoogan y Beaufort elaboradas en la MaBrasserie) e importaciones privadas.

El restaurante O'Thym le da la bienvenida en un ambiente cálido y sobrio, con sus paredes de ladrillo y sus mesas dispuestas al estilo de un café. La cocina muestra los productos de calidad de Quebec, desde las pequeñas producciones locales, a través de inventivos platos de temporada. El resultado: creaciones modernas con originales combinaciones de sabores. El topinambour con puré de cáñamo y rabiole o el cordero con col, colinabo, miel, jengibre y miso son ejemplos de lo que puedes encontrar en esta mesa, que te recomendamos.

Negocio familiar fundado en 1942 por Hymie y Freda Sckolnick, se dice que este diner americano es el origen del famoso ritual del brunch en Montreal. Más de 80 años después, el Beautys Special (el imprescindible bagel con salmón ahumado y queso fresco) y el Mish-Mash (tortilla de perrito caliente, salami, pimiento verde y cebolla frita) siguen siendo los favoritos. El menú se ha ampliado con los años, y a veces la gente viene de lejos para disfrutar del desayuno o el brunch en Beautys. Bonus: los productos de la casa están a la venta en el local.

Una excelente brasserie, clásica y conocida desde su apertura en 1931. Se dice que hoy, las estrellas del mundo de las artes y de los deportes aman allí para picar algo. Alrededor de una mesa de mármol, bajo las orillas del ventilador y en el bullicio característico de los bistros, es agradable ver hablar a los ejecutivos en el almuerzo de negocios, amigos y amantes. En invierno, te aconsejamos la sopa de cebolla que calienta bien. En verano, la ensalada de hígados de aves de corral, en la terraza, es muy agradable. Las especialidades de la casa convienen en todas las estaciones: tartare de ternera, hígado de ternera, barro de manzana. El servicio es muy eficaz.

Olivia Lévêque ha tomado la antorcha de sus padres y ofrece una carta tentadora. Puedes disfrutar de buenos platos pequeños como el jarrete de cordero estofado, un gran plato de pescado estilo bouillabaisse o mollejas crujientes. La casa se ha especializado en despojos durante más de 40 años. En el lado dulce, la elección será difícil: turrón helado de Chartreuse sobre coulis de frambuesa, crème brûlée con el sabor del momento, la tentación del chocolate y su parfait de estragón... Bono: todos los panes son caseros.

Ambiente concreto y arte de pared en esta versión de moda (Mile End obliga) del brunch diner. Podrá disfrutar de una bebida casera caliente o fría y, por supuesto, de excelentes desayunos "al estilo de Montreal": gofres, tostadas francesas, sándwiches, especialidades de huevo (que dan nombre al local) y, por supuesto, la famosa poutine matutina. Las raciones son tan generosas como el nivel de ruido, para aquellos que no tienen la posibilidad de comer fuera. La gente viene de lejos: habrá que tener paciencia en la entrada. Una delicia que hay que ganarse

Un orgulloso representante de Argelia, desde hace 27 años en Montreal. La especialidad del lugar, el cuscús, ha demostrado su validez desde hace mucho tiempo y se disfrazó con todas las carnes sabrosas y fundantes del Magreb. El cordero, el conejo, el pollo y los merguinos son invitaciones al viaje al país donde la comida es un arte para vivir por sí sola.

Los sabores, la elegancia y la charla alegre están a la orden del día. Este restaurante de renombre sirve una cocina excelente, como estos bocados de salmón y tartar de ternera. Está tan bueno que dan ganas de más Delicioso costillar de cordero con gratinado de Saboya y guisantes a la francesa, o una encantadora chuleta de ternera lechal a la sartén con salsa de colmenillas y rattes en grasa de pato. Una excelente carta de vinos y unos postres de éxito demuestran que aquí prima la atención al detalle. El mensaje está calando entre la relajada clientela de clase media de Montreal, ¡y es comprensible!

Comidas preparadas al mando y cambian todos los días. En temporada alta, la terraza, muy popular, permite disfrutar del sol.

El Cosmos es bueno, no caro y desenfadado con una decoración muy original. El personal nos sirve enormes ensaladas deliciosas, parrilladas, hamburguesas, pizzas etc.

Esta es la mesa del chef italiano Stefano Faita, conocido por sus libros gastronómicos y programas de televisión. En la cocina, su socio, el chef y pastelero Michele Forgione, revisa la cocina italiana y también presenta sus grandes clásicos. En el programa, suculentos antipasti como mozzarella di bufala o embutidos caseros. En resistencia, porchetta, costilla de ternera, pasta... La carta de vinos hace honor a los productos de las distintas regiones de Italia, desde Lombardía hasta la Toscana, pasando por Sicilia.

El barrio de Verdún no es muy conocido por los turistas, pero tiene muchas sorpresas, como el restaurante italiano Rita, que lleva el nombre de las abuelas de los propietarios. Este moderno bistró ofrece un ambiente cálido y familiar donde es muy agradable compartir una cocina italiana clásica y muy sabrosa. Favoreciendo los productos frescos y locales, el chef Joseph, de origen siciliano, propone una carta en constante evolución que huele bien al sol y a la dolce vita. Terraza en verano y una buena selección de vinos italianos.

Después de Lisboa, Miami, Nueva York, Boston y Chicago, le toca a Montreal acoger este mercado gastronómico y cultural. Más de quince chefs, restauradores y mixólogos han sido cuidadosamente seleccionados para ocupar este enorme espacio gourmet. También habrá una escuela de cocina, cuatro bares (refrescos, cervezas, cócteles y vinos), una boutique y espacios culturales y artísticos. La oferta incluye Le Red Tiger(comida callejera vietnamita), Paul Toussaint (cocina antillana), Bossa (bocadillos gourmet)... Se le hará la boca agua

Encontrarás el espíritu de las Islas de la Madeleine en este rincón de paraíso dirigido por la familia Paincaliente. El trato es alegre, el ambiente es de buena fe. En verano, la familia instaló una terraza en la parte trasera que embellece con un velero miniatura, taquilla de bogavante, redes de pesca y la bandera acadia. A mediados de agosto, se celebra la fiesta de la región hasta el amanecer. Un buen lugar a la antigua, como nos gustan, con una cocina abierta donde se preparan, según la tradición, los más deliciosos bogavantes del mundo, cocidos al vapor y a la sal de mar. Te sentirás como si se tratase de un plato de marisco, de tortas de bacalao, así como de foca (muy rico en hierro) preparado en hamburguesa, salchicha o lasaña. Para los indecisos, la base de degustación "Torre de las islas" reúne todas las especialidades en pequeña cantidad. ¡Un lugar que no te pierdas!

Dyan Solomon y Eric Girard, copropietarios del famoso Olive+Gourmando, abrieron Foxy en 2015. A diferencia de su hermana mayor, que trabaja por la mañana y al mediodía, Foxy es más bien un local nocturno y ofrece cocina al carbón y a la leña con una filosofía casera. Los productos de carne y marisco son muy populares, sin olvidar los entrantes como el queso feta casero o el famoso pan plano. La decoración es apagada y tenue, "a medio camino entre un pabellón de caza y un bar clandestino ", como dijo acertadamente Ariane Krol, de La Presse.

Se diría que está en un loft, con su ambiente acogedor (pequeñas mesas para dos o grandes mesas de madera para compartir), techos altos y colores claros. No se pierda el brunch que se sirve durante toda la semana. Hay una gran variedad de platos, como el más tradicional "Cantón", el "Lac Brome" con confit de pato, los huevos benedictinos con salsa de naranja, espinacas y patatas, e incluso las tortitas de frutos rojos. También se ofrecen varios platos a la carta a la hora del almuerzo. Un lugar ideal para hacer una pausa durante el día. ¡Todo está sencillamente delicioso!

Una de las panaderías-cafeterías más concurridas de Montreal. A la entrada, un mostrador vende un surtido de bollería, galletas, magdalenas y otras delicias, sin olvidar el café para llevar. Al fondo, el mostrador de desayunos, bocadillos, ensaladas y otros platos gourmet prepara deliciosos platos dietéticos, la mayoría de ellos ecológicos. La selección de platos varía regularmente, pero su calidad y originalidad nunca defraudan. Un delicioso café es el final perfecto para una buena comida. Cuidado, el local se llena a la hora de comer.

¡Pizzas finas, cocinadas a la perfección desde 1948! Familias y grupos de amigos acuden aquí, pero la espera vale la pena, ya sea por una pizza con ingredientes bien elegidos, pasta (ravioles, canelones, ñoquis, etc.) o un plato de antipastos. El escenario es muy simple y la atmósfera muy animada. Los huéspedes conquistados pueden ir y echar un vistazo a su tienda gourmet, Miss Napoletana (al otro lado de la calle), y abastecerse de buenos productos caseros o importados: pasta, salsas, pizzas congeladas, aceites, café y mucho más.

En parte vinoteca (especializada en vinos catalanes) y en parte refinado bar de tapas, este restaurante del barrio de Outremont se ha labrado toda una reputación desde su apertura en 2018, y es fácil ver por qué. El pequeño local es a la vez despejado y cálido, la vajilla es original y delicada, el servicio impecable, y ¿qué decir de los platos que ofrece? Platos de pescado y marisco, pan con tomate, jamón español, pasta casera: todo es absolutamente delicioso y muy fino, y encaja a la perfección con el ambiente íntimo y ligeramente chic del lugar.

Derek Dammann y su socio financiero Jamie Oliver, chef británico de renombre mundial y presentador de televisión (Naked Chef for Intimates), inauguraron el establecimiento en el otoño de 2012. El local parece un pub inglés (lo que significa que Maison Publique es la traducción de Public House). Espere encontrar especialidades británicas en el menú con el toque personal del chef. Para acompañar todo esto, la casa ofrece, para nuestro mayor placer, cervezas de las microcervecerías de Quebec y vinos canadienses.

Situada a tiro de piedra de la iglesia de St. James, esta izakaya japonesa no ofrece más que especialidades niponas, además de versiones revisitadas como el Moshibèkon Yakitori ( brochetas de moshi y bacon). Puedes acompañarlo todo con un cóctel típico, una cerveza japonesa o, por supuesto, un buen sake. El local puede ser ruidoso a la hora de comer, así que ¡atención! También merece una visita: su hermana pequeña gourmet, Hanzo Izakaya, en la calle Saint-Nicolas, en el corazón del Viejo Montreal. Se lo recomendamos

Después de La Belle Tonki, Michel et Michel abren un local dedicado a las hamburguesas smash. Filetes (picados en el local) casi caramelizados, una salsa extra, un panecillo blando, unas crudités; con sólo 2 recetas, es sencillo y directo al grano: delicioso. En cuanto a las patatas fritas, están finamente cortadas y cocinadas en sebo para un resultado crujiente, así que no hay nada de qué quejarse. Pero no hay mucho espacio en el interior, así que le recomendamos que se las lleve.

Un bistrot de barrio eco-responsable, con productos de Quebec, con una clara preferencia por los productos orgánicos. El menú se inspira en las estaciones y en los recién llegados, con platos delicadamente preparados, algunos de los cuales vienen directamente de la sala de fumadores. Se recomienda un menú de degustación con maridaje de vinos (hermosa bodega con una selección de importaciones privadas). Además, es una tabla recomendada "Ocean Wise", la garantía de una pesca responsable. ¡Sin duda una de las mejores mesas del distrito Ahuntsic!

El restaurante Kazu se encuentra (a menudo) al final de la cola, en la esquina de las calles Sainte-Catherine y Saint-Marc. Frecuentado por clientes habituales y estudiantes, este izakaya japonés en el centro de la ciudad es un verdadero placer para las papilas gustativas... ¡y el bolsillo! El local no parece gran cosa, el interior es diminuto y sin pretensiones, pero se viene por la buena comida que ofrece: okonomiyaki, onigiris, nabemono... auténtica cocina japonesa, sabrosa y sorprendente. Es EL sitio al que hay que ir en el barrio.

Como su nombre indica, también lo hace su logotipo y, de hecho, en el menú reina el pollo (frito). Procedente de la granja Voltigeurs, a 100 km de Montreal, la carne es de la mejor calidad. Frito en un crujiente rebozado de copos de maíz, el pollo queda jugoso y tierno. Y puede elegir entre una gama de salsas caseras para acompañar los generosos trozos. Los fines de semana, el menú del brunch incluye pollo y gofres, una especialidad americana que no debe perderse También son interesantes otras opciones, con o sin pollo.

Esta pescadería-restaurante del mercado Jean-Talon es única en su género. No todo el pescado es local, pero se elige cuidadosamente por su calidad. Según lo que llegue, encontrará atún, langosta, pez espada y mucho más. La pescadería es la única de la ciudad que madura su pescado en el propio local y ofrece charcutería de marisco, que también se puede degustar en el restaurante. También se puede disfrutar de fish & chips de la pesca del día, char con verduras y sándwiches como el perrito caliente de gambas ahumadas.

Un cruce entre Oriente y Canadá. Gris hormigón, negro y rosa pastel adornan este restaurante ultramoderno ubicado en un bello edificio que no lo es tanto. En cualquier momento del día, se pueden degustar platos aromatizados con zaatar, harissa, menta... ¡Y es delicioso! Al mediodía, el protagonismo se lo llevan los bocadillos de pan de pita (pollo frito, falafel o crudo de atún). Por la noche, se puede elegir entre platos fríos o calientes, y el menú del brunch es aún más variado, con una mezcla de platos salados y dulces. Merece la pena probarlo

Poco después de su apertura, Dandy ya estaba muy concurrido y se había convertido en un referente del brunch en el Viejo Montreal. Con su aspecto elegante y moderno, atrae a una clientela de moda. El menú es impresionante: tortitas de requesón con sirope de arce y mantequilla de avellana servidas con fruta de temporada; sándwich de pollo frito con suero de mantequilla; plato de desayuno con tostada de aguacate? sin olvidar la bonita bollería del día. Los platos son sencillos y deliciosos, pero con un toque de elegancia, a la manera de un auténtico dandy.

Aquí hay una brasserie con un loco encanto, con sus paredes cubiertas de madera, todas en relieve, donde las pizarras muestran los menús, y donde lo moderno se encuentra con lo rústico. Les Enfants Terribles es un nombre famoso en el área de Montreal. Si todas sus direcciones no son las mismas, la de Outremont todavía tiene cierto encanto. Puede, por ejemplo, disfrutar del espectáculo de la vida en Outremont detrás de las grandes ventanas de la bahía, mientras prueba un tártaro de carne de vaca cortada a cuchillo con crumble de parmesano y aceite de albahaca. Una dirección conocida.

En el corazón de la Pequeña Borgoña, a dos pasos del mercado de Atwater, este restaurante, que es uno de los clásicos de Montreal, debe su nombre a Charles "Joe-Beef" McKiernan, uno de los héroes de la clase obrera del siglo XIX. Un bistró refinado, Joe Beef no es todo clase obrera Una mesa inventiva que mezcla sabores en torno a la carne y el marisco, un menú de estilo bistró en una pizarra y un servicio atento y amable. Los propietarios tienen otros establecimientos: La Casa Liverpool, McKiernan y Le Vin Papillon.

El Institut du Tourisme et de l'Hôtellerie du Québec utiliza esta mesa para ofrecer a sus estudiantes una experiencia concreta de cocina de alto nivel. La carta, que da prioridad a los productos locales de Quebec, está en constante evolución y tiende a un refinamiento difícil de imaginar en otros lugares, especialmente a este precio El servicio es impecable y los platos son pequeñas maravillas. Buen plan: el resto-escuela La Relève Gourmande, abierto durante el año escolar, ofrece una experiencia igualmente agradable pero a un precio más bajo. Interesante, ¿no?

El Byblos es un excelente lugar de brunch para quienes disfrutan con el té a la menta y las delicias orientales. La decoración es un gran acierto. La carta, dividida en seis capítulos y un epílogo, da una buena idea de la variedad de productos que se ofrecen. El desayuno tradicional es imprescindible. Todos los domingos, de 17:00 a 23:00, el restaurante sirve Dizzy, un plato tradicional a base de cordero, legumbres, patatas y tomates.

Esta dirección del vecindario ofrece comida tradicional tibetana en un ambiente simple y auténtico. La terraza del fondo es tan tranquila como usted quiera. Los platos se preparan con carnes y verduras finamente cortadas al estilo tibetano. El plato típico es el momo, un gran ravioli relleno de carne, queso o verduras. El menú del Yeti incluye un rico surtido de las especialidades de la casa. Algo para darse un festín antes de planear, por qué no, ¡un viaje por el Himalaya!

Este asador familiar lleva más de 50 años alimentando al vecindario, y las colas que se forman a diario a la hora del almuerzo ante la puerta son prueba de su éxito continuado. La gente viene aquí sobre todo por los bocadillos: pechuga o muslo de pollo, cerdo o salchicha, las carnes se cocinan a la perfección con una piel crujiente. En cuanto a salsas y crudités, la elección es suya. Y para que sea aún más delicioso, el truco está en pedir jugo de pollo en el bocadillo. Una dirección que va directa al grano y lo hace bien.

Una antigua tienda de arte chino alberga ahora EL lugar de moda del momento. La cocina, situada en el centro de la sala, ofrece a los comensales el placer de ver cómo se preparan los platos japoneses. Sashimi, pato asado envejecido en miso o tantan udon: estas delicias son ideales para compartir. Las copas de vino o sake tienen un sabor muy especial bajo la suave iluminación. Y para mayor intimidad, el pequeño bar de vinilos del sótano se transforma por la noche en un club único.

Tras el gran éxito del restaurante Sushi Momo, Christian Ventura lleva aún más lejos su concepto de sushi vegano. Con Bloom, el ambiente es un poco más lujoso, y el estilo es refinado en tonos crema, con piedra, madera y flores secas. El menú, que mantiene el mismo espíritu, es muy interesante. Con "salmón" de konjac, "cangrejo" de tofu y tempura de boniato, la creatividad de la vegetación no tiene límites. El resultado es elegante y, sobre todo, equilibrado. Una buena dirección para gourmets curiosos de nuevos sabores.

Un bar de vinos y restaurante de barrio, elegante y acogedor, diseñado con gusto. El ambiente es el de un lugar donde se reúnen los amigos, como demuestra la terraza, que siempre es una alegría en las tardes de verano. Los vinos, naturales o no, combinan bien con pequeños aperitivos como el imperdible rollo con carne ahumada, chucrut y queso emmental, o platos de temporada como los raviolis de pato y rebozuelos. La calidad de los productos es imprescindible para el chef, y se nota. Por otro lado, las raciones son más bien pequeñas y la comida puede resultar un poco cara.

Este atractivo resto-bar, situado encima de una tienda de comestibles asiáticos, está en buenas manos. Todos los creadores de Poincaré proceden de conocidas microcervecerías, y el chef, apasionado de la lactofermentación, ha ideado una serie de pequeños platos y conservas (todo se elabora en el local) para degustar con una buena copa. Excelentes vinos y cócteles, así como una buena selección de cervezas. Pruebe las patatas fritas fermentadas con mayonesa de chalota confitada. Ideal después de una visita a Chinatown o antes de un espectáculo en el SAT.