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Vida silvestre

La biodiversidad del Tarn es notable: ¡el territorio alberga más de cincuenta mamíferos! Este grupo incluye variedades comunes como el zorro, el ciervo, el jabalí, el corzo, el castor, la gineta, la nutria y una docena de especies de murciélagos.

Los humedales albergan una veintena de especies de reptiles y anfibios, como el lagarto ocelado y el pelodita moteado, un anfibio cuyo canto se asemeja al sonido de las bolas de petanca al chocar.

El Tarn es también un paraíso para los pescadores Las aguas dulces del departamento albergan varias decenas de especies de peces y cangrejos de río, entre los que destacan la trucha de río y la perca común, ejemplares emblemáticos del territorio. El resto de la fauna acuática se compone de barbos, cacho, gobios, cucarachas y pececillos para las especies comunes. También están presentes varios peces protegidos, a veces desconocidos: la bouvière, el sofie (o toxostoma), la anguila, las vandoises, la lamprea de Planer

... El cielo del Tarn está surcado por más de 200 especies de aves. Hay especies comunes como los herrerillos y las golondrinas. Otros se esconden cerca de los medios acuáticos, como el martín pescador y la garza real. Algunos de ellos son especialmente raros, como el rodillo europeo, el escribano loco o el halcón esmeralda. Por último, algunas aves más emblemáticas sobrevuelan a veces el departamento, como el buitre leonado, el águila calzada o la cigüeña blanca.

La flora del Tarn

Los tres ambientes que cubren la mayor parte del territorio del Tarn son las zonas boscosas, compuestas principalmente por robles, castaños y coníferas, las zonas abiertas, que incluyen praderas, páramos, zonas rocosas y zonas cultivadas, y los humedales, de gran interés ecológico.

La flora local es el resultado de la diversidad del relieve, las formaciones geológicas y las influencias bioclimáticas del departamento. En el lado de Ambialet, a 190 m de altitud, coexisten tres tipos de vegetación: la vegetación de montaña (doradilla de Forez, clavel de madera, erinácea alpina), la vegetación atlántica (campanilla de melocotón, saxífraga de esclusa, potentilla de roca) y la vegetación mediterránea (pólipo del sur, dedalera amarilla, jara de salvia, alhelí, brezo arbóreo). Y la filaria, originaria de Palestina Cuenta la leyenda que un cruzado trajo una planta de Tierra Santa.

En el lado de Lacaune, la cima de Montalet es una auténtica isla de vegetación de montaña, que alberga un centenar de especies: campanilla de invierno, esclarea, lirio de los valles, foca de Salomón, narciso, pólipo de roble, ajo de oso, ajo de ciervo, cardamina de hoja ancha, lirio de Martagón, acónito, lechuga de plumeria, dorónica austriaca, laurel de San Antonio, alisier blanco, sorbo de pájaro, viburno bola de nieve, baya de saúco, borraja, eritrona diente de perro, pensamiento de los Vosgos, azafrán de flor desnuda, carlina de hoja de acanto, alchemilla, sedum inglés, geranio de los Pirineos, drosera de hoja redonda (una pequeña planta carnívora), violeta de los pantanos...

Del lado de Labruguière, se han registrado no menos de 500 especies en el Causse de Caucalières: numerosas orquídeas, pero también plantas como el cardoncello, la leuzée porte-cônes, la ornithogale de hoja pequeña y la inula de montaña, pequeños árboles (encina, arce de Montpellier, almez), arbustos (boj, (boj, coscoja, pistacho, filaria, retama de escorpión) y plantas herbáceas (espárragos silvestres, asfódelos, aphylla de Montpellier, lavanda, siempreviva), tomillo, romero y un raro helecho llamado "capilar de Montpellier". La mayoría de estas especies son raras y muy frágiles. Todo el mundo debe respetarlos. Una bonita foto será, sin duda, el mejor recuerdo que podrá guardar de la flora del Tarn.

Woad, el oro del territorio

La turba, Isatis tinctoria por su nombre latino, ha recibido muchos nombres: guesde, hierba de Lauragais o de San Felipe, ververs, azul persa...

Los egipcios lo utilizaban como bálsamo curativo, los griegos lo usaban para tratar la ictericia y las verrugas. En la Edad Media, se utilizaba como tinte para las ropas de los sencillos (blusas de los campesinos), así como para las de los grandes (capa azul del soberano). La planta de las cien virtudes requirió un largo y arduo proceso antes de convertirse en sable. Había que secar las hojas, reducirlas a pulpa, cubrirlas con ajo machacado y convertirlas en capullos. Estas pequeñas bolas pegajosas se ponían a secar, se rompía su cáscara y se removía con agua y orina. Este líquido se dejó macerar durante cuatro meses mientras se removía regularmente. Finalmente, tras el secado y la trituración, el agranat se empaquetaba en sacos de lona y se enviaba a Toulouse y otros lugares.

La planta hizo la fortuna de toda una región al teñir los tejidos con un azul único hasta el siglo XVI, cuando el índigo llegó de Oriente para eclipsarlo. Olvidado hasta el siglo XIX, el pastel ha resurgido de forma fulgurante gracias, entre otros, a la Escuela de Química de Toulouse. Ya estamos pensando en volver a utilizar esta planta mágica en farmacia y cosmetología. ¿Volverá a florecer el oro azul en la tierra de Cocagne? El futuro lo dirá...

El Parque Natural Regional del Alto Languedoc

Con vistas a los inmensos cultivos de cereales del Lauragais y a las llanuras vitícolas del Languedoc, el Parque Natural Regional del Alto Languedoc es un territorio de 260.000 ha (47 municipios del Tarn) que se asoma a las últimas estribaciones meridionales del Macizo Central. Es una zona de media montaña, pero también es el punto de encuentro de los climas oceánico y mediterráneo. Esta particularidad da lugar a una increíble diversidad biológica y paisajística, así como a una fauna especialmente rica (corzos, jabalíes, muflones, zorros, comadrejas, ginetas, mejillones de agua dulce, cangrejos de río de patas blancas, nutrias y 247 especies de aves) y a una flora. El Parque Natural es también un lugar para vivir y la mejor excusa para explorar y descubrir.