El cristianismo y las celebraciones tradicionales

Aunque el catolicismo tiende a desvanecerse en España, sigue teniendo un papel determinante en el transcurso del año. En efecto, además de las numerosas fiestas religiosas que jalonan el calendario, la Fiesta de los Reyes de Oriente y la Semana Santa son momentos de auténtico fervor religioso. Las ciudades y pueblos de la isla también celebran cada año sus fiestas patronales con gran pompa: son momentos importantes de encuentro entre jóvenes y mayores.
Así, el 16 de julio se da gracias a la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, en todos los puertos de Baleares (en La Savina y Es Pujols), e incluso en el mar. La tradición consiste en arrojar una corona de laurel al mar hacia las 19:00 horas como ofrenda y, a continuación, realizar el ball pagès (baile de pareja tradicional de la Pityuse). Sant Jaume, el protector de la isla, es honrado el 25 de julio en Sant Francesc. La patrona de las Islas Pitiusas, la Mare de Déu de les Neus, se celebra el 5 de agosto tanto en Ibiza como en Formentera. En Sant Ferran se celebran rituales religiosos para la fiesta del mismo nombre el 30 de mayo, mientras que en Sant Francesc la fiesta patronal es el 3 de diciembre. La patrona de España, Nuestra Señora del Pilar, se celebra en toda España al mismo tiempo que el Pilar de la Mola, el 12 de octubre.
Estas celebraciones religiosas se combinan con antiguas fiestas paganas como la de Sant Joan, una verdadera fiesta del verano. En otro registro, el festival Flower Power, herencia de los hippies, se celebra tres veces durante el verano: la primera tiene lugar a finales de junio en el Pilar de la Mola, y las siguientes en la plaza de Sant Ferran y en la playa de Es Pujols. En un ambiente psicodélico, la gente baila hasta la madrugada, maquillada y con collares de flores, al ritmo de música funk, rock y disco de los años 60, 70 y 80

La leyenda del rey vikingo y el tesoro de Formentera

La historia de Formentera está llena de episodios ligados al mar, a los pescadores y a los piratas. Una de estas leyendas, que nos llega de las crónicas de la época vikinga (siglo X), relata la aventura del rey Sigurd en Formentera. Se dice que las historias de una tripulación que regresaba de Jerusalén y la visión de su opulento botín despertaron el interés del recién coronado Sigurd. Entonces decidió montar una barcaza para iniciar una nueva campaña hacia Jerusalén. Tras navegar por la costa francesa y pasar por Gibraltar, Sigurd y su flota vikinga llegaron finalmente a las costas de Formentera. Habiendo oído la leyenda de que unos piratas escondían un tesoro en el hueco de un acantilado de la Mola, Sigurd ideó un plan para ahuyentar a los piratas y robarles sus riquezas.
Como la cueva era inaccesible desde el mar, la tripulación consiguió subir uno de sus barcos a lo alto del acantilado y lo bajó mediante un sistema de cuerdas hasta la excavación. A continuación, los vikingos suspendidos prendieron fuego a la entrada de la cueva para llenarla de humo y obligar a sus ocupantes a abandonarla. Y esto es lo que finalmente hicieron los piratas. El rey Sigurd no mostró ninguna compasión por los pobres bichos que tenía a su merced y no perdonó a ninguno de ellos.
No se sabe si los vikingos encontraron el famoso tesoro, si lo llevaron consigo camino de Jerusalén o si lo escondieron entre Ibiza y Formentera. Sin embargo, lo que ha quedado es el nombre de la cueva: ¡la Cova des Fum!