Los mejores alojamientos La Costa Sur

Este hotel/restaurante situado junto al mar y en el centro del pueblo tiene todo un paraíso. Abierto en 1976, se trata de uno de los establecimientos más antiguos del pueblo. La terraza a la sombra es inmensa y está rodeada de hamacas y tumbonas. Las habitaciones son sencillas y limpias. Y las comidas servidas son especialidades belizianas. Ideal para disfrutar de Placencia y actividades en los alrededores.

Ohana es la palabra hawaiana para familia, y está bien elegida para este maravilloso lugar, en primera línea de playa, donde te sentirás como en casa. Isabelle y Gilles, que viven en Placencia desde hace varios años, han transformado su pequeña propiedad en un lugar ideal para que las parejas se alojen en sus dos apartamentos o bungalows, o para que las familias de hasta 12 personas alquilen la casa principal con piscina. Situado cerca de la entrada de Placencia, con los pies directamente en la arena, Ohana es un lugar del que nunca querrá irse por lo agradable que es.

Las 4 habitaciones de esta pensión, situadas detrás del restaurante de Omar, gestionadas por su esposa Teresa, son rudimentarias, pero ofrecen un confort básico que convendrá al reducido presupuesto. El trato es familiar y agradable. Cuidado, no hay mosquiteras, si eres sensible a las picaduras de mosquitos mejor vale pasar tu camino.

Este lujoso hotel ubicado en los alrededores de la selva tropical de Punta Gorda se extiende sobre un área excepcional de 50 km² de bosque virgen, apenas intercalado con plantaciones orgánicas de cítricos, café y cacao. Además de un entorno natural que desafía toda competencia, nada queda al azar en las 17 suites que lo sumergen en un ambiente lujoso para una estancia inolvidable. El restaurante del hotel sirve productos orgánicos que provienen directamente de la granja del hotel. También es posible tomar clases de cocina allí. Muchas excursiones por todo el país están disponibles para los huéspedes, y kayaks, canoas y bicicletas de montaña están a su disposición para explorar la finca y algunas partes del Río Grande. Los niños no se quedan fuera, ya que también se organizan actividades especiales para ellos a petición (clases de cocina, escalada y caminatas por la selva).