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A 5 minutos a pie de la terminal de autobuses Victory Liner, Casa Vallejo es un hotel histórico que data de 1909, lo que lo convierte en uno de los más antiguos de todo Luzón. Esta antigua mansión de influencia hispana proporciona un marco encantador a este lujoso establecimiento. Las habitaciones están bien cuidadas, pero son un poco pequeñas y no todas tienen aire acondicionado (¡un poco caro para un ventilador!). Casa Vallejo también es conocida por su restaurante adyacente, el Hill Station, y se imparten clases de yoga.

Situado estratégicamente justo detrás de la terminal de autobuses Victory Liner, este hotel grande y bastante moderno de fachada azul ofrece habitaciones espaciosas, relativamente cómodas (sobre todo en las plantas superiores) y bastante limpias. El restaurante contiguo sirve especialidades españolas. El personal es servicial y amable. En general, una buena relación calidad-precio para este hotel de 3 estrellas que ofrece un servicio bueno y sin pretensiones.

Inaugurada a principios de 2016 bajo el valle, esta casa de huéspedes está junto a otra, Bogah Lodge Homestay, ambas propiedad de las mismas personas. Tienen fama (¡y con razón!) de ofrecer las mejores habitaciones de Banaue. Hay cuatro habitaciones en total, auténticas y cálidas: prefiero las de arriba, ya que las de abajo dan a la terraza restaurante. El lugar es tranquilo, la comida muy buena y no se cobra suplemento por un colchón y una persona extra en las habitaciones.

Muy bonitas vistas a los arrozales desde el restaurante y la deck (que parece en perpetua construcción). Las 16 habitaciones son espartanas, pero el uno en el otro es mejor que en el Hill Side Inn (idem para los sanitarios comunes). Agua caliente en el cubo a 50 P. Popular entre los viajeros extranjeros.

Habitaciones muy sencillas, limpias y cómodas. Establecimiento muy tranquilo y acogedor, con toda su carpintería, un poco más arriba de la Log Cabin (atajo justo después a la izquierda, pórtico azul). Una veranda, accesible en el primer piso desde la sala común, ofrece una magnífica vista de todo el valle. Wifi disponible en la terraza. Algunas de las habitaciones tienen una gran vista del pueblo y del valle y son, en nuestra opinión, el mejor plan para parejas en Sagada. Buena relación calidad-precio para esta pensión.

El personal es muy amable y el restaurante ofrece una vista muy bonita de los arrozales y el río. Aquí puede organizar sus excursiones, los guías trabajan en la pensión y comprar artesanía. Las habitaciones, todas de madera, son sencillas pero encantadoras, en el espíritu de Banaue. El agradable restaurante sirve muy buena comida. Es un lugar céntrico y popular para dormir, comer y salir.

"Tu casa en Sagada" es como se define una de las direcciones más antiguas de la ciudad. ¡Y es bastante cierto! Ambiente familiar (ven a cenar o a desayunar y te harás una idea del ambiente) para esta casa de huéspedes tan bien cuidada. Las habitaciones son bonitas y preferirás las que no dan a la calle. Hay una sensación de bienestar, debida en gran parte a la generosidad del personal. Se lo recomendamos.

Este bonito y acogedor hotel, bien mantenido por la Iglesia Episcopal de Sagada, es el primer lugar donde fue posible alojarse en Sagada, lo que lo hace bastante importante en la historia de la ciudad. También dispone de un restaurante con mesas grandes que facilitan el conocimiento y la comunicación entre los visitantes. Las habitaciones son, por supuesto, básicas, pero limpias. Y la magnífica vista de los arrozales y las montañas hace olvidar pronto esta ligera falta de comodidad. Un pequeño remanso de paz tras un día de expedición.

Los propietarios, él es escultor en madera (trabajos en ébano absolutamente soberbios), ella es profesora en la escuela local. Saben mucho de la región Tienen un restaurante donde sirven una variedad de platos muy buenos. Las ocho habitaciones son básicas y decentes. Las instalaciones sanitarias son... básicas (como en todas partes en Batad). Organización de excursiones. Excelente precio para una dirección excelente que ofrece una vista impresionante sobre los arrozales.

Bien situado, este establecimiento de otra época tiene el encanto de antaño: muebles antiguos, antigüedades, artesanía, suelos y escaleras de madera que crujen... Por desgracia, la infraestructura también parece un poco anticuada: moqueta desgastada, instalaciones sanitarias muy anticuadas, y conviene evitar las habitaciones estándar de la planta baja (ruidosas y con muchos mosquitos) y que dan a la calle. Pero si puedes quedarte en las otras habitaciones, una buena opción (aunque un poco cara para el estándar ofrecido), con wifi y un café-resto al lado.

Inaugurado en 2016, es la dirección más cercana a la terminal de autobuses (ideal cuando se llega en autobús nocturno a las 5 de la mañana) y cerca de tiendas y restaurantes. Las habitaciones, con muebles de madera y decoración rústica, son cómodas y disponen de baño privado, wifi y enchufes eléctricos (casi un lujo en Banaue). Los dueños estarán encantados de ayudarte a organizar tus excursiones, pero avísales con antelación porque de vez en cuando se escapan de la recepción. Muy buen precio.

Este establecimiento vale sobre todo para su restaurante, que goza de unas bonitas vistas (no hay miles de cables eléctricos delante de ti) en los arrozales y ofrece una cocina honesta (aunque desigual). Las habitaciones son bastante correctas, sobre todo las más recientes con vistas a los arrozales. Ambiente chalé de montaña.

El establecimiento de hormigón no es nada atractivo (es un hotel gubernamental) y el ambiente es a veces un poco glacial, pero ofrece el mejor nivel de confort de Banaue. Son preferibles las habitaciones deluxe, todo revestido de madera y encantadoras. Puedes disfrutar de la piscina, del restaurante (bastante cualquiera) y de las demostraciones culturales por la noche (danzas y músicas folclóricas, interpretadas por los Ifugaos).

Situado cerca del SM City Mall y por tanto cerca de autobuses y otros puntos de interés de la ciudad. Muy buena ubicación. Es un establecimiento con una relación calidad-precio bastante buena. Las habitaciones son algo anticuadas y carentes de encanto pero son decentes y hay agua caliente. La recepción es agradable. Hay wifi disponible (especialmente en el vestíbulo). En conjunto, el conjunto es bastante convincente sin ser trascendente. Está bien para una o dos noches. Se ofrece desayuno a los huéspedes.

Hotel básico con salud común, para los más cargados. De todos modos, apreciarás la mesita en las habitaciones y la toma de corriente para recargar su cámara o su teléfono.

Habitaciones con excepcionales vistas a los arrozales, de nuevo el gran punto a favor. Son muy básicas y en general no hay agua caliente (lo que es habitual en la zona). La zona del restaurante tiene unas vistas igual de bonitas y la comida es buena. En temporada alta, a veces se toca la guitarra en la veranda. Un buen lugar para dormir después de una caminata, aunque los precios son un poco altos en comparación con otras pensiones.

Ambiente muy agradable en este albergue juvenil bastante atípico. En los dormitorios, las camas están bien aisladas, con cortinas y paredes, lo que ofrece más intimidad y comodidad. Se proporciona ropa de cama y los cuartos de baño compartidos están relativamente limpios. Además de los dormitorios clásicos, es posible dormir en mini-cabañas, una especie de tipi de interior... es un cambio agradable. La relación calidad-precio es muy buena, especialmente recomendable para mochileros o viajeros en solitario. Cerca de las estaciones de autobuses para llegar o salir a Manila, por ejemplo.

Entre las impresionantes vistas de los arrozales y la hospitalidad de Denwil, Joel y su familia, Bogah Lodge parece un pequeño paraíso. Bogah significa "arroz" en ifugao. La comida es muy buena, los anfitriones también hacen de guías (¡de gran calidad!) para organizar tus días. Aquí no hay aspavientos, las habitaciones son básicas y cálidas, el ambiente es como el de una gran familia, y es fácil charlar con los demás viajeros en la gran terraza. Por debajo corre un pequeño riachuelo, muy relajante. Nuestra dirección favorita en Banaue.

Sin duda, LA mejor dirección de Batanes. Las suites están muy bien decoradas (por artistas locales), y las verandas privadas ofrecen suntuosas vistas al mar. En cuanto al confort, nada que decir, estamos por encima de los estándares de la isla. Las parejas lo agradecerán. El hotel participa en varios proyectos para preservar la cultura de Ivatan. Se requiere un mínimo de dos noches. Las comidas también son de excelente calidad. ¡Mucho encanto! Imprescindible en un viaje a las Batanes, para dormir, comer o simplemente contemplar.

Con vistas a la bahía de Basco, el hotel es popular entre turistas extranjeros y filipinos por su ubicación y hermosas vistas. Se recomienda especialmente para grupos. Las habitaciones tienen aire acondicionado. Lydia hace todo lo posible para que sus huéspedes se sientan como en casa, lejos de casa. Se organizan todo tipo de excursiones a Batan y a las demás islas, submarinismo y fiestas... Karaoke, por supuesto