Qué ver y hacer -Toro Fouta

Construido por Faidherbe en 1854, hoy el cuartel está casi en ruinas. La Jefatura que albergaba se ha mudado recientemente y se han anunciado proyectos de renovación, pero aún no hay señales de que se hayan realizado obras. Siempre se puede disfrutar de la vista desde la terraza, desde donde se puede ver el bucle del río Senegal con un pueblo mauritano en la orilla opuesta.

Esta casa colonial notablemente bien restaurada, donde se encuentra la posada Tekrour Inn, también alberga una pequeña exposición sobre la historia de Podor: su época dorada, su decadencia y la historia de las familias de comerciantes que hicieron su fortuna allí gracias a la goma arábiga. Además encontrará a la venta un hermoso tributo a Oumar Ly, quuien murió en 2016, con sus fotos en blanco y negro que datan de los años sesenta. También hay excursiones por la ciudad, excursiones desde Podor y una ruta para explorar la Isla Morfil.

Es aquí donde llega y de donde sale el barco Bou-El-Mogdad, que realiza un crucero de siete días por el río Senegal y donde los habitantes vienen a pasear con el fresco de la noche. En este muelle se pueden ver edificios coloniales construidos frente al río en el siglo XIX. Algunos están abandonados, otros han sido restaurados, como la casa de Guillaume-Foy, todos testimonian el esplendor de una época claramente pasada, la de la goma arábiga de Ferlo, que produjo la fortuna de Podor. Usada en las farmacias como ingrediente farmacéutico, esta goma se utilizaba también en la composición de refrescos, vinos (estabilizantes), pinturas... Hoy en día, Sudán tiene un monopolio muy fuerte sobre la goma arábiga, cuya explotación cesó en la década de 1980 debido a la sequía en el Sahel.

Una canoa maliense, de 24 m de largo, equipada y confortable, irá desde Podor subiendo o bajando el río, de dos días a una semana, según lo que desee. Almuerzo, baño en la canoa y campamento en las orillas por la noche. De cuatro a doce personas. Una excursión propuesta por Sahel Découverte en Saint-Louis.

La de Podor es representativa, de estilo sudanés. A unos veinte kilómetros se encuentra otra mezquita, la mezquita de Guédé, construida en terracota. El reino de Tékrour, en el siglo XI, fue la cuna del islam en el África negra. Como resultado del importante comercio con los países saharauis, se dice que heredó el islam de la Meca de los almorávides. A lo largo de la isla de Morfil, hasta Saldé, hay pequeñas mezquitas construidas en terracota, como para confirmar este hecho: sí, la región es de gran importancia en la historia de la religión de Mahoma. Después, la mezquita de Alwar es particularmente importante, ya que El-Hadj Oumar Tall, nativo de esa aldea, solía rezar allí.

Construida en 1744 por los franceses, la primera fortificación se utilizó para almacenar mercancías. Entonces, pasó a manos de los ingleses, antes de ser retomada por los franceses. Abandonada durante sesenta y seis años a partir de la Revolución francesa, cayó en ruinas. Fue en aquel momento cuando la guerra santa, dirigida por El-Hadj Oumar Tall, empezó a remover el ambiente. Los franceses volvieron con fuerza y el viejo almacén se convirtió en un fuerte de guerra bajo el control de Faidherbe. Le recomendamos que trate de contactar con el conservador, Thiam, antes de pensar en una visita, ya que el fuerte se cierra a menudo.

El edificio fue inaugurado oficialmente en marzo de 2006, después de algunas obras de restauración financiadas por Francia. Pero aún queda mucho por hacer para darle un verdadero impulso. De hecho, se estaba planificando una nueva restauración durante nuestra visita. El fuerte alberga un museo que recorre el pasado y muestra algunas fotos de Oumar Ly, un fotógrafo senegalés que murió en febrero de 2016. Desafortunadamente, el museo no se mantiene y está casi abandonado desde hace algunos años. Es muy difícil visitarlo, excepto cuando el Bou El Mogdad hace escala ahí, porque el conservador entonces está presente. Si la puerta está cerrada, llame a Ibrahima, que estará encantado de ir y mostrarle los alrededores.

Subir hasta lo más alto del fuerte le dará una idea de su ubicación estratégica. La vista se extiende hasta Mauritania y abarca todo el valle de Podor. El ambiente del fuerte, los francotiradores del gobernador Louis Faidherbe, el bosque circundante que lo aislaba…; todo esto está al alcance de la imaginación, muy cerca del visitante, una vez se encuentra dentro de las murallas de la fortaleza.

Situada en la carretera de Saint-Louis, es la azucarera senegalesa. Sus chimeneas emiten un humo blanco y espeso que se ve a la izquierda cuando se llega al peaje de Richard-Toll. En el pasado, era posible ir a ver la incineración de la caña entre noviembre y junio, pero la visita se suspendió por razones de seguridad. Sin embargo, si tiene curiosidad sobre las técnicas y la fabricación, siempre puede hacer las preguntas que desee a El Hadj durante un paseo en carro. Él todavía está trabajando allí y puede proporcionarle información.

Le sorprenderá la estatura y la nobleza de este edificio, ya decrépito, que recuerda el esplendor de un imperio caído. Se dice que el barón Jacques-François Roger, primer gobernador civil de Senegal (1822-1827), que también construyó la iglesia de Gorea y la catedral de Saint Louis, alzó este castillo en medio de la selva para deleitar los hermosos ojos de una bella mujer senegalesa, Yacine Yérim Diaw, con quien contrajo matrimonio. La residencia se terminó hacia 1827.

El barón pasaba los fines de semana con su mujer en esta residencia, que recuerda a las folies, pequeños palacetes del siglo XVIII. Es necesario entonces imaginar los fines de semana del barón en esta residencia perdida en la vegetación, construida en una isla de La Taouey. Cerca, solamente había un pequeño pueblo que se llamaba Talel; aparte de eso, tiempo y silencio.

El barón Jacques Roger se asocia a la política de desarrollo agrícola de la colonia y a su jardinero, Richard, que dio su nombre a la ciudad; Richard Toll significa «los campos de Richard»). Se trataba entonces de compensar las dificultades vinculadas a la abolición de la esclavitud a golpe de pico. El gobernador Schmalz inició el movimiento, negociando concesiones agrarias con el brack, el rey de Walo en 1819. Al no sentirse apoyado cuando actuaba como fiscal interino del rey, el barón regresó a Francia por un tiempo. A su regreso a Senegal en 1822, asumió el cargo de gobernador. El rey le pidió entonces ayuda, porque las poblaciones locales temían las incursiones de los mauritanos que cruzaban el río para capturar a los senegaleses y venderlos como esclavos. Un puesto de guardia con vistas al río fue instalado en la parte superior del castillo. Los habitantes de Saint Louis que vivían de la caza y la pesca convertidos en agricultores y aquellos que vinieron para la ocasión... Todo este pequeño mundo se concentró primero en el cultivo de patatas, viñas y olivos; luego, tras un amargo fracaso, de algodón, gusanos de seda y cochinillas.

En 1824, nació la Sociedad Agrícola de Walo, que adquirió nuevas tierras, quedándose con alrededor de mil doscientas hectáreas. Enfermo, a finales de 1826, el barón abandonó la colonia con su sentido del deber cumplido y Richard Toll se estableció como núcleo del esfuerzo agrario. Sus sucesores, Gerbidon, Jebelin y luego Brou redujeron las cifras de producción y liquidaron la empresa del barón Roger. Faidherbe decidió entregar el edificio a las monjas, que lo convirtieron en iglesia; después, en 1960, la folie se convirtió en escuela y, más tarde, en oficinas.

Hoy en día, el antiguo edificio colonial, catalogado como uno de los monumentos históricos más importantes del país, parece extrañar a los visitantes, detrás de sus altas murallas y sus amplios ventanales, solo contemplados por unas pocas cabras y otros tantos cerdos. Del esplendor del pasado no se puede ver casi nada, pues el castillo se reduce a sus propias murallas de color amarillo pálido. Podrá ver poleas en el dormitorio que se usaban para sacudir un enorme abanico de hojas de coco... Durante varios años, se han puesto sobre la mesa proyectos de rehabilitación, pero el que fue antaño un majestuoso edificio no ha recuperado aún sus colores.

Un olor del pasado flota en este viejo comercio tan pronto como se entra en él. En los estantes hay, colocados a presión, lámparas, cepillos de carpintero, botellas de los años cincuenta, herramientas de zapatero, una trompeta Selmer, molinillos de café y una caja de galletas de Mère Poulard. Todos estos objetos de otra época fueron generosamente donados por los habitantes de Podor para revitalizar este comercio, creado por Gaspard Devés en 1860. Luego fue adquirido por las galerías de Peyrissac y administrado por uno de los empleados, Maodo Diop, que lo transformó en una ferretería. Bajo el impulso de la asociación Podor Rive Gauche, con la colaboración de la familia de Maodo Diop y otros socios, se creó este ecomuseo en los muelles. Mamadou Diop, el hijo mayor de Maodo, le abrirá las puertas de su casa familiar, un lugar que tiene tanto que contar...

Además de la visita guiada que ofrece Ibrahima en el cuartel de Podor, podrá llevarle a descubrir los pueblos de la isla Morfil y sus mezquitas. Guédé, Donaye, Mboyo o Alwar, cada pueblo tiene su propio encanto. Lleve agua, hace mucho calor por la mañana, y fruta o algo de comer si quiere almorzar en el lugar, junto al río.

75.000 paneles fotovoltaicos cubren 40 hectáreas de tierra árida. En una región donde el sol brilla más de 2.000 horas al año, esta central solar es un regalo del cielo para los habitantes, el 60% de los cuales no tiene acceso a la electricidad. Con una capacidad de 20 megavatios, suministra electricidad a unas 160.000 personas Desde entonces, este campo fotovoltaico a gran escala ha sido destronado como la mayor central eléctrica de África Occidental por la planta Sheikh Mohamed Bin Zayed de Togo, con 127.344 paneles y una capacidad de 50 megavatios.