Menos conocido que el Caribe mexicano, el estado de Oaxaca, situado a 5 horas al sur de Ciudad de México, es un destino que lo tiene todo para ofrecer a los viajeros que se aventuren en él. Habitada ya en el año 500 a.C. por las civilizaciones mixteca y zapoteca, y conquistada por los españoles en 1521, la región posee un rico patrimonio cultural. Pero Oaxaca no sólo ha conservado bellas piedras de su pasado. El territorio está habitado por 18 grupos étnicos indígenas, guardianes de tradiciones centenarias. Si a estos atractivos se añade un entorno suntuoso, compuesto por 600 kilómetros de playas paradisíacas y montañas cubiertas de densos bosques donde se pueden practicar numerosas actividades al aire libre, el estado de Oaxaca se presenta como un destino de ensueño

Oaxaca, la ciudad de los cien tesoros

Rodeada de montañas, la ciudad de Oaxaca, a 1.550 metros de altitud, es una parada imprescindible en su viaje. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, conserva el aspecto grandioso de las ciudades coloniales y alberga cientos de edificios religiosos y civiles, construidos entre los siglos XVI y XVIII gracias a la riqueza generada por la exportación de la cochinilla. Entre las joyas coloniales del centro histórico que no hay que perderse están la Basílica de la Soledad, un buen ejemplo de arte religioso barroco, y el Templo de Santo Domingo de Guzmán, que tiene un artesonado decorado con pinturas que representan pasajes del Antiguo Testamento. Incluso si no es un aficionado a la arquitectura, puede disfrutar del encanto colonial de la ciudad. Porque Oaxaca no es una ciudad congelada en el tiempo. Se ha dado una segunda vida a las casas coloniales patricias, que se han transformado en museos, espacios culturales y hoteles con encanto

Pero más allá de sus imponentes muros de granito verde, Oaxaca es también una ciudad con una identidad cultural singular, emblemática de la mexicanidad. Para acercarse a ella, hay que tomarse el tiempo de pasear por la plaza del Zócalo, siempre invadida por niños que juegan con globos y grupos de indígenas que se manifiestan frente al Palacio de Gobierno; detenerse en el Jardín Sócrates; y recorrer los laberínticos pasillos de los mercados Benito Juárez y 20 de Noviembre, donde se amontonan decenas de especies de chiles y platos exóticos. Estas curiosidades culinarias reflejan tradiciones centenarias

Una tierra de fiestas y tradiciones

La singularidad cultural de esta región se muestra en todo su esplendor durante las fiestas populares. El 23 de diciembre tiene lugar una celebración muy especial, la "Noche de los Rábanos", durante la cual cientos de participantes presentan en el Zócalo de la ciudad de Oaxaca las figuras y personajes que han creado de... ¡Rábanos! Esta tradición, que se celebra desde 1897, tiene su origen en un mercado celebrado por los indios en el centro de la ciudad en Nochebuena. En julio se celebra la famosa Guelaguetza, fiesta que surge del sincretismo entre la fiesta católica del Corpus Christi y los ritos prehispánicos en honor a Centéotl, la diosa del maíz

En esta ocasión, representantes de las ocho regiones del estado de Oaxaca vienen a Oaxaca para presentar una muestra de su cultura a través de espectáculos de danza y música. Se trata de un colorido festival que no debe perderse

Escapadas a pueblos de la India

Hay muchas posibilidades para una escapada por la ciudad de Oaxaca. Una visita obligada es Monte Albán, la antigua capital de la civilización zapoteca, que estuvo habitada desde el sigloV a.C. hasta el IX d.C., antes de ser abandonada progresivamente en los siglos siguientes y reutilizada por los mixtecos como monumento funerario. El complejo arqueológico es majestuoso tanto por su tamaño como por su situación geográfica, que domina el valle, y se organiza en torno a una enorme plaza central. En la fachada de uno de los edificios, los zapotecos grabaron figuras que, por sus excéntricas posiciones, parecen representar bailarines, pero que en realidad conmemoran las victorias militares de la ciudad. Después de esta obligada diversión, tendrás que elegir y decidir si quieres profundizar en el conocimiento de las civilizaciones prehispánicas visitando otras ruinas; conocer más sobre la elaboración de artesanías parando en pueblos indígenas; o disfrutar de los hermosos paisajes naturales de la región. En dirección al sur, puede detenerse en el pueblo de Santo Tomás Jalieza, donde las mujeres indígenas realizan hermosos bordados con telares que cuelgan del cinturón. Al oeste de la capital se encuentra el pueblo de Santa María El Tule, famoso por su árbol milenario de ahuehuete, que tiene un tronco de más de 14 metros de diámetro; las magníficas ruinas de Mitla, con palacios adornados con ricos motivos decorativos; y Hierve El Agua, un hermoso parque natural con una cascada petrificada y varias pozas donde bañarse. La región del norte es conocida por sus bellos paisajes forestales, hogar de muchas especies de aves y mamíferos

Oaxaca, un destino costero entre el surf y el ocio

La ciudad de Oaxaca está a menos de 300 kilómetros del Océano Pacífico. Así, es fácil terminar las vacaciones con estilo, en una playa soleada, arrullado por el sonido de las olas. Los dos principales balnearios de la costa son Puerto Escondido, conocido mundialmente por la calidad de sus olas, que permite practicar el surf (se organizan allí competiciones con regularidad), y Huatulco, que cuenta con una infraestructura turística de alto nivel (hoteles de lujo, campo de golf...) en un entorno natural preservado. Más al norte, hay varios pueblecitos con un ambiente paradisíaco -Mazunte, San Agustinillo, Zipolite, Chacahua- en los que se puede dormir en cabañas con techo de palma, teniendo como únicos vecinos a las tortugas marinas que desovan en la playa

En todas partes, los paisajes son magníficos, gracias a la prolífica vegetación que crece detrás de las playas, cuyo color cambia de verde a marrón según la estación, y al mar siempre azul, donde vive una abundante fauna marina. Incluso el centro turístico más desarrollado de Huatulco ha recibido la certificación EarthCheck y Bandera Azul, señal de que sus aguas están limpias para nadar y bucear. Y como el sol está presente todo el año, puede estar seguro de que volverá bronceado Razón de más para terminar el viaje con los pies en la arena

Información útil

¿Cuándo se abre? Todo el año. El invierno en Oaxaca nunca es duro y siempre es soleado. En verano suele llover, ya que es la época de lluvias en México, pero también es cuando se celebran las fiestas de la Guelaguetza. Huatulco cuenta con 330 días de sol al año, por lo que sería un verdadero placer que lloviera todo el tiempo que estuvieras en la costa

Cómo llegar. No hay vuelos directos a Oaxaca desde Francia. Hay que hacer una escala en Ciudad de México. Desde allí, se puede llegar a Oaxaca en avión a través de las compañías locales de bajo coste (1 hora de viaje).

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