La política bajo Shinzō Abe
Desde la vuelta al poder del PLD y de Shinzō Abe en diciembre de 2012, parece estar surgiendo cierta estabilidad. En julio de 2016, la mayoría parlamentaria del Partido Liberal Democrático del primer ministro Shinzō Abe salió reforzada al ganar las elecciones al Senado por un amplio margen. En cuanto a la política de defensa, desde la década de 1960, el artículo 9 de la Constitución, que prevé que Japón renuncie a hacer la guerra y a mantener un potencial bélico, ha sido cuestionado periódicamente sin que se haya tomado ninguna decisión real. Shinzō Abe se ha apoderado del tema, proponiendo una enmienda al artículo 9 para aumentar las capacidades de autodefensa del país. El 19 de septiembre de 2015, la Dieta japonesa aprobó una serie de leyes que plasman en la legislación una revisión de la Constitución para 2020 que va mucho más allá de la participación en acciones de seguridad colectiva, especialmente bajo mandato de la ONU. Sin embargo, muchas voces se oponen a esta revisión, y la abdicación del emperador parece estar retrasando seriamente el proyecto. El 9 de junio de 2017, el Parlamento japonés aprobó una ley que autorizaba al emperador Akihito a dejar el cargo y abdicar en favor de su hijo mayor, Naruhito. Naruhito accedió al trono el1 de mayo de 2019, marcando el inicio de la era Reiwa, o "armonía ordenada". Aunque Shinzō Abe batió el récord de mayor permanencia al frente de Japón, como primer ministro, tras siete años y ocho meses, el 28 de agosto de 2020 manifestó su intención de dimitir, alegando problemas de salud. En aquel momento tenía 65 años. El 16 de septiembre del mismo año, dimitió y fue sustituido por su antiguo portavoz en el Gobierno, Yoshihide Suga, tras unas elecciones de emergencia. El 4 de octubre de 2021 fue elegido un nuevo Primer Ministro, Fumio Kishida. Un año después, el 8 de julio, Shinzō Abe fue asesinado en un mitin electoral en Nara.
Política actual
Desde el asesinato de Shinzō Abe, la política japonesa ha experimentado una importante agitación. Bajo el liderazgo de Fumio Kishida, el Gobierno ha tratado de mantener la estabilidad al tiempo que respondía a retos crecientes como el envejecimiento de la población, la seguridad económica y el aumento de las tensiones geopolíticas en la región Indo-Pacífica. El legado de Abe, marcado por su ambicioso programa económico apodado "Abenomics " (contracción de Abe y economía) y su visión de un Japón más asertivo en la escena internacional, sigue influyendo en los debates políticos. Sin embargo, los escándalos de corrupción (incluido un reciente escándalo de financiación política del PLD) y las críticas a la gestión de ciertas políticas sociales han debilitado el apoyo público al PLD, haciendo incierto el futuro político del país. En 2024, Shigeru Ishiba sustituye a Fumio Kishida.
Economía
Tras sufrir una recesión de 2008 a 2012, el periodo de su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, Japón ha pasado a disfrutar de varios años favorables, registrando incluso un superávit en 2015 y 2016. Este crecimiento se produce en un contexto de medidas de estímulo conocidas como "Abenomics". La tercera economía mundial disfruta de su periodo de crecimiento más largo en treinta años. El IVA, que pasó del 5% al 8% en 2014, y los desorbitados costes de la catástrofe de Fukushima, han lastrado las previsiones de recuperación. Eso ya es agua pasada, pues las exportaciones aumentaron un 11,8% en 2017, impulsadas por la maquinaria, los semiconductores, los automóviles y la caída del petróleo y el yen. Ese mismo año, la economía japonesa creció un 1,6% (en lugar del 0,9% de 2016). En julio de 2017, Japón firmó un ambicioso acuerdo de libre comercio con la UE. Sin embargo, el impulso se está ralentizando, y se espera que el crecimiento retroceda al 0,9% en 2018 y 2019 (en lugar del 1,5% previsto anteriormente). En cuanto a la tasa de desempleo, sigue siendo baja en un momento en que el país se enfrenta a una escasez de mano de obra en muchos sectores. El1 de octubre de 2019, el impuesto japonés sobre el consumo subirá del 8% al 10%. En 2020 se produce un repunte sin precedentes con la pandemia de coronavirus. Se pone en marcha un colosal plan de ayuda a empresas y particulares. Covid-19 provoca un desplome del PIB del país en el segundo trimestre de 2020 (7,8% respecto al trimestre anterior). Fue la mayor caída registrada desde que se introdujeron datos similares en 1980. El PIB repunta a finales de año con una recuperación mayor de lo esperado. Como en muchos otros países del mundo, las "secuelas" del coronavirus prometen ser cruciales para la recuperación económica de Japón. Además, el país se enfrenta a una escasez de mano de obra. Según una encuesta realizada en 2019 por el Ministerio de Economía, Comercio Exterior e Industria de Japón, el 61% de los konbini afirmaron sufrir escasez de mano de obra, frente al 22% de 2014. Estos minimercados son un buen barómetro para juzgar la tendencia. Por ejemplo, las tiendas y franquicias tienen actualmente dificultades para contratar nuevo personal dispuesto a trabajar de noche por poco más de 8 euros la hora. Esta escasez de mano de obra es un grave problema social. Por ello, no es raro encontrar hoy en día, sobre todo en las grandes ciudades, empleados de origen extranjero, a menudo del sudeste asiático, trabajando en las cajas. Desde 2020, la economía japonesa ha estado marcada por retos estructurales y cíclicos. La pandemia del Covid-19 desencadenó una recesión, con trastornos en el comercio, el turismo y el consumo interno. Las medidas de estímulo, que combinan gasto público y políticas monetarias acomodaticias, han apoyado la recuperación, aunque sigue siendo frágil.El envejecimiento demográfico sigue pesando sobre la mano de obra y la demanda interna, mientras Japón se esfuerza por diversificar sus cadenas de suministro ante las tensiones comerciales mundiales. Al mismo tiempo, las iniciativas relacionadas con la transición energética y la innovación tecnológica pretenden revitalizar la economía a largo plazo. En 2025, Japón navega por una zona económica turbulenta, marcada por temblores vinculados a los derechos de aduana recíprocos impuestos por Donald Trump, una inflación persistente que lastra el poder adquisitivo, un yen débil y una subida significativa del precio del arroz, el alimento básico del país.
Turismo
Tras unos años positivos, el sector turístico sufrió un terrible revés tras la catástrofe del 11 de marzo de 2011. Aún más que el tsunami, el accidente de la central nuclear de Fukushima tuvo un efecto devastador en el turismo. Los turistas desertaron de Japón durante unos años, para volver en gran número en 2013. Las numerosas regiones que no se vieron afectadas por la catástrofe intentan mostrar sus tesoros participando en numerosas ferias internacionales y comunicándose de forma más agresiva. El norte de Honshu, por desgracia, atraviesa una fase larga y difícil en cuanto a actividad turística. Japón, que pretendía alcanzar el hito simbólico de los 20 millones de turistas antes de los Juegos Olímpicos de 2020, lo logró en 2016. Incluso superó la barrera de los 30 millones en 2018, y de nuevo en 2019. Era natural que el Gobierno se fijara el objetivo de 40 millones de visitantes extranjeros para 2020, con los Juegos Olímpicos en el punto de mira. Por desgracia, la pandemia, el aplazamiento de los Juegos hasta 2021 y el cierre de las fronteras japonesas para contener la propagación del virus echaron por tierra cualquier esperanza de batir un récord histórico. A finales de 2021, la vida cotidiana japonesa volvió a una apariencia de normalidad. Pero las variantes seguían pesando sobre la reapertura de las fronteras, que una vez más permanecieron herméticamente cerradas. 2022 fue por fin el año de la reapertura del turismo en el archipiélago... un sector que desde entonces marcha de maravilla. Por ejemplo, según la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO), el número estimado de viajeros internacionales en marzo de 2025 fue de 3.497.600 (+13,5% respecto a 2024). Por tanto, el sector turístico japonés sigue creciendo, con previsiones aún más elevadas: se espera que el número de visitantes internacionales supere los 40 millones en 2025. Esta previsión se basa en un récord ya alcanzado en 2024, con 36,9 millones de turistas recibidos.
Medio ambiente
La cultura japonesa presta mucha atención a la lucha contra el despilfarro y a vivir de forma sencilla, sin objetos superfluos, lo que facilita el despliegue del planteamiento de "residuo cero" promovido en el país. Pero el consumo de plástico, sobre todo para envases, sigue siendo muy elevado. Los konbini están llenos de plástico, y los productos de comida para llevar que lo consumen pululan por las estanterías. Por eso, algunas tiendas han empezado a optar por envases de papel para ciertos platos a base de arroz. Sólo la tapa es de plástico, lo que reduce el uso de este material en un 40% aproximadamente. La pandemia de coronavirus ha disparado las ventas de comida para llevar y, por tanto, el consumo de plástico. El 26 de octubre de 2020, Suga Yoshihide confirmó que Japón se había fijado el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. El 24 de agosto de 2023, Japón comienza a verter las aguas tratadas de la central nuclear de Fukushima Dai-ichi, a pesar de la fuerte oposición de China y las preocupaciones expresadas por los pescadores japoneses.
Tōhoku desde 2011
Desde el 11 de marzo de 2011, Tōhoku, la región duramente golpeada por el terremoto, el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima, ha emprendido un largo camino de reconstrucción, marcado por notables avances y persistentes desafíos. Catorce años después del triple desastre, los esfuerzos de reconstrucción han restaurado casi todas las infraestructuras públicas dañadas, incluyendo la reapertura total de la línea JR Jōban en 2020 y de la autopista Tōhoku Chūō en 2021. La agricultura y la pesca, sectores clave de la economía local, también han recuperado gran parte de su capacidad, con el 95% de las tierras de cultivo rehabilitadas y el 98% de las instalaciones de producción de marisco reabiertas. Sin embargo, sigue habiendo problemas. La población sigue desplazada, principalmente debido a la contaminación radiactiva en torno a la central de Fukushima Dai-ichi. La recuperación económica es desigual: aunque la agricultura y la pesca se están recuperando, al sector industrial le está costando volver a su nivel anterior a la catástrofe: el 45% de las empresas afectadas no han recuperado su plantilla anterior al 11 de marzo. En el frente medioambiental, la gestión del agua radiactiva tratada sigue siendo un tema delicado. La decisión de verter esta agua tratada en el océano Pacífico está causando preocupación entre las comunidades locales y los países vecinos.
A pesar de estos desafíos, Tōhoku encarna una notable capacidad de recuperación. Iniciativas culturales, como el Festival de Arte Renacido y el Sendero Costero Michinoku, simbolizan o han simbolizado el renacimiento de la región, combinando el trabajo de la memoria, el arte y la naturaleza para fortalecer los lazos comunitarios y atraer visitantes. En 2025, Tōhoku sigue reconstruyéndose, impulsado por la determinación de sus gentes y el apoyo nacional e internacional, sin dejar de estar alerta ante los retos que se avecinan.