Guía de viaje Marienburg

Fundada en 1745 por María de la Jaille, Mariënburg cambió varias veces de propietario y también produjo café en el siglo XIX. En 1882, la plantación fue incluso abandonada, antes de ser comprada por la empresa holandesa Nederlandsche Handel-Maatschappij (NHM). NHM quería instalar aquí una gran fábrica central: incluso se creó un ferrocarril de 12 km para transportar la producción desde las plantaciones de los alrededores. Fue el primer ferrocarril de Surinam. El 23 de octubre de 1882, la fábrica de azúcar estaba finalmente lista. Más tarde, uno de los molinos se derrumbó, por lo que toda la operación dejó de ser rentable. Hubo que plantar caña de azúcar en la propia Mariënburg. En 1890, NHM contrató a trabajadores javaneses de las colonias holandesas de las Indias Orientales. También trabajaban indostanes de la India británica. El 2 de julio de 1902 estalló una huelga debido a los bajos salarios que pagaba NHM: el director, James Mayor, fue perseguido y asesinado por los trabajadores. El ejército colonial disparó contra los huelguistas, causando una veintena de muertos y 39 heridos. El 30 de julio de 2006, el vicepresidente Ramdien Sardjoe erigió un monumento en su memoria.La plantación también producía ron y tenía una refinería desde 1957. En 1964, la planta fue vendida a NV Rubber Culture Society Amsterdam, pero cerró 22 años después. En 1980, era la última fábrica de Surinam que seguía en funcionamiento, y la plantación dio nombre al famoso ron blanco surinamés. Hoy en día, la plantación y la fábrica ya no existen, pero la zona atrae a muchos turistas. Algunos trabajadores indostanes y javaneses han trabajado allí toda su vida y aún viven allí: un encuentro de lo más interesante. Le ofrecerán una visita por la antigua plantación y le contarán todo sobre las condiciones de la época, haciendo que la fábrica resurja de sus cenizas.Así que, aunque hoy sea una pequeña ciudad de poco más de 4.000 habitantes y sea posible recorrerla en un día, también puede ser agradable pasar allí la noche para disfrutar de la paz y la tranquilidad del lugar y comprender la historia que allí pudo reinar. La naturaleza ha reclamado sus derechos sobre los terrenos industriales, y el aspecto "urbex" confiere un encanto especial al lugar.