CASTILLO DE LA GLORIETA
Este palacio ofrece una verdadera muestra de la arquitectura ecléctica europea de finales de siglo
Don Francisco de Argandona y su esposa pertenecían al círculo de ricos industriales mineros que habían hecho fortuna en el apogeo de la edad de la plata. La familia Argandona realizó numerosos viajes a Europa y, hacia 1900, recibió del Papa el título de Princesa de la Glorieta para su esposa Doña Clotilde. La pareja pidió al arquitecto Camponovo que dibujara el plano de su residencia llamada la Glorieta.
Este palacio ofrece una verdadera muestra de la arquitectura europea ecléctica de finales de siglo. Demuestra que sus propietarios sucumbieron a los encantos de los más diversos estilos. Por ello, la Glorieta forma un conjunto heterogéneo, en el que cada parte muestra un estilo diferente. De izquierda a derecha, se puede ver una torre octogonal románica, un cuerpo bizantino de dos pisos y un portal árabe con arcos de medio punto. Un palacio florentino del siglo XV se alza en la esquina del edificio principal, flanqueado por una capilla coronada por un campanario de estilo gótico. Tras una sucesión de cinco fachadas holandesas, el conjunto termina con una larga galería inspirada en el Renacimiento francés. La tarea de Camponovo exigió un verdadero tour de force, ya que se le pidió que reuniera la historia de la arquitectura en un solo palacio. Paradójicamente, el edificio presenta una cierta unidad (en su diversidad) que hace que el conjunto sea bastante agradable. La decoración, que toma prestados sus elementos del gusto francés, es digna de los palacios europeos de finales del siglo XIX.