IGLESIA Y CONVENTO EL CARMEN BAJO
Un yacimiento cuyos tesoros patrimoniales han permanecido ocultos durante muchos años
La historia de este lugar se remonta a 1705, cuando la comunidad carmelita emigró a Quito tras evacuar su sede en Latacunga, donde se había establecido en el siglo XVI. El traslado a la capital de la entonces Real Audiencia de Quito se debió a la destrucción del templo por el violento terremoto de 1698 que asoló la citada ciudad andina. El obispo Paredes impulsó la construcción de la iglesia en el lugar que hoy ocupa. La construcción se prolongó desde 1706 hasta 1745 y terminó en el Carmen Bajo de hoy.
En las puertas de madera de la fachada, muchos estudiosos encuentran trazos moriscos e indígenas y en el retablo mayor, donde se encuentra el altar mayor, aparece de forma destacada la Virgen del Carmen. Según los documentos históricos, la esfinge fue esculpida por la madre María Magdalena Dávalos y Larráspuro, considerada una de las pocas mujeres artistas de la época colonial en Quito. Hay que recordar que el tesoro patrimonial de este yacimiento estuvo oculto durante muchos años hasta que en 2018 se decidió mostrarlo para que el público pudiera apreciarlo en toda su dimensión. Durante la celebración del 350 aniversario de la fundación de la Orden de Monjas Descalzas de la Santísima Virgen María del Carmen, una orden contemplativa, en septiembre de 2019, las monjas han organizado finalmente una visita única al sótano del claustro, con el fin de involucrar a todos los habitantes de Quito en su conservación.