MONASTERIO FORTIFICADO DE AKHTALA

El Monasterio de Akhtala es tan interesante por sus edificios religiosos como por la muralla de la fortaleza que los protegía, que es un raro y bien conservado ejemplo de la arquitectura militar armenia. Construidas por los príncipes kiurikianos a partir del siglo X, las murallas, atravesadas por ventanas y aspilleras, han conservado sus almenas en algunos lugares; están defendidas por unas diez torres redondas, y la entrada principal está dominada por una gran torre de vigilancia medio colapsada.

La Iglesia de Santa Madre de Dios (Sourp Asdvadzadzine), situada en el corazón de la zona llana donde se encuentra la ciudadela, es un elegante edificio del siglo XIII construido por orden del príncipe Ivané Zakarian, y lleva la huella evidente de la influencia georgiana. La iglesia tiene una rica decoración tallada en sus fachadas, con columnas con arcos trilobulados que rodean las ventanas, o grandes cruces incrustadas en las fachadas laterales cinceladas con motivos geométricos. La fachada está precedida no por un nártex sino por un porche-galería con tres arcos. El interior está decorado con magníficos frescos de colores brillantes de estilo bizantino, que llevan la impronta del calcedonismo en las regiones que gravitaban en la órbita de la Georgia ortodoxa. Las escenas de los Evangelios, especialmente en el ábside, han conservado los brillantes tonos azules que son la característica dominante de estos murales.

Peregrinación. Los días 20 y 21 de septiembre, el Monasterio de Akhtala atrae a peregrinos, en su mayoría georgianos, pero también griegos (cuyos antepasados, que fueron llamados a trabajar en las cercanas minas de cobre a finales del siglo XVIII, solían rezar en el Monasterio de Akhtala); además de estos peregrinos ortodoxos, el monasterio también atrae a peregrinos armenios. La localidad de Akhtala organiza un festival cultural en esta ocasión.

Festival de Khorovadz. Un evento mucho más secular, dedicado a los alimentos típicos de la tierra armenia, el khorovadz, este festival, creado en 2008, se ha convertido en una verdadera institución y cada año, a principios de septiembre, atrae a un número cada vez mayor de personas deseosas de ver a los líderes de Armenia y de los países vecinos enfrentarse en duelos de pinchos en la suntuosa decoración del monasterio y de las montañas circundantes, con danzas y música. Porque más allá de la competición culinaria, orquestada por un jurado que otorga un premio al cocinero más talentoso, este festival es uno de los grandes eventos folclóricos de Armenia.