PARQUE NACIONAL Y CASTILLO DE GLENVEAGH
Visite el parque y descubra un notable castillo, la mayor manada de ciervos de Irlanda, magníficos jardines, etc.
Una visita al Parque Nacional de Glenveagh es a la vez abstracta y mágica, organizada y mágica al mismo tiempo. Una vez pasada la verja y el Centro de Visitantes (que ofrece abundante información sobre la flora y fauna del parque), un minibús de pago le lleva al castillo por la orilla de Lough Veegh, el mayor de los lagos de la cuenca de Burrishoole, formada por siete lagos y tan bien protegida que parece artificial. Hermosos bosquecillos malvas salpican las colinas circundantes. También puede optar por un paseo de 4 km, de unos 40 minutos de duración, desde el aparcamiento hasta los magníficos terrenos del castillo. Se llega así al castillo, construido a partir de 1870 por John George Adair, que expulsó a más de 200 granjeros arrendatarios en 1861, un año extremadamente duro, para apoderarse de sus tierras. Los jardines de rododendros, creados por su esposa, la Sra. Adair, son una delicia de orden y desorden, olores y colores. El punto culminante de la visita es la subida -porque esa es la palabra que hay que utilizar- hasta el mirador. La vista a vista de pájaro de las entrañas del castillo y la cinta brillante del lago son la postal más bella que se pueda desear. El Parque Nacional, de 16.540 hectáreas, alberga también muchos otros tesoros, como la mayor manada de ciervos de Irlanda. El Centro de Visitantes ofrece información para quienes deseen practicar senderismo en el corazón de este paraje suntuoso y virgen, donde no está permitido acampar.