Manif d'art 11 - La bienal quebequense se inspirará en el invierno canadiense y en el sueño de la tierra para analizar el sueño humano y explorar los múltiples matices de la vigilia. Momentos de latencia, transición y pausa, la estación fría y el sueño tienen en común que suspenden la productividad y se resisten a los principios de explotación de los cuerpos y los recursos. La regeneración de los organismos vivos depende de estas alternancias diarias o estacionales, cuando las distintas especies y su entorno pueden entrar en correspondencia, y también de la escucha y la atención al conocimiento de uno mismo y a las interacciones con otras formas de vida. Porque libera fuerzas interiores incontroladas y a veces decisivas, porque altera nuestros reflejos y modifica nuestras percepciones, el sueño tiene la capacidad de modificar nuestra aprehensión del mundo.

Los ritmos biológicos de actividad y descanso tienen una historia social y política: la duración y la estructura del sueño han sido moldeadas por normas sucesivas. Desde la era industrial, el sueño ha sido una cuestión política porque nos convierte en ociosos, como demuestran los esfuerzos del capitalismo por garantizar que el beneficio y la eficiencia reinen día y noche. La modernidad quiere que el cuerpo se "recicle" por la noche. El mundo contemporáneo cultiva y explota la ideología de los trastornos del sueño. Mientras tanto, los más indigentes duermen al aire libre en las metrópolis del mundo.

Las exposiciones son situaciones que despiertan y fomentan múltiples regímenes de atención. Los procesos artísticos pueden provocar asombro, encuentros y desencuentros inesperados, animándonos a replantearnos nuestras percepciones, nuestras certezas y las jerarquías que nos rigen. El itinerario evocará lugares fructíferos de atrincheramiento, como dormitorios y camas donde abandonarnos y reencontrarnos; casas y madrigueras donde refugiarnos y encontrar a otros; escondites y retiros propicios a situaciones de resistencia y observación; salas de proyección. También hablaremos de cómo superar el frío extremo y de las prodigiosas estrategias vegetales de supervivencia.

Vigilias, meditaciones, breves divagaciones: los sopores parciales irrigan nuestros días y nos ofrecen momentos de percepciones cambiadas, pensamientos discordantes, la latencia de nuestros juicios. Los artistas nos recuerdan que estos momentos son fortalezas. Mejorarán nuestras formas de vivir y cohabitar en un planeta del que no somos ni los dueños ni los únicos sujetos.


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