CUEVA DE TITO BUSTILLO

Tras la última glaciación, las costas de Asturias ofrecían unas condiciones de vida favorables a los grupos de humanos que, en los valles que desembocaban en el mar, podían beneficiarse del agua que bajaba de los glaciares de la cordillera Cantábrica, y vivir así de la pesca fluvial, pero también de la caza, ya que todos los animales seguían los ríos para beber. Renos, búfalos, osos, caballos... todos eran un alimento potencial. Se estima que hace de 10 a 18000 años casi todos los valles entre el mar y los primeros contrafuertes de la cordillera Cantábrica estaban habitados.

Así pues, no es de extrañar que en esta zona se hayan localizado muchos ejemplos de arte rupestre, aunque el cambio de nivel del mar ciertamente se ha tragado un gran número de cuevas.

La cueva de Tito Bustillo es un ejemplo perfecto. Situada en el macizo de Ardines, justo en la desembocadura del río Sella, forma parte de un paisaje cárstico excavado por el río San Miguel, que todavía recorre toda la longitud de la cueva pero a un nivel inferior.

La cueva fue descubierta en 1968 por un grupo de estudiantes de espeleología y lleva el nombre de uno de ellos, que falleció unos días después del hallazgo mientras exploraba otra cueva. En un principio exploraron toda la galería principal sin detectar la presencia de pinturas y grabados. Solo al final de la cueva, dando la vuelta por una galería anexa, descubrieron las ahora famosas vulvas, y repitieron el recorrido para darse cuenta de que habían pasado sin darse cuenta junto al grupo de pinturas y grabados rupestres más importante de la región. Hay un recubrimiento policromo del magdaleniense que es uno de los dos únicos visibles para el público en general (el otro está en Francia, en Les Eyzies).

La cueva tiene una gran galería principal, de setecientos metros de longitud, cuya entrada se encontraba frente al actual acceso, construido artificialmente para las visitas turísticas. Por lo tanto, tomará el camino opuesto al que usaban los cavernícolas que decoraron las paredes de la cueva.

Puesto que el descubrimiento de la cueva es relativamente reciente, es necesario esperar a nuevas campañas de excavaciones para conocer con precisión su historia más antigua. El suelo, en algunos lugares, está repleto de huesos, pedernales tallados y otros restos que dan testimonio de varias fases de ocupación, pero se necesitan más fondos para continuar con las investigaciones.

La juventud del descubrimiento, debido al deslizamiento de tierras que durante miles de años ocultó totalmente el acceso a la cueva, tiene una ventaja: las pinturas y los grabados están mucho mejor conservados que en otras cuevas de la misma época. Sin embargo, las dificultades de acceso a algunas de las galerías laterales hacen imposible su visita. De todas formas, podrá visitar la cámara de las vulvas, dibujos en los que los especialistas quieren ver la representación de sexos femeninos, el gran caballo morado o una roca tallada en forma de búfalo. El gran panel principal policromado es testigo de la diversidad de períodos y técnicas utilizadas en los dibujos de la cueva. Decenas de animales, principalmente caballos, pero también ciervos y renos, se superponen a ambos lados de una galería. Algunos están grabados, otros dibujados con líneas y otros con puntos.

Inaccesible al público, la sala antropomorfa esconde una de las raras representaciones de formas humanas. Se puede ver una réplica en el Centro de Interpretación.