Restaurante en un entorno refinado que ofrece cocina de estilo cantonés.
En el origen hay el Shangri-La, un hotel de lujo situado en una mansión de las más fastuosas. En 2011 se ofrece una mesa donde se encuentra la cocina de moda cantonesa: el Shang Palace. Desde enero de 2015, Samuel Lee Sum está al mando de la cocina. Originario de esta región del sur de China, ha construido una carta bastante personal que varía en función de las estaciones. ¿Sus recomendaciones? Una hilera de pollo y pomelo o una sopa de codorniz con bambú y champiñones negros. Algunos platos firma completan el conjunto, a imagen del «caldo de ave, cerdo y marisco con hierbas chinas y vino de arroz de Hua Diao», o del «pollo del mendigo asado con hojas de loto y cocinado en corteza de arcilla», así como del «pollo cocido con corteza de sal y flamenado en sala al alcohol» de rosa». El entorno es perfectamente digno del establecimiento, refinado y acogedor. Aquí, nos encontramos a años luz del cliché repetido por todas partes en las direcciones chinas. Por supuesto, hay algunos detalles para recordarnos el Extremo Oriente, pero están salpicados de paneles de onyx o de toques más modernos. Prueba de esta discreción, las mesas simplemente están manchadas de blanco. En cuanto al servicio, está más bien borrado.
Je pense que je viendrais pour tester le canard pekinois