HOTEL KAMPALA SERENA
El antiguo Nile Hotel —de triste memoria, ya que fue lugar de interrogatorio y tortura en la primera parte de los años 1980 después de haber sido el marco de recepciones bajo Idi Amin Dada— fue retomado por el grupo del Aga Khan y reabrió sus puertas en 2006 tras una formidable restauración que costó varias decenas de millones de dólares americanos. El resultado es espectacular y el hotel es uno de los más lujosos del país. Totalmente desconocido, el edificio, escondido en un exuberante jardín de seis hectáreas, recuerda hoy a un gran palacio marroquí con su fachada ocre incrustada de columnas. En el interior, renombrados artístas sudafricanos han diseñado réplicas de objetos de arte africano para amenizar el vestíbulo de entrada. Las habitaciones son una maravilla de confort. Son luminosas y espaciosas, con bonitos muebles de madera, y presentan un estilo contemporáneo mezclado con algunas influencias étnicas. Son preferibles las que dan al jardín para disfrutar de las vistas y del concierto que ofrecen por las noches las ranas de los estanques donde prosperan los nenúfares. A pesar de su desmesura, el Serena solo cuenta con 188 habitaciones y conserva cierta intimidad. El servicio es impecable y el personal muy acogedor. El hotel cuenta con varios bares y restaurantes. También hay una bonita tienda de recuerdos, un instituto de belleza, un spa, un gimnasio... y sobre todo una fabulosa piscina. Los bufés del desayuno son muy copiosos. ¡Es difícil imaginar que uno pueda entrar en Uganda!