FRSAN PALACE HOTEL * * * *
Nos gusta el Frsan Palace por su extravagante kitsch. Enciende de mil luces por la noche, su fachada se ve desde lejos. Una vez en el hotel, sin duda, estamos en Oriente Próximo: el oro está en todas partes, el mármol es educado como un espejo y las estatuas de pura sangre árabe son de plata. Sigue la alfombra roja para encontrar el ascensor y disfrutar de la habitación. Las 96 son tan lujosas como el vestíbulo. Amplias y cómodas, están decoradas al gusto del país, es decir, de forma exuberante. Hay numerosos restaurantes disponibles: algunos proponen una cocina internacional, otros de los sabores más locales, con una preferencia por el Dar Fez, que hace honor a la cocina marroquí. Hay un bar filipino que ofrece música en directo todas las noches. Para ponerte de todo esto, dirígete al spa donde podrás disfrutar de numerosos tratamientos, como masajes o hammams. Para los deportistas, una sala ultramoderna está abierta las 24 horas. Para concluir su estancia, podrá disfrutar de la piscina, con unas vistas impresionantes a toda la ciudad.